viernes. 19.04.2024

Seguiremos

El lunes 1 de octubre de 2012, mientras el Gobierno exhiba victoriosamente su gesta de “poder absoluto” sobre las organizaciones sindicales al devolver a las personas sindicalistas a sus puestos en las Administraciones Públicas, seguiremos trabajando por lo que creemos y por lo que queremos. Porque creemos que la unidad y la resistencia contra la injusticia es hoy día más necesaria que nunca vamos a seguir trabajando.

El lunes 1 de octubre de 2012, mientras el Gobierno exhiba victoriosamente su gesta de “poder absoluto” sobre las organizaciones sindicales al devolver a las personas sindicalistas a sus puestos en las Administraciones Públicas, seguiremos trabajando por lo que creemos y por lo que queremos. Porque creemos que la unidad y la resistencia contra la injusticia es hoy día más necesaria que nunca vamos a seguir trabajando. Porque queremos a las personas que nos rodean y un mundo mejor para todos y todas vamos a seguir pensando, discutiendo y actuando. Y porque sabemos que la actuación sindical –de protesta y de negociación- mejora las condiciones de vida de nuestra sociedad, a pesar de que nos pongan dificultades, nosotr@s seguiremos haciendo sindicalismo.

Una fórmula tan “democrática” como un Real Decreto-Ley esta vez se utiliza para acabar con acuerdos y convenios fruto de la negociación. El duro golpe asestado a la Administración General del Estado –a través del Real Decreto-Ley 20/2012, de 13 de julio, de medidas para garantizar la estabilidad presupuestaria y de fomento de la competitividad– se ha traducido, entre otras medidas, en la suspensión de los acuerdos Administración-Sindicatos sobre derechos sindicales. El movimiento es fruto de un buen ajedrecista y con un solo tiro el Gobierno intenta matan varios pájaros. Por un lado, ofrecen al mundo su omnipotente imagen y dejan claro a una sociedad que empieza a sublevarse que son ellos –por otra parte los que fueron siempre, no nos engañemos- los que mandan. Este es un nuevo ejercicio de poder innecesario con el cual intentan demostrar quién manda, pues a pesar del esfuerzo negociador de los sindicatos en la Mesa General de las Administraciones Públicas las propuestas realizadas a día de hoy desde la Secretaría de Estado son inadmisibles. Pero además con el mismo no hacen sino dificultar la necesaria gestión de las Administraciones Públicas puesto que muchos de los procesos y procedimientos que en ellas se realizan necesitan del conocimiento, de las aportaciones de mejora y del aval sindical.

Pero además, para que las personas sindicalistas se incorporen a sus puestos de trabajo en la Administración habrán tenido que despedir al personal interino que ocupaba esos puestos. Resulta evidente el intento del gobierno de frenar las demostraciones de hartazgo colectivo y unitario del personal de los servicios públicos y dividir a los empleados públicos en un nuevo intento de desprestigiar a las personas sindicalistas. Y qué mejor manera de hacerlo que el personal vea como tienen que dejar el puesto de trabajo aquellas personas que lo llevan años desempeñando sólo para que ahora vengan estos “aprovechados liberados” que llevan años “chupando del bote”, como si la representación y los derechos sindicales no hubiera habido que pelearlos y conseguirlos como derechos de las trabajadoras y trabajadores en un proceso de construcción de la democracia. Otra vez un nuevo proceso de estigmatización, ahora de los sindicatos, como antes fue de lo público y de los y las empleadas a su servicio contribuye a “colonizar el pensamiento” y, de este modo, a facilitar la aplicación de las medidas neoliberales y autoritarias que se nos imponen.

Por un lado, estamos tristes porque vemos como nuestro trabajo cotidiano –en mi caso diagnósticos y planes de igualdad con las empresas, difusión y coordinación de las políticas de igualdad, protocolos contra el acosos sexual, campañas contra la violencia de género, la aplicación de la transversalidad de género en toda la acción sindical y la negociación colectiva, el trabajo de asesoramiento sobre los permisos de conciliación, maternidad, paternidad, lactancia, etc.– se va a dejar de hacer, lo que supone una pérdida para trabajadores/as, empresas y el conjunto de la sociedad. Pero por otro, estamos orgullosas y decididas a seguir, porque sí bien es cierto que, el tiempo de presencia en nuestros puestos de trabajo nos dificultará desarrollar la labor de oposición que veníamos haciendo, con lo que el Gobierno pretende eliminar posibles respuestas a sus medidas -cuando de eliminar resistencias se trata, como tuvimos ocasión de vez el martes 25 de septiembre en las calles de Madrid-, no es menos cierto que algunas y algunos actuamos por lo que pensamos y creamos y el tiempo de trabajo no agota el tiempo de vida. De modo que dedicaremos nuestros “tiempos libre” militantemente a tareas sindicales.

El viernes 28 de septiembre para algunas fue un viernes más negro que los anteriores porque a los habituales se sumó el hecho de despedirse de compañeras y compañeros con las que se ha discutido, peleado, reconciliado y trabajado. En un tiempo de fragmentación e individualismo reír, hablar, escribir, gritar y compartir objetivos comunes desde el puro y simple deseo de apostar por defender los derechos laborales es muy grande. Y por ello tampoco ahora debemos permitir que limiten los derechos y libertades sindicales, porque estos derechos los encarnamos las personas sindicalistas, pero suponen dar un paso atrás en la defensa de los derechos de los trabajadores y las trabajadoras y suponen un retroceso para la sociedad en general. Por las personas jubiladas y las jubilaciones futuras, por las personas desempleadas, por la negociación colectiva y el diálogo social, contra el recorte de derechos y libertades, por el bienestar, la democracia, el progreso y el desarrollo social no nos vamos a parar. Recuperaremos viejas prácticas y pensaremos dinámicas nuevas. Señores del Gobierno no nos van a cortar el vuelo, solo nos van a hacer diseñar nuevas y más variadas rutas.

Seguiremos
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