sábado. 20.04.2024

Sraffa y la estructura lógica del análisis económico

Para la interpretación sraffiana de la Economía como ciencia y, en particular de la teoría clásica (Smith, Ricardo a los que agrega Marx), es preciso realizar una separación de carácter epistemológico entre dos niveles analíticos diferentes que contienen problemas también diferentes: 1) nivel lógico, constituido por relaciones de índole formal matemáticamente exactas y de naturaleza

Para la interpretación sraffiana de la Economía como ciencia y, en particular de la teoría clásica (Smith, Ricardo a los que agrega Marx), es preciso realizar una separación de carácter epistemológico entre dos niveles analíticos diferentes que contienen problemas también diferentes: 1) nivel lógico, constituido por relaciones de índole formal matemáticamente exactas y de naturaleza necesaria, es lo que el economista italiano Pierangelo Garegnani llamó “el núcleo” de la teoría; 2) nivel socio-institucional, compuesto por “aspectos” de la realidad social que no son reducibles a cuestiones de necesidad matemática, o sea que son contingentes. Para la comprensión teórica habría relaciones necesarias y relaciones contingentes para el análisis económico.

En el nivel 1) se examinan y miden: a) salario real (en términos físicos), b) volumen o cantidad del producto social, acumulación y, c) condiciones técnicas de producción (en términos físicos), son categorías dadas; En el nivel 2) se analizan las fuerzas que determinan los precios relativos y los movimientos de salarios, precios y ganancias, como resultado de las relaciones social-institucionales  en el mercado. Por supuesto que  estas fuerzas del nivel 2) en sus oscilaciones impactan sobre los datos del nivel 1) pero dado que tales efectos no pueden ser calculados con exactitud matemática se los plantea y analiza de modo separado. 

Así es como los sraffianos, digamos al menos los que integran lo que podríamos denominar el “main stream” de tal interpretación (Garegnani, Roncaglia, Pasinetti, Pivetti, Petri, Mongiovi, Lunghini, Lucarelli, Ciccone, etc.), operan con una concepción de método dual de la Economía (dicotomía analítica): al nivel 1) le cabría la denominación de Economía a secas y sería el nivel científico estricto, pues se ocupa de las cuestiones analíticas formal-cuantitativas que para ellos son fundamentales; el nivel 2) corresponde a los procesos institucionales e históricos del modo de producción capitalista que no son menos importante que los de nivel 1) pero que carecen por su naturaleza, de ser estrictas y rigurosas ante el análisis, no son cuantitativas, por lo que conciernen más a le Economía política. Esto es lo que les permite pensar las relaciones económicas del capital desde la matemática (estadísticas, análisis factorial, etc.) y no desde las relaciones de los sujetos reales en los que descansan sus vinculaciones cuantitativas. Tal modalidad está inclinada desde su concepción analítica y epistemológica  misma a otorgarle  preeminencia  a lo cuantitativo y no dependería de elección personal alguna del economista: esta actitud sería el verdadero análisis científico de la economía ya que ésta se habría convertido en una ciencia matemática.

Una vez realizada esta separación, para esta corriente, lo decisivamente importante es el nivel 1) ya que, argumentan, sin tener en claro los mecanismos que regulan precios y distribución, en economía no se podrían tocar temas tales como cambio técnico, crisis, acumulación o el proceso de trabajo. Tres aspectos importantes de la estrategia analítica de Sraffa  serían los siguientes: 1º) Interpretación de la obra Ricardo y de la teoría clásica, eliminando la lectura marginalista de Ricardo y de toda la teoría neoclásica por ser ésta una “aberración”; ) Crítica de la concepción marginalista y de la teoría del valor-trabajo clásico-marxiana como base de la teoría de los precios, y 3º) Reconstrucción o reformulación de toda la Teoría económica como si se tratara de una sola sin diferencias entre teoría burguesa clásica, teoría de Marx y marginalismo.

Sraffa rescata y reivindica el análisis económico clásico (Petty, Quesnay, Smith y el Ricardo-grano) no sólo como una modalidad analítica distinta e incompatible con la concepción marginalista sino que es una estructura analítica que se presenta como una alternativa coherente y científicamente robusta a esa ortodoxia. Sraffa, como ya lo expresé en una de mis respuestas a AMP, tenía un objetivo ambicioso y de gran importancia: reconstruir o reformular la teoría económica sin la teoría del valor de Ricardo-Marx, no obstante resaltando ante el marginalismo la validez analítica clásica y llevándola a su más alto nivel lógico riguroso como ciencia estricta. Él cree advertir que hay una lógica económica subyacente en Ricardo, cuando trata de los intercambios y de la tasa de ganancia en términos físicos (valores de uso), que es más general que la basada en el valor como tiempo de trabajo insumido en la producción.

