martes. 23.04.2024

Revueltas árabes y nuevo shock petrolero

No se cuál será la situación en Libia cuando estas líneas se publiquen. Puede que Gaddafi haya sido expulsado de su reducto de Trípoli. O puede que, haciendo caso omiso de las exigencias de la ONU y de las invocaciones de la UE, el decano de los dictadores africanos haya conseguido aplastar la rebelión popular. Después de lo que está pasando sería inconcebible que Gaddafi sobreviviera.

No se cuál será la situación en Libia cuando estas líneas se publiquen. Puede que Gaddafi haya sido expulsado de su reducto de Trípoli. O puede que, haciendo caso omiso de las exigencias de la ONU y de las invocaciones de la UE, el decano de los dictadores africanos haya conseguido aplastar la rebelión popular.

Después de lo que está pasando sería inconcebible que Gaddafi sobreviviera. Parece ya totalmente condenado por la comunidad internacional pero no sería la primera vez que un dictador árabe se salva bombardeando a su pueblo, véanse los caos de Siria e Irak, o del propio Gaddafi en 1990.

Tampoco se si el incendio que empezó en Túnez habrá seguido propagándose a otros países, pero me temo que el papel de la UE, pillada por sorpresa, seguirá siendo tan desconcertado e impotente como ha sido hasta ahora. Las revueltas populares han invalidado la política “realista” de apoyar las dictaduras del norte de África a cambio de garantizar la estabilidad y la contención del peligro islamista.

Todos los dictadores musulmanes han sobrevivido haciéndonos sentir este temor. Y les hemos comprado la póliza de seguro que nos ofrecían. Ben Ali, Mubarak y Gaddafi, entre otros, se han mantenido gracias al apoyo de los europeos porque los considerábamos un dique de contención del islamismo. ¡Pero si el partido de Ben Ali era miembro de la Internacional Socialista! El que nos hayamos apresurado a expulsarlo al día siguiente de su huida no hace sino añadir el ridículo al oprobio.

Cuando Bush dijo aquello de “conmigo o con los terroristas”, Sarkozy lo tradujo en Túnez diciendo que la elección era entre un dictador amigo o un régimen talibán cerca de casa .Y a Gaddafi se le perdono que hubiese sido el padrino del terrorismo internacional y se le dio status de gran hombre de Estado al que todos los gobiernos europeos le reían las gracias y soportaban su arrogancia y sus desplantes. Plantó su jaima en el Pardo, en los jardines de París y en las ruinas imperiales de Roma. Con los numeritos grotescos de la guardia de amazonas supuestamente vírgenes o las conversiones masivas al Islam de jóvenes velinas italianas, adecuadamente retribuidas para lo ocasión.

Todo eso ocurría ayer, pero Europa sigue pareciendo más preocupada por la estabilidad de la zona, léase participación en el pastel petrolero y control de la inmigración, que por su desarrollo democrático. La Liga Árabe, el mayor club mundial de autócratas, suspendió a Libia como miembro antes de que la UE decidiese suspender las negociaciones sobre el Tratado preferencial de asociación. Y EE.UU. y Suiza han decidido congelar los haberes de la familia Gaddafi antes que lo hiciera la UE.

En el equilibrio entre las exigencias de la realidad y las de la moral, entre los intereses comerciales y geoestratégicos, y la defensa de la democracia y de los derechos humanos, la UE se ha escorado dramáticamente hacia un lado. Se puede decir que había razones muy poderosas, y no solo económicas, para esa connivencia con los dictadores del Mediterráneo. Pero una cosa es que haya que hablar con todo el mundo, incluso con dictadores, y otra es tratarles como si fuesen regimenes altamente respetables.

Poderoso caballero es don petróleo y Gaddafi ha sabido muy bien bailar la danza del vientre ante los gobernantes europeos ofreciendo contratos y petróleo .Ese petróleo se mezcla hoy con la sangre de los que arriesgan su vida por su libertad .Ahora que Europa ya no tiene el dilema de escoger entre estabilidad y democracia, la única realpolitik posible es apoyar decididamente a los que luchan por la democracia.

Y ya que hablamos de petróleo, tampoco sé a cuánto estará su precio, que ya llega a los 120 $/barril, pero el mundo teme que un nuevo choque petrolero dificulte aún más la recuperación económica.

¿Cuánto hay de justificado en esta escalada de precios y cuanto se debe a la especulación que juega a propagar temores exagerados?

Es normal que los acontecimientos de Libia impulsen los precios al alza, pero algunas de las previsiones son disparatadas. Siempre es así, cuando la geopolítica del Medio Oriente afecta al mercado del petróleo los elementos fundamentales de la oferta y la demanda dejan de contar y son substituidos por elementos especulativos sobre lo que podría ocurrir si la crisis produjera una interrupción de los suministros.

En realidad un precio por encima de los 120 $/b traduce la preocupación por un efecto contagio de las revueltas árabes que pudiera afectar a producción saudí. Entonces sí estaríamos ante un problema grave porque Arabia Saudí suministra el 10 % de los 80 millones de b/día que consume el mundo y sus grandes reservas le dan un peso simbólico superior a su parte en la producción mundial.

Las monarquías petroleras le han visto las orejas al lobo y se están rascando los bolsillos para apagar, regándolo con dólares, un posible foco de incendio social, que ya ha afectado al vecino Bahrein. La falta de perspectivas de la población menor de 24 años (el 20 % de la población), sobre todo de los diplomados, es un problema que se agrava y ya se sabe que son los jóvenes sin futuro los que hacen las revoluciones.

Los “oil shocks” han estado en el origen de las tres grandes recesiones que han sufrido los países desarrollados que tienen hoy razones para temer unos acontecimientos en cadena que acaben de matar el débil crecimiento y provoquen más tensiones sociales ante un encarecimiento de los costes que no pueda repercutirse en alzas salariales.

Y una inflación energética pondría en dificultades a los Bancos Centrales para mantener una política monetaria acomodaticia. Es posible que la FED atendiese al objetivo del crecimiento tanto como al de la lucha contra la inflación, su mandato está basado en esos dos objetivos a la vez. Pero para el BCE solo cuenta la inflación, aunque sea importada, y si tuviera que subir los tipos de interés es lo que nos faltaría a los países fuertemente endeudados.

Ese riesgo existe aunque por el momento las alzas de precios del petróleo responden mas a la explotación especulativa del temor que al peligro mismo. Se estima que el 70% de los contratos del mercado de futuros del petróleo son de naturaleza especulativa, es decir, petróleo de papel que no se llega nunca a comprar de verdad. El Presidente Sarkozy tenía razón cuando lanzó una fuerte diatriba al tomar la presidencia del G-20 sobre la especulación en el mercado de materias primas. Va a tener una excelente ocasión para bajar de las musas al teatro e impedir que los especuladores se aprovechen de la inestabilidad creada por las revueltas en los países árabes para hacer más grave la crisis económica mundial.

Revueltas árabes y nuevo shock petrolero
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