viernes. 29.03.2024

Rodear el Congreso

Estamos viviendo una situación sobrevenida para la mayoría de las gentes de este y otros países, muy especialmente los del sur de Europa, aunque no todos por igual. España no es igual que Grecia, todavía, desdeluego Italia  no es como Portugal ni Francia es Irlanda, aunque todos comienzan a parecerse demasiado.

Estamos viviendo una situación sobrevenida para la mayoría de las gentes de este y otros países, muy especialmente los del sur de Europa, aunque no todos por igual. España no es igual que Grecia, todavía, desdeluego Italia  no es como Portugal ni Francia es Irlanda, aunque todos comienzan a parecerse demasiado.

En esta situación sobrevenida, especialmente para la clase trabajadora y los segmentos más vulnerables de nuestra sociedad, que son los verdaderos inocentes de la situación, pero los grandes paganos de la misma, aparecen situaciones, para mi poco gratificantes, que emanan de entre la masa de aquellos inocentes y estos paganos.

De esta manera aparece el movimiento espontaneo del 15 M, cuya aparición despierta muchas simpatías en infinidad de personas, sobre todo de entre aquellos a los que les ha sobrevenido sin saber muy bien porqué y casi de pronto un drama humano y familiar con la pérdida del empleo, con el pago de la hipoteca, que tienen familia, niños que solo saben lo tienen que saber, que no es otra cosa que comer cuando tienen hambre y jugar con los demás niños. Estos dramas se cuentan por millones, no ya de personas sino de familias, lo que agrupa a más personas. En esta situación de incertidumbre, de temor, de miedo al mañana inmediato, de miseria y de desesperación, cualquier cosa que se mueva puede parecer apropiada, oportuna y deseable, sin embargo no todo lo que se mueve  va siempre en la buena dirección.

A mí los primeros momentos del 15 M me provocó simpatía y hasta entusiasmo, sin embargo no tarde en reflexionar y pensar sobre ¿dónde estaría todas estas gente en las movilizaciones, incluyendo la huelga general convocada por ccoo y ugt contra la 1ª reforma laboral del señor Zapatero en este tiempo de crisis?. No me cabe la menor duda que muchas de esas personas agrupadas en torno al 15 M estuvieron participando en esas movilizaciones, pero creo que la mayoría no. Por esto hay que dar la bienvenida a quienes se suman y toman la determinación de no resignarse y expresar su descontento y disconformidad con lo que nos está pasando, movilizándose contra tanta injusticia.

Pero mis reflexiones de entonces se agudizan en el momento y la medida que voy conociendo los mensajes que empiezan a surgir de estos movimientos y que comienzan abrirse camino y convertirse en objetivos de los mismos. Mensajes contra la política y los políticos, cuando este tal vez, sin tal vez, es, son los mensajes que  más interesa a los responsables y creadores de esta crisis y a las derechas económicas y políticas más reaccionarias.

Yo defiendo la política y a los políticos, que en su inmensa mayoría son gente honesta, abnegadas y entregadas a una causa noble como es el ejercicio de la política y la cosa pública. Que hay golfos que utilizan este quehacer noble para su beneficio propio, claro que sí, que los hay, somos condición humana, pero yo afirmo con toda convicción que esos son los menos, que existen, sin ninguna duda, como existen en todas las profesiones y colectivos y no más.

Por eso mis simpatías y entusiasmo de aquellos primeros momentos se van diluyendo al tiempo y en la medida que voy conociendo, oyendo, escuchando, leyendo los mensajes que emanan de estos movimientos; “que no nos representan, que voten ellos, no a los políticos, democracia real ya” este último no sé exactamente qué quiere decir, a que se refiere o que persigue.

Todos estos slogans no son sino mensajes contra la política, cuando precisamente lo que se necesita es más política. Lo que se precisa es que la política le gane la partida a la tecnocracia y al liberalismo económico, es con la política la única manera de poner a la economía al servicio de las personas y no las personas al servicio de la economía golfa y de casino como está ocurriendo y que tanto drama humano y familiar está ocasionando. Sí, más política y no menos. Ojalá que la política no hubiera hecho dejación de su responsabilidad de controlar y decidir en los organismos económicos y financieros y tal vez se habría detestado y evitado este desastre. Sí, es la ausencia de la política la que se echa de menos y no su presencia. 

Y en medio de todo este maremágnum en el que nos tienen metido cuatro golfos y avariciosos, aparece una iniciativa de aquellos movimientos como la de “rodear el congreso”, que yo no solo no comparto sino que expreso mi opinión contraria. Nunca en mi trayectoria como dirigente sindical con importantes responsabilidades sectoriales y territoriales me manifesté ni apoye movilización alguna ante ningún Parlamento. Los Parlamentos representan la soberanía popular, es la representación de la voluntad democrática de los ciudadanos, y ahí están todos los que los votantes han decidido libremente que estén y por tanto están los de todos  los colores políticos emanados de esa voluntad democrática de las gentes. En Democracia el Parlamento es su expresión y por eso siempre defendí y defiendo que los descontentos hay que expresarlos en la calle, en los centros de trabajo, en los barrios y ante quienes gobiernan y no en los Parlamentos.

Por todo esto no puedo compartir este tipo de iniciativas ni aquellos mensajes anti políticos. Porque ¿qué hay después de la política y los políticos? Solo oscuridad, negrura, dictadura y tiranía.

Yo me reivindico demócrata, como me reivindico de izquierda, así, sin apellidos, ni radical, ni moderada, ni extrema, ni de centro, simplemente de izquierda. Defiendo la democracia porque a pesar de todas sus imperfecciones garantiza la libertad y porque todos los sistemas hasta ahora conocidos son infinitamente peor que la Democracia. Y defiendo la política sí, porque es con esta y través de esta como se puede combatir la injusticia y cambiar aquello que es injusto.

Rodear el Congreso
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