3 de septiembre de 2009, 4:32
NUEVATRIBUNA.ES - 2.6.2009
Dijo Rajoy en la entrevista que Pedro Piqueras le hizo en Tele 5 que la culpa de que en esta campaña no se hable de Europa la tiene Zapatero por utilizar el Falcon para ir a los mítines electorales del PSOE. Que si el presidente hubiera rectificado -¿cuantas veces dijo la palabra rectificar?- sí que se estaría debatiendo de lo que realmente importa en las elecciones del próximo domingo.
Falso. Rotundamente falso. Mariano Rajoy, con gesto imperturbable, es capaz de negar hasta la evidencia. ¿Acaso no ha sido el PP quien ha esgrimido hasta la extenuación los viajes de Zapatero en avión militar como la prueba incontestable de una supuesto conducta impropia, incluso contraria a la Ley Electoral, del inquilino de la Moncloa? ¿Es que no lo hizo este martes el propio Rajoy después de que la Junta Electoral Central le respondiera que no le atañe el uso que se haga de tales aviones? ¿No es más cierto que el Falcon ha sido su gran baza para desviar el teleobjetivo de sus propias vergüenzas, de las investigaciones por presunta corrupción que se acumulan contra políticos que llevan su misma marca política?
Pero es que, además, el medio de transporte del presidente no ha sido la única vía para desaguar detritos que han utilizado los "populares". No nos olvidemos del aborto, un asunto cuya regulación hace tiempo que está resuelta en Europa y en la que no va a repercutir para nada el resultado de estas elecciones. Claro que en este caso es de agradecer la intervención de Ia Iglesia, del cardenal Cañizares para más señas, porque nos ha permitido sacar otras cartas de la chistera y ponerlas sobre la mesa.
No todo está perdido. Ya que parece más que improbable que a estas alturas de la campaña los candidatos se centren en temas de auténtica dimensión europea, asumamos que debemos hablar de otras cosas, por ejemplo, de modelos. De modelos ideológicos que son, en definitiva, los que marcan la forma de actuar en política y en economía.
Gracias al aborto, hemos recuperado la imagen más retrógrada y fascista del cabeza de lista del PP, Jaime Mayor Oreja. Gracias a que dijo lo que dijo para justificar al cardenal Cañizares, que "no es comparable" el caso de los abusos a menores en escuelas católicas irlandesas con el aborto porque el primero afecta a "unos cuantos colegios" y el segundo supone que "más de 40 millones de seres humanos se han destruido legalmente", hemos recordado otras afirmaciones suyas del mismo estilo que quizá algunos hubieran olvidado.
Tirando de hemeroteca, o simplemente buscando en Google, se puede rescatar la entrevista que el 14 de octubre de 2007 publicó La Voz de Galicia. El periodista preguntaba a Jaime Mayor Oreja si no considera pertinente condenar el franquismo y él respondía: "No, por muchas razones. ¿Por qué voy a tener que condenar yo el franquismo si hubo muchas familias que lo vivieron con naturalidad y normalidad? En mi tierra vasca hubo unos mitos infinitos. Fue mucho peor la guerra que el franquismo. Algunos dicen que las persecuciones en los pueblos vascos fueron terribles, pero no debieron serlo tanto cuando todos los guardias civiles gallegos pedían ir al País Vasco. Era una situación de extraordinaria placidez. Dejemos las disquisiciones sobre el franquismo a los historiadores".
El periodista replicaba que tampoco habría que criticar el nazismo o el estalinismo porque muchos alemanes y soviéticos lo apoyaron. "En la guerra hubo dos bandos y en el nazismo sólo uno", insistía Mayor. ¿Y en la dictadura?: "También hubo dos (bandos durante la dictadura), porque el franquismo fue la consecuencia de una Guerra Civil en la que hubo dos bandos. No es lo mismo que el régimen nazi, donde había un solo verdugo".
Hace unos días, el pasado mes de mayo, Mayor Oreja negaba haber dicho lo que dijo aunque no lo rectificaba e insistía en su rechazo a la Ley de la Memoria Histórica: "Eso es una tragedia para España, un país en el que tenemos el cáncer de la exageración y de odiarnos los unos a los otros". El candidato del PP recordó que él se había opuesto a dicha ley porque "con los problemas que tenemos, era un disparate, y yo puse el acento en alejarme de esa moda". "Disparate", el mismo calificativo que el líder de su partido, Mariano Rajoy, aplica a la reforma de la Ley del Aborto.
Bien, hablemos de modelos y díganme si el que encarna alguien capaz de hacer tales afirmaciones es el que les gustaría que decidiera la política europea durante los próximos años. Tampoco aquí estamos hablando de Europa pero sí de una forma de pensar, del ideario y de los principios de alguien que va a representarnos en el Parlamento Europeo: un franquista confeso y orgulloso de serlo. Votar, el domingo 7 de junio, no está libre de peligro. Pero no se asusten. En su mano está conjurarlo. Yendo a votar, claro.
