4 de noviembre de 2010, 14:59
NUEVATRIBUNA.ES - 20.5.2010
Las medidas presentadas por el presidente Zapatero en el Congreso de los Diputados, suponen un giro copernicano, producido de la noche a la mañana y sin explicaciones suficientes, sobre lo que había venido siendo su política económica durante la crisis.
Por eso el desconcierto en las filas sociales es doblemente doloroso. No, no les falla cualquiera. Quien se pasa (aparentemente) al bando de la receta neoliberal para salir de la crisis es el presidente de más largo recorrido social que ha tenido hasta la fecha este país. Y eso, cuando se hace de la forma en que se ha hecho, sin explicaciones claras de qué es la imposición puesta sobre la mesa por la derecha que controla todos los resortes decisivos de la Unión Monetaria, va a tener un precio incalculable.
Primero se hizo con Grecia, y poco importó el hecho de que alargar la toma de decisiones debilitara la posición de varios países más, principalmente Portugal y España. Porque lo que estaba en juego era la exigencia de aplicar una determinada ideología para luchar contra la crisis: el recorte radical del déficit en el menor tiempo posible. Cuestión a la que se ha obligado a Grecia, a pesar del estallido social que ha conllevado, y que se ha planteado como un ultimátum a Portugal y a España, aunque ello suponga retardar la recuperación y tener que convivir con brutales tasas de paro.
Zapatero ha justificado estas medidas diciendo, con una frase un tanto grandilocuente, que piensa en el futuro del país y no en el suyo personal. Y seguramente lo dice con el convencimiento que otorga conocer los planes especulativos que están operando contra los países más frágiles del euro.
A mi, lo que me preocupa es ver a la izquierda europea sumida en la confusión y en la inoperancia. Así como comprobar que un año después del varapalo electoral sufrido en las elecciones europeas, no hay ni un solo planteamiento que permita entrever que la socialdemocracia, otrora verdadero motor de la Europa Social, comprendió el mensaje de las urnas y trabaja en la adaptación a un nuevo reto y proyecto.
Las medidas presentadas por Zapatero en el Congreso de los Diputados como propias, en lugar de admitir con claridad que forman parte del ultimátum dado por la derecha que controla las instituciones europeas, suponen dar un paso más hacia esa confusión ya que suponen asumir lo que la derecha ha reivindicado desde el inicio de la crisis y que hasta ahora se había topado con el rechazo del Gobierno: el recorte de los gastos sociales.
La esperanza de que la izquierda europea girara su mirada hacia el Sur y edificara una nueva propuesta creíble e ilusionante para la Europa Social acaba de ser desactivada. Y lo peor de todo es que en estos momentos no se ve ni se adivina por donde puede surgir esa alternativa capaz de volver a ilusionar a los defraudados sectores de la izquierda social europea.
Ese, desde mi punto de vista, es el gran error de Zapatero.
Martín Landa - Sindicalista.
Las medidas presentadas por el presidente Zapatero en el Congreso de los Diputados, suponen un giro copernicano, producido de la noche a la mañana y sin explicaciones suficientes, sobre lo que había venido siendo su política económica durante la crisis.
Por eso el desconcierto en las filas sociales es doblemente doloroso. No, no les falla cualquiera. Quien se pasa (aparentemente) al bando de la receta neoliberal para salir de la crisis es el presidente de más largo recorrido social que ha tenido hasta la fecha este país. Y eso, cuando se hace de la forma en que se ha hecho, sin explicaciones claras de qué es la imposición puesta sobre la mesa por la derecha que controla todos los resortes decisivos de la Unión Monetaria, va a tener un precio incalculable.
Primero se hizo con Grecia, y poco importó el hecho de que alargar la toma de decisiones debilitara la posición de varios países más, principalmente Portugal y España. Porque lo que estaba en juego era la exigencia de aplicar una determinada ideología para luchar contra la crisis: el recorte radical del déficit en el menor tiempo posible. Cuestión a la que se ha obligado a Grecia, a pesar del estallido social que ha conllevado, y que se ha planteado como un ultimátum a Portugal y a España, aunque ello suponga retardar la recuperación y tener que convivir con brutales tasas de paro.
Zapatero ha justificado estas medidas diciendo, con una frase un tanto grandilocuente, que piensa en el futuro del país y no en el suyo personal. Y seguramente lo dice con el convencimiento que otorga conocer los planes especulativos que están operando contra los países más frágiles del euro.
A mi, lo que me preocupa es ver a la izquierda europea sumida en la confusión y en la inoperancia. Así como comprobar que un año después del varapalo electoral sufrido en las elecciones europeas, no hay ni un solo planteamiento que permita entrever que la socialdemocracia, otrora verdadero motor de la Europa Social, comprendió el mensaje de las urnas y trabaja en la adaptación a un nuevo reto y proyecto.
Las medidas presentadas por Zapatero en el Congreso de los Diputados como propias, en lugar de admitir con claridad que forman parte del ultimátum dado por la derecha que controla las instituciones europeas, suponen dar un paso más hacia esa confusión ya que suponen asumir lo que la derecha ha reivindicado desde el inicio de la crisis y que hasta ahora se había topado con el rechazo del Gobierno: el recorte de los gastos sociales.
La esperanza de que la izquierda europea girara su mirada hacia el Sur y edificara una nueva propuesta creíble e ilusionante para la Europa Social acaba de ser desactivada. Y lo peor de todo es que en estos momentos no se ve ni se adivina por donde puede surgir esa alternativa capaz de volver a ilusionar a los defraudados sectores de la izquierda social europea.
Ese, desde mi punto de vista, es el gran error de Zapatero.
Martín Landa - Sindicalista.