Este proyecto implicaba superar al marginalismo y al marxismo. En los hechos esto significaba una recuperación de la teoría económica burguesa, quedando la obra de Marx como la de un epígono aventajado de Ricardo pero sin nada superior a aquél  en razón de su lenguaje retórico hegeliano (Robinson, Mongiovi, Lunghini, Mora Plaza, etc.). Aquí aparece, en mi opinión, de modo implícito el concepto que Sraffa y sus seguidores más próximos tienen de la lógica y de la ciencia: la lógica es formal y permite, hasta exige, la formulación matemática de las relaciones cuantitativas económicas; ciencia es exactitud y medición, todo lo demás es historia (instituciones, sociedad, cultura, política, clases, etc.) que no puede ser llevada a un análisis estricto y da lugar a la “economía literaria”; en rigor este ámbito es confinado por los sraffianos más bien a la Historia Económica que a la Teoría Económica aunque no lo digan ni lo piensen conscientemente así.

En “Produzione di merci a mezzo di merci”  es ostensible el modo de razonar de Sraffa supone: 1º) como dato las cantidades producidas por las diferentes ramas industriales; 2º)  como otro dato latécnica productiva; y 3º) también como dada la cantidad del producto. Aísla analíticamente como problema a ser resuelto el de la vinculación entre precios relativos y distribución del ingreso: es éste su ámbito problemático. (Vid  “Producción de mercancías por medio de mercancías” Ediciones Oikos Tau, España, Barcelona, Prefacio, p. 11).

 Lo que debe advertirse en esta concepción de la lógica como “núcleo” invariante y ámbito de vigencia de vínculos cuantitativos, que puede separarse de las instituciones sociales contingentes, consiste en que ofusca la posibilidad de pensar en una lógica como ciencia histórica,  o sea como “lógica específica del objeto específico”  tal como hube de señalar en una respuesta a AMP. El desconocimiento de esto y de su importancia para el análisis teórico en Economía Política por parte de los sraffianos, es lo que impide un verdadero campo común de discusión con los marxianos. Tan así es que  conciben la lógica como sinónimo inmediato de formalidad matematizable, incluso podrían hasta  hacer mención que hay una lógica matemática, sobre todo a partir de la obra Russell y Whitehead “Principia Mathematica”, lo que, podrían argumentar,  vuelve estéril todo debate al respecto. Y sin embargo nunca está dicha la última palabra en ciencia, sencillamente porque no existe tal cosa. A partir de la lectura estricta, filológica, de la obra de Marx, el gran filósofo italiano Don Galvano della Volpe pudo reconstruir el itinerario de la lógica como ciencia histórica desde Aristóteles, pasando por la crítica teórica del idealismo metafísico hecha por Galileo, luego en Kant, hasta llegar a la crítica de Hegel por parte de Feuerbach y Marx. (Vid “Logica come Scienza Storica”, Editori Riuniti, Roma 1969).     

 L.L. Pasinetti quizás debería ser excluido de esta concepción ya que si bien acepta la dicotomía analítica sostiene que ambos niveles deben “complementarse” para dar una teoría económica “completa”, pero siempre dando el rango de mayor y decisiva importancia al nivel 1) con lo cual no supera el paradigma establecido.   

Hay que señalar de manera enfática y curiosa que los economistas de esta corriente  utilizan mucho de las expresiones de la economía burguesa revivida por Sraffa con circunloquios del siguiente estilo: “En síntesis, “Produzione de merci  a mezzo di merci” puede ser objeto de dos lecturas: una en la cual se utilizan algunos de sus resultados analíticos para una crítica en el seno de la teoría marginalista tradicional del valor y de la distribución; y otra en la cual podemos encontrar una contribución decisiva para una reconstrucción analíticamente sólida del enfoque clásico. La distinción entre las dos lecturas está ligada al reconocimiento de la existencia de dos concepciones claramente distintas del modo de funcionar de las economías de mercado, remisibles respectivamente a los economistas marginalistas y a los clásicos”. (A. Roncaglia, “Piero Sraffa: Contribuciones para una biografía intelectual”; UNAM, 2008,  p.295)

 Se refieren a los economistas  burgueses vulgares como “economistas ortodoxos o marginalistas”; al referirse a A. Smith, D. Ricardo, T.R. Malthus e inclusive a J. Stuart Mill como “economistas clásicos” y no como economistas burgueses clásicos. En lugar de hablar de la teoría vulgar del valor, dicen “teoría marginalista tradicional del valor”. La teoría económica burguesa clásica es mencionada como “enfoque clásico”; en lugar de ser claro en su referencia al modo de producción capitalista o capitalismo, escriben “economía de mercado” y más aún llegan hasta una vergonzosa expresión como “dadores de trabajo” para referirse a los capitalistas que explotan a la clase trabajadora  (Vid G. Mongiovi, “Contribuciones…” cit. p. 411; R. Ciccone y A. Trezzini, “La teoría classica della distribuzione e dei prezzi relativi”; p. 3.  Materiale didattico Dispensa Nº 2, Gennaio 2002; Rioma Tre, Facoltà di Economia).

