sábado. 20.04.2024

Retratos: Álvarez Cascos

NUEVATRIBUNA.ES - 8.5.2010Vuelve el lobo, pero no por Navidad -como el turrón-, sino por el olor a sangre electoral. Este tipo es de Gijón, de la cosecha del 47, pero los gijoneses no tienen la culpa. Se ha casado 3 veces y ha cosechado -estoy como de vendimia- 6 hijos, a los que deseo toda suerte de venturas y que la genética facial paterna les sea lo más leve posible. Es ingeniero, pero lo costó lo suyo.
NUEVATRIBUNA.ES - 8.5.2010

Vuelve el lobo, pero no por Navidad -como el turrón-, sino por el olor a sangre electoral. Este tipo es de Gijón, de la cosecha del 47, pero los gijoneses no tienen la culpa. Se ha casado 3 veces y ha cosechado -estoy como de vendimia- 6 hijos, a los que deseo toda suerte de venturas y que la genética facial paterna les sea lo más leve posible. Es ingeniero, pero lo costó lo suyo. Su ideario político se reduce a 3 palabras: es antisocialista, anti-PSOE y antibodeguilla, si el inquilino de la Moncloa, claro está, es del PSOE. Pero lo que es una gozada es hacerle un retrato, tanto gráfico como descriptivo. En lo gráfico es un descanso de caricaturistas porque, con un simple y fiel retrato de su rostro, resulta una caricatura sin querer y para descanso de la imaginación. Si se intenta hacer una caricatura queda un esperpento gráfico, género del grafismo que aún no se ha inventado, pero que aconsejo no se inaugure con este tipo de modelo por las posibles patologías maníaco-depresivas. Allá voy con lo descriptivo.

Su rostro, en general, está hecho como de piezas de deshecho de mister Potato -¿se acuerdan del juego?-; las cejas son como de pisada de vaca en un rostro albino. Tienen aquéllas vocación de una sola: quiero decir que es cejijunto de vocación, como ese que cantaba lo de la Ramona pechugona; la nariz, acabada en porra, está especializada en resoplar para las embestidas antisocialistas, haciendo honor con ello a lo de su apellido como pieza protectora pezuñera; de sus ojos lo único que se puede decir es que tienen el mismo radio de curvatura que sus cejas y que ambos, ojos y cejas, resultan armoniosos, insanamente feos, pero armoniosos; su boca está hecha para la infamia, el insulto y la mentira, y esa especialización exige boca grande y fea, lengua inaguantable en la cavidad bucal y labios rechonchados y con restos de esputos y salivazos; por último, el cuello arranca de la barbilla para ocultación de la papada. Su rostro es armonioso, porque no es verdad que siempre la armonía de belleza. Al menos en este caso es una desagradable y difícil excepción, y este es el mayor mérito de su rostro: la fealdad armoniosa, una aportación a la estética de los putrefactos. Su voz es grave, fuerte, estentórea y, en definitiva y en resumen, desagradable, como corresponde a un buen anti-socialista. Cuando nació le dijeron los doctores a su madre: “No se preocupe, a pesar de las apariencias es humano y además es niño”, y pensaron, sin decirlo, que de ser niña habría dudas sobre su especie.

En su día me quejé a la Sociedad Protectora de Animales cuando se le comparó con un doberman, porque luego hay gente que maltrata a los animales por simple asociación de ideas. Parece ser que le gusta la caza y los toros, como a mucha gente, con lo que no lo podemos poner eso en su debe por más que nos gustara. Se dice también que cazó un oso y un urogallo allende nuestras fronteras. A mí eso me parece como su cara, y dejo a la imaginación del lector el adjetivo. En el caso del Prestige se cubrió de mierda, perdón, de chapapote, porque era Ministro de Fomento cuando la catástrofe y mandó el buque averiado y causante de la avería a mar abierto con la esperanza de... no sabemos qué. Dice haber leído a Jovellanos, pero yo creo que es una coartada, porque no parece que se le haya pegado nada del ilustre e ilustrado político, jurista y escritor. Ahora vuelve a la política por si le da un vahído a Rajoy y se muerde su exceso de lengua, o a la Aguirre le llega la menopausia política, o al Gallardón le clavan los suyos la estaca en el corazón, de tal forma que ninguno de los tres se pudiera presentar a las próximas elecciones generales.

Su rentrée la ha preparado para no pasar desapercibido. Ha dicho que: “En el caso Gurtel hay una camarilla policial dedicado a fabricar pruebas”, así, en plan conspiración 11-M y con estilo P.J. Su método es goebeliano, eso de repetir una mentira mil veces hasta que se convierta en una verdad. Para la mentira y la infamia le ayuda su rostro que, como no puedes contemplarlo mucho rato sin daños para el gusto estético, te obliga a pensar en lo que dice o huir si puedes. De ahí mi duda de si nació feo o se ha forjado el rostro para la política y el insulto, que para el son sinónimos. Una vez confundió el déficit público con la deuda pública y Josep Borrell se lo echó en cara, pero el gijonés no se inmutó porque carece del sentido del ridículo y, así, los demás lo sufrimos por él. Es un tema contable: él se abona y nosotros cargamos, es decir, lo de la partida doble. El sentido del ridículo lo tiene amortizado y sin hipotecar: ¡qué surte tiene el jodio! Al ver bailar a la segunda de sus esposas, la educada y nada desagradable Gemma Ruiz, todos los españoles pensábamos: “Sí, pero a pesar todo, ¿cómo se pudo casar con este tipo? Vale que parecía agarrotada y tragasables, y que hay insectos-palos más gráciles, pero ni aún así tiene explicación. A la ex de Cascos la deseo toda suerte de venturas, también. En resumen y siendo generosos, la palabra que define a este tipo es desagradable: lo es cuando se le mira, lo es cuando se le escucha, lo es cuando se piensa en lo que dice, y, en cuanto al olor, lo ignoramos, salvo sus allegados, pero viéndole yo no le asocio con Channel n. 5, lo siento. De nuevo asociación de ideas y sensaciones.

Antonio Mora Plaza - Economista.


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