viernes. 26.04.2024

Solidaridad a golpe de clic

nuevatribuna.es | 14.12.2010No hay color entre la comodidad de sumarte a una revolución global mientras esperas a que se te descargue el último single de Lady Gaga o mover el culo para defender algo tan doméstico como tu salario, si lo tienes, o tu futura pensión si llegas a ella. Por ello, mientras las redes se llenan de bits las calles se vacían de gentes.

nuevatribuna.es | 14.12.2010

No hay color entre la comodidad de sumarte a una revolución global mientras esperas a que se te descargue el último single de Lady Gaga o mover el culo para defender algo tan doméstico como tu salario, si lo tienes, o tu futura pensión si llegas a ella. Por ello, mientras las redes se llenan de bits las calles se vacían de gentes.

No debería ser incompatible pero igual tampoco les viene mal a las autoridades competentes que, en tanto se maquina la solicitud cibernética de don Julian como Premio Nobel de la Paz, no nos dé por pensar en otras cosas y, sobre todo, no nos dé por vociferarlas o incluso por hacer una huelga nada virtual para cambiarlas. No me refiero pues a que se nos ocurra proponerle también a través del Facebook como pregonero de las próximas Fiestas de San Isidro aunque los méritos para una cosa y otra sean prácticamente los mismos.

La globalidad ha acentuado la indiferencia hacia esas pequeñas cosas que, como piezas de un puzzle, conforman con el esfuerzo y el tiempo las más valiosas realidades sociales. No es de extrañar que, incluso sin reparar en ello, nos sintamos ajenos al despido injusto de un compañero de trabajo que recoge sus enseres de los cajones mientras, justo a su lado, abrimos el correo para apuntarnos al penúltimo movimiento solidario con el pueblo palestino.

No pocas veces los suspiros por las grandes causas nos hacen descuidar las más cercanas sin que sean excluyentes. O eso o que no deja de ser menos comprometido y más lustroso firmar un manifiesto junto a un actor que jugarse la nómina por la readmisión de otro asalariado. No resulta difícil entender ese temor de tal modo que en este asunto, como en tantos otros, no será uno quien tire la primera piedra. Simplemente se apunta para que aquellos que, con cierta asiduidad, pretenden dar lecciones de internacionalismo asuman que, por ejemplo, pagar impuestos a Hacienda es algo tan o más solidario, aunque infinitamente más prosaico, que ir de finde a los campamentos de refugiados saharauis. O para quienes, con enorme desparpajo, concluyen que una huelga general no sirve para nada pero, por lo visto, decir por el twitter con no sé cuántos caracteres que hay que cambiar el mundo sirve para mucho.

Germán Temprano | Escritor y periodista | www.germantemprano.es

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