Así cuando hablan de que Sraffa logró una recuperación y/o reconstrucción de la “Teoría clásica”, es un modo de opacar que se trata de una recuperación y/o reconstrucción de la economía burguesa clásica, y si precisáramos más diríamos que es a lo que Sraffa considera como el planteo clásico pero no siguiendo en su solución la teoría que expone en los “Principios de Economía y Tributación”  sobre la base de la teoría del valor, sino más bien siguiendo a F. Quesnay. 

Sraffa, sin dudas, ayudó a demoler a la economía burguesa vulgar para reconstituir lo que la economía burguesa  podía  tener aun de científica, los sraffianos han ido dejando la obra de Marx a una especie de citas dentro de página o a pie de página, o como más un continuador pero no superador de aquella economía burguesa: véase “La teoría clásica es la que se desarrolla por primera vez. Los exponentes principales de esta línea de pensamiento fueron el francés F. Quesnay, Jefe de la escuela fisiocrática, y los economistas británicos A. Smith y D. Ricardo, a los cuales se hace referencia a menudo con el término “economistas clásicos” que originó la expresión usada para calificar a la corriente toda. Las obras más importantes de estos autores son: el Tableau Economique de F. Quesnay (1758), la Riqueza de las Naciones de Smith (1776) y los Principios de Economía Política (1821) de Ricardo. Estas obras son también el punto de partida del posterior análisis económico de Marx, quien puede ser considerado como parte de este mismo enfoque (énfasis mío FHA)”. (R. Ciccone y A. Trezzini, op. cit. P. 2). También “Objetivamente Karl Marx fue un economista clásico en el pleno sentido del término. Tomó y prosiguió el enfoque clásico de la realidad económica. Esto dio toda una orientación a su análisis, pues la producción –y la producción con capital- indudablemente es el rasgo central de cualquier sistema industrial moderno. Subjetivamente, sin embargo, utilizó una teoría clásica para propósitos que eran diametralmente opuestos a los de los economistas clásicos… Las premisas de Marx eran exactamente las mismas que las de Smith y Ricardo, es decir, las de todos los economistas establecidos” (L.L. Pasinetti, “Cambio estructural y crecimiento económico”, Ediciones Pirámide, Madrid, 1985, pp. 27, 28) De modo que Marx forma parte de la economía clásica para los sraffianos “main stream”. 

Sraffa considera, de hecho, como que era posible y necesario distinguir diferentes estadios lógicos en la argumentación económica y, más aún, que la comprensión del funcionamiento de la “economía moderna”  (el capitalismo)  se lo puede tratar como un sistema económico descomponible en diversas “piezas teóricas”, a partir de la distinción de los niveles 1) y 2) ya mencionada. Y esta será la modalidad de examinar el modo de producción capitalista para toda esta corriente sraffiana. 

Ahora bien, Pasinetti  con gran sencillez expuso el “método analítico general” de la nueva interpretación sraffiana  a partir de “Producción…”, y en esto se unió a P. Garegnani.  El análisis económico se compone de dos estadios (niveles) distintos de investigación y exposición: 1) “teoría económica pura”, y 2) “análisis institucional”.  En el nivel 1) “Se trata de evidenciar las relaciones necesarias y constantes de la realidad, dejando abierto para un estadio posterior la determinación de todos aquellos aspectos alternativos, especialmente los de carácter institucional, que por su naturaleza pueden ser intercambiables” , y en el nivel 2) que sigue lógicamente al anterior y concluye en “un análisis económico completo”, es aquel en el que se introducen los aspectos intercambiables y alternativos… analizándose las diversas opciones de comportamiento de los agentes económicos, ya sea cuando actúan impulsados por motivaciones individuales, ya sea cuando lo hace con fines sociales, o también cuando están impulsados y regulados por las instituciones públicas”  (L.L. Pasinetti, “Sraffa y la matemática: desconfianza y necesidad ¿Qué desarrollos para lo futuro?;  Accademia Nazionale dei Lincei , Convenio Internacional Sraffa 11-12 de febrero 2003, p.8). Este método que pone como sujeto principal y decisivo del análisis las relaciones formales cuantitativas (la “teoría pura”) y no los sujetos reales (clases sociales y su oposición) es de neto cuño burgués y descansa en la consideración y factibilidad de transformar la Economía Política en una ciencia estricta al eliminar lo central y relegar su fundamento (el conflicto social) a “elementos no cuantitativos intercambiables y alternativos” para “completar” (¿?) el análisis económico.  

