viernes. 29.03.2024

Reforma Laboral 2010: El principio del fin del sindicalismo socio-político y confederal

NUEVATRIBUNA.ES - 7.9.2010...y su apoyo al sindicalismo amarillo, que ha sido convertido, con el nuevo rango legal otorgado a los “pactos de empresa”, en el vehiculo para reventar el alcance y cobertura de la negociación colectiva.
NUEVATRIBUNA.ES - 7.9.2010

...y su apoyo al sindicalismo amarillo, que ha sido convertido, con el nuevo rango legal otorgado a los “pactos de empresa”, en el vehiculo para reventar el alcance y cobertura de la negociación colectiva.

En torno a la reforma laboral se ha hablado sobre todo de los contenidos asociados a la indiscutible rebaja de las garantías económicas y jurídicas de los trabajadores en relación con el despido individual y colectivo. Sin embargo, no ha sido igualmente comentada la nueva regulación del artículo 41 del Estatuto de los Trabajadores, que desequilibra, de forma radical, en favor de los empresarios toda la negociación colectiva: el empresario a partir de ahora decide cómo y cuándo se aplican los contenidos de un convenio colectivo, con tan sólo armar un “pacto de empresa” con los representantes de los trabajadores elegidos en sus empresas. Una modificación que derrite el principio de legalidad que el pacto constitucional otorgaba a la negociación colectiva. Las consecuencias de esta concesión a los intereses empresariales sobre el futuro inmediato del sindicalismo socio-político independiente son pavorosas.

Si hasta el momento las patronales tenían incentivos naturales para reducir la presencia en los centros de trabajo de los delegados sindicales de las grandes confederaciones (CCOO, UGT, CGT, ….), tras la reforma laboral los estímulos se han multiplicado de forma exponencial, hasta el punto de que es más que probable que los grandes centros de pensamiento liberal en materia laboral - es decir, los grandes despachos laboralistas- estén revisando y diseñando nuevas estrategias para las patronales, en relación a las próximas elecciones sindicales. Las condiciones para que aparezcan candidaturas amarillas por doquier, están aprobadas y son demasiado favorables para desactivar la fundamental palanca del sindicalismo confederal independiente: la negociación colectiva.

Esta reforma revienta la presencia de delegados y comités de empresa nutridos de afiliados o representantes de los sindicatos mayoritarios. La modificación del articulo 41, que impone el RDL.10/2010, ha puesto las bases para la proliferación de candidaturas “amarillas”, promovidas, y alentadas por las direcciones empresariales, en las elecciones sindicales, que comienzan en este otoño, y alcanzan su punto alto de realización a mediados del primer trimestre del 2011.

Ahora, se hace más imperiosa y urgente la necesidad de trasladar a los trabajadores -los equipos de extensión de las elecciones sindicales tienen un papel estelar en ese trabajo– la importancia, ahora redoblada, de conseguir candidaturas sindicales promovidas por el sindicalismo socio-político. Los resultados en las elecciones sindicales de mediados del próximo año permitirán comprobar si estos análisis son acertados y si, como muchos nos tememos, estamos ante la aceleración del principio del fin del sindicalismo confederal.

Las transformaciones de naturaleza estructural y radical en el derecho laboral, han sido justificadas por sus portavoces como imprescindibles, dadas las circunstancias de crisis. Así visto, se ha realizado un “intercambio” (trade-off, dicen los anglófilos) entre lo coyuntural (“calmar a los mercados” o, en realidad, aliviar costes de financiación de la deuda pública), y lo estructural y estratégico: retirar y debilitar principios y derechos socio-laborales de raíz constitucional.

Es por ello que esta reforma laboral se configura en todas sus consecuencias como la más profunda revisión de los elementos socio-laborales que configuraron el pacto constitucional en la transición política: la Negociación Colectiva, como fuente del derecho, y el respeto y promoción del sindicalismo independiente sociopolítico y confederal.

Eduardo Gutiérrez - Economista


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