jueves. 28.03.2024

La sensatez de Manel García Biel

Las reflexiones del autor son, en el fondo, un llamamiento a una temperada cautela.

Mi admirado Manel García Biel ha escrito en su blog un artículo cuyo contenido va a la par con su sabiduría: Hay que preservar ICV. Las reflexiones del autor son, en el fondo, un llamamiento a una temperada cautela. A saber, que pase lo que pase en el próximo acontecimiento electoral se mantenga su partido como organización. A partir de esta sensata premisa me atrevo a dar las siguientes razones que acompañan a las del autor del mencionado artículo. Se trata, en mi caso, de argumentos desde fuera de la arena política partidaria.

Una serie de organizaciones, que hasta hace poco tiempo estaban en torno al planeta Izquierda Unida, decidieron en su día traspasar los cada vez más estrechos márgenes que tenían en su quehacer público a las coaliciones que iban apareciendo sobre el terreno. Y trabajosamente se propusieron ampliar su representación e influencia estableciendo relaciones con lo que se ha dado en llamar fuerzas emergentes. A nivel español, en el terreno de las municipales y autonómicas, el resultado fue positivo, aunque no fue este el caso de Cataluña en las autonómicas. Las razones de la anomalía catalana en las autonómicas no han sido, a mi entender, suficientemente motivadas, aunque esto puede ser una percepción subjetiva por mi parte. Pero, en el fondo algo latía en las organizaciones emergentes catalanas, a saber: no fue rentable, según ellas, la alianza con ICV. Lo que, en mi opinión, era una explicación parcial que se orientaba a echarle las culpas a lo llamado viejo para salvarle los muebles a lo sedicente nuevo. Fue un gesto rayano en la hipocresía, peor todavía: un deficiente análisis político.  

Bien, ahora se acerca de manera trepidante el itinerario de las elecciones generales. Con penas y fatigas se ha puesto en marcha otra operación de probeta electoral, atribuida a la señora Colau. A simple vista se repiten algunas variables que estuvieron presentes en las autonómicas. ICV vuelve a ser la ´sacrificada´. Ninguna de sus personalidades más representativas aparecen en la cabecera del cartel, reeditando lo que ocurrió en las autonómicas. Sea un bulo o no que se trate de una imposición de Colau, lo cierto es que figuras como Herrera no encabezan la candidatura, ya sea por el veto real o inducido de la alcaldesa de Barcelona o porque Herrera ha declinado en aras a no complicar las cosas. Sea como fuere, Herrera hace un gesto político que le honra y cabe la sospecha de cinco duros de engreimiento de la emergente Colau que no hace ascos a la infantería e intendencia de ICV.

No serán fáciles las relaciones en el interior de estas nuevas formaciones emergentes entre ellas y con los añadidos de lo que hemos referido antes: las que estaban en torno al planeta Izquierda Unida. Más todavía, tampoco está asegurado que las nuevas coaliciones tengan una esperanza de vida alargada. Lo digo tocando madera y deseándoles el largo recorrido de rigor. Pero nada está escrito en las estrellas novas o supernovas. La esperanza de vida la escriben las organizaciones.

De manera que, por otros caminos -me atrevo a decir complementarios a los de García Biel-  susurro lo siguiente: 1) hay que preservar estas coaliciones, verificando cotidianamente su recorrido, 2) los (injustamente) caricaturizados como viejos deben igualmente preservar su acervo político, de infantería e intendencia. Tiempo tendrán de proceder a discontinuidades de mayor fuste. Por si les sirve de algo oigan los consejos de Paco Rodríguez de Lecea: “que, cuando desde una formación se advierte un despego persistente del electorado, conviene, más que una reafirmación en las razones inobjetables que han sustentado la línea política seguida y ratificada por las asambleas congresuales y los órganos regulares de gobierno, abordar desde el colectivo una línea clara de rectificación, antes de que sea demasiado tarde. Que, al sentirse en una posición insegura, esa formación busque asentarse colocándose uno o dos pasos al frente de la opinión de las gentes sencillas. A no muchos metros de distancia, para no hacer difícil el enganche”.

La sensatez de Manel García Biel