Este método dual de investigación y exposición en el conocimiento de la economía capitalista y los sujetos sobre los que descansa se ha extendido y es el terreno común de carácter general que tienen estos economistas y los marginalistas. Ambos privilegian entonces el carácter matemático de la Economía subordinando el análisis de las relaciones reales a las relaciones cuantitativas, ya que aunque dicen conceder importancia al segundo nivel o momento, los supuestos avances y profundizaciones en ese ámbito no están a la altura y abundancia del nivel 1).

Es preciso señalar además que esta modalidad de hacer teoría económica que parte de considerar una separación estricta, como ha sido expuesto, en dos niveles, uno teórico, formal y matemático, y otro institucional, variable e impredecible formula desde el principio una “dicotomía” analítica: el análisis formal (relaciones necesarias) y el análisis institucional (relaciones contingentes). Esto se corresponde casi de una manera calcada a la modalidad de la economía vulgar neoclásica y su “dicotomía” entre un análisis “real” y otro “monetario” de la economía burguesa. Podría, pues, denominarse a la modalidad de Sraffa, dicotomía sraffiana de análisis o método analítico dual. La dicotomía de la economía vulgar neoclásica (marginalismo) entre un análisis real y otro monetario no es otra cosa que examinar las relaciones socio-económicas capitalistas como una economía de trueque á la Say. La dicotomía analítica de Sraffa y sus seguidores, entre un nivel formal-matemático como “núcleo” invariante y estricto, y otro cambiante institucional, es tratar las relaciones capitalistas como relaciones fundamentalmente cuantitativas á la Walras

Para los sraffianos, pues, a partir de Sraffa apareció claramente demarcado que en Economía hay dos modos de hacer teoría económica. El primer modo o modalidad es el del marginalismo que culminara en el modelo axiomático del Equilibrio Económico General (EEG), en el que predomina la “elegancia” matemática, la impecable consistencia, la existencia de seguras soluciones de equilibrio y de su completitud como un sistema cerrado. Para los sraffianos esta modalidad tiene un vicio de origen insalvable: se olvida del objetivo para el cual debe construirse la teoría cuál es la de su “relevancia empírica”. ¿En qué consiste su carencia de relevancia? En que: i) impide la introducción de hipótesis alternativas; ii) fija rígidamente los agentes de intercambio como poseedores de información perfecta y decisiones “racionales”; iii) supone preferencias y tecnología como dadas e íntegramente conocidas y convexas; iv) flujo neutral de bienes, esto es, neutralidad del dinero, todo lo cual la convierte en económicamente estéril (cognoscitivamente infecunda o inútil) aunque está construida formalmente irreprochable. La irrelevancia estaría determinada por sus premisas.

La otra modalidad es la que inaugura Sraffa, cuyas características se han mencionado resumidamente antes y que en comparación con el marginalismo se destaca por: i) teoría económica rigurosa; ii) coherencia lógica; iii) apertura de grados de libertad entre variables (sistema no cerrado; iv) no es “holista” (no se ocupa de la totalidad del capitalismo) y, v) permite y exige ser relevante empíricamente.  En este último caso el nivel 1) debe siempre tener en cuenta que todos sus análisis deben finalmente completarse en relación con el nivel 2), porque de lo contrario permanecería en el mismo terreno del marginalismo y se confundiría con él. Para los economistas sraffianos la modalidad de análisis de Marx fue superada por Sraffa y al formar parte del análisis clásico no es una tercera teoría en discordia, llanamente Marx realizó avances pero no superó el “núcleo” ricardiano, razón por la cual los economistas sraffianos no se apoyan en él, salvo para señalar sus enormes yerros en su: teoría del valor; el problema de la transformación; su metafísica de la mercancía en el Libro I, Sección I; etc.

Concluiremos, en base a lo anteriormente dicho, que carece de evidencia textual y teórica el que pudiera considerarse a Sraffa como un continuador y perfeccionador del programa científico de Marx, sobre bases más solidas que las de la teoría del valor-trabajo en el punto al que él había llegado:  el problema de la determinación de la tasa de ganancia y de los precios de producción, dicho de otro modo, el famoso problema de la transformación (Véase A. Ginzburg “Sraffa y el análisis social: algunas notas metodológicas”;  “Contribuciones…” cit.  El análisis económico de Marx no era apreciado por Sraffa aun cuando pudiera ver en él un gran teórico. Invitado en 1966 a redactar un reseña del libro de reciente publicación de P. Baran y P. Sweezy “El Capital Monopolista”, la rechazó tajantemente: “Tengo en claro que esa no es realmente mi línea” (“I am clear that it is not really my line”) (Vid, Jean Pierre Potier, “Algunas notas sobre la biografía de Sraffa”, Contribuciones, cit. P. 69) 

Sraffa y la estructura lógica del análisis económico
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