viernes. 29.03.2024

Una Reforma contra la democracia

La reforma laboral que ha sido presentada por el Gobierno, es uno de las mayores agresiones a la democracia y a lo que ha sido el consenso Constitucional. Los sindicatos, junto a los partidos políticos, han sido la base de la democracia durante estos años.

La reforma laboral que ha sido presentada por el Gobierno, es uno de las mayores agresiones a la democracia y a lo que ha sido el consenso Constitucional. Los sindicatos, junto a los partidos políticos, han sido la base de la democracia durante estos años.

La reforma que se nos presenta, a parte de cercenar los derechos de los trabajadores recogidos en el Estatuto del Trabajador poniendo en cuestión derechos tan básicos como la indemnización en caso de despido, o la absoluta discrecionalidad por parte de los empresarios a la hora de decidir cuestiones que hasta ahora tenían algún tipo de garantía jurídica, es la mayor agresión al papel de los sindicatos como parte fundamental del entramado constitucional. La Constitución en su Titulo Preliminar en su punto 7 recoge el papel de los sindicatos con el mismo rango que los partidos políticos. Ese papel no solo se lo reconoce la Constitución sino que lo han demostrado con compromisos fundamentales en el desarrollo democrático de este país. Es bueno recordar el papel que los sindicatos asumieron con los Pactos de la Moncloa, con los sucesivos acuerdos para el mantenimiento del sistema publico de pensiones, acuerdos por el empleo etc.

Pero hay algo que en esta Reforma queda absolutamente claro y es la desaparición de los sindicatos en lo que es su razón de ser y para lo que nacieron en el siglo XIX, es su papel en la negociación colectiva. Con la Reforma desaparece el papel del sindicato como interlocutor que los trabajadores han creado para su defensa, y queda en manos de los empresarios la designación de sus interlocutores en la pequeña empresa, donde el trabajador se siente mas indefenso. Nunca se puede hablar de libertad entre dos partes cuando una de ellas tiene un poder absoluto como en el caso de la negociación colectiva en el ámbito de la empresa.

Esta Reforma tiene que ser contestada con el mismo nivel de respuesta que el nivel de agresión a uno de los pilares de la democracia. Cuando se empezó con acusaciones a los sindicatos de todo tipo de irregularidades, de falta de legitimidad por parte de lo trabajadores y lindezas por el estilo, se estaban poniendo las base para acabar con el papel de los sindicatos como organizaciones y soporte de cualquier estado democrático. El Estado social de derecho no se entiende sin los sindicatos y por lo tanto no se entiende la democracia sin los sindicatos. El Gobierno cuando plantea una Reforma como esta, está poniendo en tela de juicio un pilar fundamental de la democracia. Seria bueno que algunos hicieran memoria del papel de los sindicatos a la hora de conseguir la democracia en este país. Si hay un parlamento democrático ha sido posible gracias a la movilización de esos sindicatos que ahora se ponen en cuestión. Tengamos en cuenta que hoy pueden ser los sindicatos y mañana pueden ser los partidos políticos, cuando se pone en cuestión algo tan democrático como son la financiación de las organizaciones que conforman el entramado democrático, en esa dialéctica acabarán haciendo política las organizaciones con una financiación no democrática.

Con esta Reforma nos jugamos mucho y por lo tanto la contestación tiene que ser tan contundente como su agresión.

Una Reforma contra la democracia
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