Dijo Rajoy en la entrevista que Pedro Piqueras le hizo en Tele 5 que la culpa de que en esta campaña no se hable de Europa la tiene Zapatero por utilizar el Falcon para ir a los mítines electorales del PSOE. Que si el presidente hubiera rectificado -¿cuantas veces dijo la palabra rectificar?- sí que se estaría debatiendo de lo que realmente importa en las elecciones del próximo domingo.
Falso. Rotundamente falso. Mariano Rajoy, con gesto imperturbable, es capaz de negar hasta la evidencia. ¿Acaso no ha sido el PP quien ha esgrimido hasta la extenuación los viajes de Zapatero en avión militar como la prueba incontestable de una supuesto conducta impropia, incluso contraria a la Ley Electoral, del inquilino de la Moncloa? ¿Es que no lo hizo este martes el propio Rajoy después de que la Junta Electoral Central le respondiera que no le atañe el uso que se haga de tales aviones? ¿No es más cierto que el Falcon ha sido su gran baza para desviar el teleobjetivo de sus propias vergüenzas, de las investigaciones por presunta corrupción que se acumulan contra políticos que llevan su misma marca política?
Pero es que, además, el medio de transporte del presidente no ha sido la única vía para desaguar detritos que han utilizado los "populares". No nos olvidemos del aborto, un asunto cuya regulación hace tiempo que está resuelta en Europa y en la que no va a repercutir para nada el resultado de estas elecciones. Claro que en este caso es de agradecer la intervención de Ia Iglesia, del cardenal Cañizares para más señas, porque nos ha permitido sacar otras cartas de la chistera y ponerlas sobre la mesa.
No todo está perdido. Ya que parece más que improbable que a estas alturas de la campaña los candidatos se centren en temas de auténtica dimensión europea, asumamos que debemos hablar de otras cosas, por ejemplo, de modelos. De modelos ideológicos que son, en definitiva, los que marcan la forma de actuar en política y en economía.
Gracias al aborto, hemos recuperado la imagen más retrógrada y fascista del cabeza de lista del PP, Jaime Mayor Oreja. Gracias a que dijo lo que dijo para justificar al cardenal Cañizares, que "no es comparable" el caso de los abusos a menores en escuelas católicas irlandesas con el aborto porque el primero afecta a "unos cuantos colegios" y el segundo supone que "más de 40 millones de seres humanos se han destruido legalmente", hemos recordado otras afirmaciones suyas del mismo estilo que quizá algunos hubieran olvidado.
Tirando de hemeroteca, o simplemente buscando en Google, se puede rescatar la entrevista que el 14 de octubre de 2007 publicó La Voz de Galicia. El periodista preguntaba a Jaime Mayor Oreja si no considera pertinente condenar el franquismo y él respondía: "No, por muchas razones. ¿Por qué voy a tener que condenar yo el franquismo si hubo muchas familias que lo vivieron con naturalidad y normalidad? En mi tierra vasca hubo unos mitos infinitos. Fue mucho peor la guerra que el franquismo. Algunos dicen que las persecuciones en los pueblos vascos fueron terribles, pero no debieron serlo tanto cuando todos los guardias civiles gallegos pedían ir al País Vasco. Era una situación de extraordinaria placidez. Dejemos las disquisiciones sobre el franquismo a los historiadores".
El periodista replicaba que tampoco habría que criticar el nazismo o el estalinismo porque muchos alemanes y soviéticos lo apoyaron. "En la guerra hubo dos bandos y en el nazismo sólo uno", insistía Mayor. ¿Y en la dictadura?: "También hubo dos (bandos durante la dictadura), porque el franquismo fue la consecuencia de una Guerra Civil en la que hubo dos bandos. No es lo mismo que el régimen nazi, donde había un solo verdugo".
Hace unos días, el pasado mes de mayo, Mayor Oreja negaba haber dicho lo que dijo aunque no lo rectificaba e insistía en su rechazo a la Ley de la Memoria Histórica: "Eso es una tragedia para España, un país en el que tenemos el cáncer de la exageración y de odiarnos los unos a los otros". El candidato del PP recordó que él se había opuesto a dicha ley porque "con los problemas que tenemos, era un disparate, y yo puse el acento en alejarme de esa moda". "Disparate", el mismo calificativo que el líder de su partido, Mariano Rajoy, aplica a la reforma de la Ley del Aborto.
Bien, hablemos de modelos y díganme si el que encarna alguien capaz de hacer tales afirmaciones es el que les gustaría que decidiera la política europea durante los próximos años. Tampoco aquí estamos hablando de Europa pero sí de una forma de pensar, del ideario y de los principios de alguien que va a representarnos en el Parlamento Europeo: un franquista confeso y orgulloso de serlo. Votar, el domingo 7 de junio, no está libre de peligro. Pero no se asusten. En su mano está conjurarlo. Yendo a votar, claro.