viernes. 29.03.2024

A la vergüenza le sigue la sinrazón

El pasado 3 de octubre los medios de comunicación de todo el mundo dieron cuenta con inmensa alarma de la muerte de más 200 inmigrantes...

El pasado 3 de octubre los medios de comunicación de todo el mundo dieron cuenta con inmensa alarma de la muerte de más 200 inmigrantes que murieron frente a la isla de Lampedusa. El hecho de que el barco hubiera zarpado de las costas de Libia o la nacionalidad desconocida de los náufragos… pasó desapercibido. Menos aún de la responsabilidad de Europa y EEUU en la situación de inestabilidad, conflicto y pobreza de África.

Se habló mucho de las mafias que trafican con seres humanos, otra lacra que se añade a la desgracia de las personas que huyen del continente africano por pobreza o por los conflictos. Dichos conflictos más cruentos en estos últimos años han sido causados por los intereses particulares de otros Estados de la UE y de EEUU.

Sin embargo, nos perdemos en las condolencias y en las falacias de una Europa que ha claudicado y que ha cambiado el principio de solidaridad y de acogida por el de interceptación e impedimentos a la solicitud de asilo fuera del viejo continente. Si quieren disfrutar de este derecho, los migrantes deben estar en territorio europeo. De esta manera fuerzan a las víctimas a caer en manos de los traficantes, pues la mayoría de quienes pueden llegar son potenciales refugiados, han sufrido torturas o padecen persecución.

Si de verdad preocupara el derecho a la vida de la humanidad y si les avergonzara tanto, harían una interpretación justa del derecho de asilo, permitirían que potenciales refugiados hicieran su solicitud de asilo en las embajadas presentes en ese Estado, evitando la trágica travesía  para alcanzar la protección internacional, sabiendo que sólo serán liberados por la muerte en el mar.

La verdad sobre el régimen de Gadafi

Por poner el ejemplo de España: la legislación de asilo desde 2009 aun no cuenta con un reglamento y sería una quimera que planteara esto. Tampoco la gente sabe que la UE exigió a los países del Tratado incluir en sus códigos penales como delito “el socorro”, cambiando de principio antes era delito la omisión del deber de socorro, ahora será delito socorrer, haciendo el énfasis si ello ocurre en alta mar, lo considerarán inmigración clandestina. Así varios náufragos sobrevivientes han narrado cómo barcos cercanos se niegan a ayudar y salvarles la vida.

Pero volvamos a las causas más recientes de lo que pasa en África, para salir del cinismo de la caridad europea, porque el silencio es parte del régimen de confusión e ignorancia al que nos quieren someter. Hay que denunciarlo: no se puede contemporizar con tanta vileza y despropósito. En octubre de 2011, en Libia, cayó el régimen Gadafi, quien fue asesinado. Libia contaba con el índice de desarrollo humano más alto de África, con derechos sociales como medicina universal y gratuita, impulsó la educación y la vivienda –hechos reconocidos por Naciones Unidas– con más de dos millones de inmigrantes que trabajaban en su territorio.

¿Cuál fue fue su error entonces? Los poderosos lo condenaron a desaparecer como Estado cuando pensó en crear una moneda para toda África que sí contaba con el respaldo en oro. “Dinar de oro”   para dar independencia a África. ¿A quién afectaba esta medida? Al poder occidental.

Por eso Francia fue la primera que reaccionó y luego le siguió Estados Unidos. Lo que pasó lo sabemos, lo mostraron intensamente para dar ejemplo. A quien quiera rebelarse… ya sabe lo que le pasará.  Bombardearon día y noche Libia y todo fue arrasado por la OTAN: su infraestructura de educación, de salud, centrales eléctricas; y los/as libios/as que protestaban y se movilizaban reducidos, criminalizados y sometidos a las violaciones de los derechos humanos. Los bancos fueron asaltados,  el dinero y toneladas de oro robadas. Hoy están planteando dividir el territorio en tres países y mientras se benefician de la explotación del petróleo que se lo reparten entre Francia y Reino Unido, España miembro del OTAN también participó.

El resultado: un colapso en la región. Los inmigrantes han tenido que volver a sus países, por ejemplo Egipto tenía más de un millón trabajando en Libia. Europa ya tiene un gobierno títere, un territorio inestable desde el que intervienen en otras zonas de la región, todo para lograr arrancar los recursos que necesita occidente en un consumo insostenible. Lo precisa para saquear y si es necesario recurrir a la guerra y el caos… se hace. El colonialismo en África no ha terminado. Por eso al mundo le suena a cinismo sus condolencias en funerales colectivos de potenciales refugiados.

Las vallas de la vergüenza

España no está al margen de ello. La Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo (AECID) a través del Programa Masar (Programa de acompañamiento a los procesos de gobernanza democrática en el Mundo árabe). Todo un eufemismo, para contribuir a estos conflictos que financian algunas instituciones norteamericanas, como la USAID  y otras fundaciones norteamericanas, que además de las primaveras y revoluciones trabajan con quienes desestabilizan hoy a Siria. Por su parte, la cooperación internacional para el desarrollo desaparece. Por eso la ciudadanía europea no debe extrañarse de que en su huida los africanos piensen en Europa.

En los seis primeros meses de este año España ha recibido 2.500 solicitudes de asilo político de malienses y sirios. Por si no fuera suficiente ahora se plantea en Melilla por parte de su actual representante gubernativo, Abdelmalik El Barkani, del PP, colocar el alambre destructor en la valla doble metálica que separa Marruecos de territorio español. Esto fue usado en las guerras mundiales para frenar el paso de las tropas enemigas y, utilizado en los perímetros de seguridad de algunas cárceles y en el muro israelí en Cisjordania.

Ya lo usaron en Melilla durante muchos años antes de 2007, fue el Defensor del Pueblo, en su informe anual, en 2005 que anunció con “grave preocupación”  en su visita a la valla de la vergüenza, donde apreciaba el despliegue de concertinas formadas por alambre de cuchillas que ponían “en serio riesgo la vida y la integridad de las personas”, ya que su principal efecto práctico sería causar “daños corporales a aquellas personas que intentaran traspasar las vallas”. Permanecieron dos años más y en octubre de 2007, el delegado del Gobierno, el socialista José Fernández Chacón, anunció su retirada definitiva. Consideraba este sistema “muy lesivo”, muchos cientos de heridos graves intentándola saltar se habían producido, más valía tarde que nunca. Se instalaron otras medidas menos lesivas y más seguras.

Ahora, en 2013, se volverá a llenar de cuchillas en la parte superior de las vallas que separan África de una Europa indolente y con mala conciencia, que con una mano da, lo que quita con otra. Creyendo que de esa manera se podrá dificultar la entrada irregular de inmigrantes y refugiados.

A la vergüenza le sigue la sinrazón