sábado. 20.04.2024

Reales escándalos

Me escandaliza tanta mentira, tanto fingimiento, tanta apariencia, tanto desprecio a la ciudadanía como si fuéramos enanos mentales. Ha queda bien clara la farsa de Juan Carlos I en su ''mensaje navideño'' de 2011. La Justicia No es IGUAL para todos. No hay ni buey ni burra, ni estrella, ni reyes magos, ni parto virginal, ni padre putativo, ni niño tan siquiera...

Me escandaliza tanta mentira, tanto fingimiento, tanta apariencia, tanto desprecio a la ciudadanía como si fuéramos enanos mentales.

Ha queda bien clara la farsa de Juan Carlos I en su ''mensaje navideño'' de 2011. La Justicia No es IGUAL para todos. No hay ni buey ni burra, ni estrella, ni reyes magos, ni parto virginal, ni padre putativo, ni niño tan siquiera... Sólo inocentada concienzudamente maquinada con el fin de aturdir el pensamiento del pueblo,súbditos, que no ciudadanos, para los ''reales''personajes.

El engaño dolosamente maquinado por Iñaki y su socio, Diego Torres, con la ¿presunta? finalidad de robarnos el dinero de todos -el que se conoce como 'las arcas públicas'- ha salido a la luz (5 delitos) y de él van apareciendo detalles que lo presentan como la monstruosidad de un invento, el Instituto Nóos, para la 'ayuda a niños discapacitados' -los seres más indefensos y por los que hemos de procurar su protección en todo momento-, cuando en realidad la ayuda era para llenar sus bolsillos. ¡Indecencia imperdonable!

La monarquía –aquí impuesta y 'acatada' tras los cuarenta años de dictadura franquista– ha querido distanciarse aparentemente de Iñaki Urdangarín, para no verse salpicada por la vergüenza y escándalo que supone. Cristina, su mujer, ha permanecido al lado del querido esposo; ellos y ciertos medios han intentado dar la imagen de victimismo y embrutecer, así, la opinión de algunas gentes fáciles de engañar. Pero todo ha sido y es, simple y llanamente, puro fingimiento.

Si la utilización de los más débiles, los discapacitados, no fuera ya bastante como para escupir a los autores del infame ''montaje'', se nos ofrece ahora la auténticacara de esta vergonzosa monarquía. Juan Carlos I ha vuelto a ser operado de su otra cadera. La publicidad y ostentación obscena de los detalles de la prótesis colocada al paciente insultan la sensibilidad de cualquiera que sea consciente de la realidad española, y de manera especial, de cómo el PP ha dejado en estado deplorable la Sanidad Pública.

Y, para mayor burla, se exhiben sonrientes y felices buena parte de la real familia encabezada por el tal Urdangarín, acompañado por suegra, cuñada, esposa y uno de sus hijos, en la visita al convaleciente Juan Carlos I.

No ha sido una intervención a vida o muerte, no está en situación comatosa el recién operado, se halla divinamente según los informes médicos. Entonces, ¿por y para qué esta exhibición pública del expolio sonriente al que alguna gente saluda con agradecimiento incluido cuando habría que abuchear, como mínimo, el ostentoso sarcasmo?

Es la gran demostración del real encubrimiento. La gran y real mofa contra el pueblo español, el desprecio más absoluto que no tenemos por qué seguir soportando. Estas cosas sí me escandalizan y mucho, por lo que, en consecuencia, alteran mi ánimo porque me siento y soy una ciudadana libre, por mucho que estén recortando mis derechos.

Por todos los medios se ha intentado acallar al juez José Castro. Incluso el CGPJ abrió una investigación contra él, que por suerte no ha prosperado. Mantienen su decencia y su integridad tanto el juez José Castro como el fiscal anticorrupción Pedro Horrach, al seguir trabajando en el esclarecimiento total del caso Nóos.

Claro queda que lo predicado hacia el juez y el fiscal es imposible aplicarlo a la otra parte, cuya actuación merece nuestra mayor repulsa y desprecio. Cada cual puede sacar sus propias consecuencias

Reales escándalos