martes. 16.04.2024

Reválida en derechos fundamentales

En muchos casos, resultan más lúcidos los comentarios de los twitteros, cortos donde los haya, pero directos, sin ambages, que los sesudos artículos, auténticos idearios, frecuentemente de unas izquierdas por descubrir, muy frecuentemente concomitantes con derechas para  desechar y en perenne crisis de identidades. ¡Con lo fácil que resulta entender la libertad, la igualdad y la fraternidad! Otra cosa es ejercerlas, hacerlas valer y disfrutarlas.

En muchos casos, resultan más lúcidos los comentarios de los twitteros, cortos donde los haya, pero directos, sin ambages, que los sesudos artículos, auténticos idearios, frecuentemente de unas izquierdas por descubrir, muy frecuentemente concomitantes con derechas para  desechar y en perenne crisis de identidades. ¡Con lo fácil que resulta entender la libertad, la igualdad y la fraternidad! Otra cosa es ejercerlas, hacerlas valer y disfrutarlas. Uno de esos comentarios de Twitter refería la actualidad de España, con la luz convertida en lujo, los coches en superlujo, tener piso, hijos o trabajar,  en sueños inalcanzables y concluía en que en unos diez años la España que conocemos habrá desaparecido. De ello inducía que es el momento de los nacionalismos, con tal de que aprovechen el desencanto de las gentes. ¡ La desesperación hace estragos ¡

Eso si, desencanto hay a toneladas. Es posible que nada de lo que viene ocurriendo en los últimos 5 años de crisis, con especial referencia al último año, haya sido capaz de provocar alguna satisfacción, hecha la salvedad del mundo del fútbol, claro está, y no para todos. La reciente, ya lejana, subida del IVA, vino a poner un énfasis más en esa espiral insoportable de pérdida de derechos, recursos y, al fin, libertades implicadas. Si reparamos un poco, cada vez somos menos iguales, menos libres y, por descontado, descubrimos que la fraternidad, la justicia y la solidaridad, están tan implicadas en las dos primeras, que las vamos perdiendo de vista.

Este gobierno que nos hace devanear por unos derroteros incomprensibles para la amplia mayoría de ciudadanos, supuestamente gobernados, y tan amante de estructuras periclitadas, está decidido a implantar las reválidas en el sistema educativo, antaño existentes. La propuesta de reforma educativa recupera esta prueba al final de cada ciclo y los alumnos deberán enfrentarse a estos exámenes para superar una etapa y pasar a la siguiente. Incluso la selectividad desaparecerá sustituida por esta evaluación, dicen. La prueba, supuestamente, servirá para comprobar el grado de adquisición de las competencias y que se han cumplido los objetivos. Algunos, así de fácil, se sienten satisfechos.

El PP, en todas sus relaciones internacionales con partidos políticos, dice que aboga por los valores que dice que le son propios, y enumera: la defensa de la Democracia, de los Derechos Humanos, de las libertades fundamentales y del respecto a la ley. Pero en sus actuaciones, evidencia un afán desmedido por afectar negativamente a los derechos fundamentales de las personas. La amplia retahíla de iniciativas que atentan aspectos fundamentales incluye los derechos laborales, la equidad fiscal, los derechos en materia de salud, la educación, el acceso a la Justicia, los derechos adquiridos en la cotización social, de un sinnúmero de españoles y todas las derivadas que emergen de las condiciones en que se ven sumidos lo millones de españoles en paro, que dejan de ser coyunturales, y por si fuera poco y no conformándose con afectar al presente, procura el destrozo del futuro, como consecuencia del abandono de la educación por un lado y de la investigación, por otro, abandonados a su suerte, con la terrible y desmedida consecuencia de que muy difícilmente recuperaremos el tiempo perdido y será muy difícil atravesar el foso que estamos creando con nuestra torpeza de hoy, que provocará no pocas dificultades añadidas mañana.

Las heridas infringidas en la sociedad española por los recortes indiscriminados son de tal naturaleza que ya hace tiempo que han dejado de ser meras modificaciones técnicas o de entidad económica. Las iniciativas, no solamente son de factura ideológica, sino que atentan a los derechos fundamentales. El punto de partida de este gobierno actual es el del imperio de la igualdad, dignidad y derechos fundamentales de toda persona, la soberanía popular, una legitimidad que deriva de la voluntad de un pueblo soberano y unos ciudadanos y autoridades, todos por igual, sujetos a la ley que emana del poder soberano y de los órganos delegados del poder soberano. Eso es lo que recibió. El funcionamiento del orden jurídico-político enfrenta los conflictos de intereses, luchas políticas y sociales, sin afectar a una quiebra irreparable del mismo, por muy agitada que pueda parecer la situación. Los problemas que podían surgir son de abuso del poder, o de la fuerza pública o derechos fundamentales de  la persona y la omnipresente corrupción, que no es más que el uso abusivo de los poderes  que pretende enriquecimiento ilícito para él o para terceros a costa de afectar a los intereses económicos del Estado u otros particulares. Todo ha ocurrido. Pero hay otras afectaciones posibles y son las denominadas de justicia social o de igualdad de oportunidades,  que son las alcanzadas por las medidas regresivas en educación, I+D+i, Sanidad, Justicia, incluyendo los pronunciamientos sobre derechos adquiridos en aspectos no discriminatorios de sexo, interrupción del embarazo, etc.

Pero las ocurrencias son más graves, por cuanto las repercusiones políticas de la, mal llamada, crisis económica, está conduciendo a una quiebra de las normas morales de convivencia y a una polarización política que puede provocar enfrentamientos, algo más que ocasionales. Y esto puede desembocar en una emergencia que nos sitúe al borde de la quiebra institucional del sistema democrático. Si en tiempo anterior pareciera imposible la pérdida de algunos derechos que se han visto quebrados por decisiones de dudosa legitimidad jurídico-administrativa, no es hiperbólico conjeturar que se puede llegar más lejos por la ceguera que afecta las decisiones gubernamentales.

El caso es que, los políticos que actualmente nos gobiernan, suscitan a mucha gente, incluso a los que reflexionan, que los consideren como si no fueran miembros de esta sociedad, como si fueran ajenos a ella. En realidad son una fracción de aquélla, con las mismas miserias y convencimientos que el resto de los seres humanos. Y deben someterse a los mismos criterios de valoración que el resto. Y esto implica que la reválida de derechos fundamentales la deben pasar si quieren seguir. Y el caso es,  que tienen mucho que mejorar, porque ahora, no la superan. Por méritos propios, claro está.

Reválida en derechos fundamentales