viernes. 19.04.2024

Rescate Alicia Croft

NUEVATRIBUNA.ES - 18.11.2010Hay que ver que furor tiene nuestra casta política en competir por el premio a la idiotez y a la vulgaridad. Pareciera que una parte de la inteligencia de la que presumen, no utilizase el cerebro sino el estómago para captar votos.
NUEVATRIBUNA.ES - 18.11.2010

Hay que ver que furor tiene nuestra casta política en competir por el premio a la idiotez y a la vulgaridad. Pareciera que una parte de la inteligencia de la que presumen, no utilizase el cerebro sino el estómago para captar votos. Y cuando se pierde la razón, cuando no se sabe que hacer desde la lógica para trasladar propuestas sensatas a los ciudadanos, se pone en manos de un publicista (o peor, de los cachorros del partido) los mimbres del cesto y se desata la caja de los truenos. Y eso es lo que está pasando en la campaña electoral catalana, cuyo ruido está alcanzando un octanaje casi prohibido. Primero vinieron las declaraciones de Joan Puigcercós (ERC) afirmando que Madrid es una fiesta fiscal y que en Andalucía no paga ni Dios. Más tarde un vídeo de las juventudes socialistas en el que una chica tiene un orgasmo al votar a Montilla, inspirado, tal vez, en aquel célebre discurso de Pedro Zerolo en el que alababa los orgasmos democráticos que le producía Zapatero y además, ya que el Pisuerga pasaba por Valladolid, los de su marido. Más tarde, Montserrat Nebrera, nos deleitó con un falso vídeo porno en el que se oye a una mujer gemir de placer y se ve a la ex diputada del PP envuelta en una toalla, quizás con la idea de imitar al célebremente conocido vídeo de la bruja Aramis Fuster en su piscina.

Sin embargo, el mérito a la falta de vida inteligente de la política catalana se lo lleva sin duda Alicia Sánchez-Camacho, aspirante del PP a la Presidencia de la Generalitat, con un videojuego al que han titulado Rescate Alicia Croft, que destaca tanto por lo espantoso de su diseño como, sobre todo, por su contenido. Sánchez-Camacho como la heroína del juego. Alicia, encarnada ahora en Alicia Croft –como una Angelina Jolie démodé- vuela por el cielo de Barcelona a lomos de su gaviota Pepe, lanzando ideas resolutivas en forma de bombillas para transformar y resolver los problemas de Catalunya. Hasta ahí estaría absolutamente de acuerdo, aunque con matices, por mi sempiterna duda ética si en tiempos de crisis uno puede ir derrochando el dinero público en zarandajas. Pero como el sentido común es el menos común de los sentidos, además de luchar contra el desempleo, el despilfarro, los impuestos y el independentismo, va masacrando desde su gaviota a inmigrantes ilegales que un helicóptero lanza en paracaídas. Fantástico. Si ya me resulta bochornoso ahondar de una forma tan necia con un tema especialmente sensible como es la inmigración, cabría preguntarse, asimismo, cómo ha podido llegar precisamente Alicia Sánchez-Camacho, obsesionada en forjarse una imagen moderna, de madre soltera y con tics socialdemócratas, a avalar un videojuego como este, como una pésima alumna de Jean-Marie Le Pen, líder del Frente Nacional francés.

Cierto es que su campaña si de algo presumía era de discreción. Pero ya apuntaba maneras. Hace unos días, en un acto preelectoral celebrado en Santa Coloma de Gramanet, una población que destaca por su alto número de inmigrantes, la candidata del PP a la Generalitat propuso que los extranjeros en paro regresen a su país, una idea acorde con el eterno contrato de integración que quiere implementar el Partido Popular, si gobierna. Pero hasta ahí estábamos en la contienda de las ideas.

Sin embargo, no hacía falta que la candidata popular se aprestase al ridículo y al bochorno cósmico de vestirse de Lara Croft para ir disparando a su paso contra todo lo que se mueve, desde los independentistas demoníacos a los inmigrantes ilegales. Todo este guiso para que el entusiasmo guerrero de Alicia Croft haya durado tan sólo 24 horas, las que ha necesitado el PP para retirar el vídeo antes de que la cosa se complicase. Pero no se crean. La retirada es temporal. El tiempo justo para que nuestra heroína sustituya a los inmigrantes ilegales por mafias, sin tener en cuenta que el problema no es estético sino ético. Y es ético porque en el debate de la inmigración no tiene más razón el que más grita, o el que a lomos de una gaviota virtual elimina a más inmigrantes invocando a los estómagos extenuados de tanto bobo de la bobería. Ni tampoco, en el otro extremo, el que llama al voto del miedo alarmando que vienen los xenófobos. Al final, entre unos y otros, a cual más irresponsable, los dos acuden a su Meca particular: la demagogia. Única alternativa a su mediocridad y a su carencia de principios.

Sin embargo, ¿para qué vamos a reflexionar con serenidad? Eso lo dejamos para otros. Lo mejor es que hagamos caso a Mariano Rajoy y a sus orgasmos democráticos cuando se obnubila con Teledeporte. No vamos a complicarnos la vida en trasladar debates sosegados a la sociedad y a reflexionar sobre asuntos peliagudos. Haremos como él y nos sentaremos en el sofá tranquilamente a enchufarnos la tele. Y diremos, como él, que uno se queda más feliz viendo Teledeporte que viendo según que servicios informativos. ¿Es esta la alternativa de gobierno de Mariano Rajoy? Tal vez el videojuego de Alicia Croft sea la versión virtual de uno de los deportes a los que tanto parece ensalzar Rajoy.

Es absolutamente increíble. Estamos con casi cinco millones de parados; en un momento en el que no sabemos si, después de Irlanda y Portugal, España va a ser el próximo país en ser intervenido; en un momento en el que Marruecos, esa teocracia nauseabunda y repulsiva, tiene masacrado al Sahara, la otrora colonia española, con el silencio repugnante del gobierno y su continua inclinación ante el tirano de Rabat; en un momento en el que las estrellas de la campaña electoral catalana son Josep Anglada, la actriz porno María Lapiedra, Carmen de Mairena y los vídeos erótico-festivos. Y mientras tanto, a Mariano Rajoy sólo le preocupa ver Teledeporte para ver la vida pasar, que diría Alaska. Ver para creer.

Pero no se me alteren. Está claro, lo mejor es no pensar, no reflexionar. Que no se nos ocurra informarnos para que no se nos despierte alguna neurona. Cuanto más idiotas seamos, mejor para la casta política que nos gobierna. De nuestra ignorancia depende el éxito de su permanencia en el poder. Pongamos Teledeporte y no pensemos en nada más. A disfrutar. Sin embargo, no lo duden, siguiendo este camino, nos depara un futuro rutilante.

Javier Montilla - Periodista y escritor

Blog: jmontilla.blogspot.com

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