jueves. 28.03.2024

Rajoy en el inicio del fin

La comparecencia de Rajoy el domingo tras el rescate ha resultado de lo más esclarecedora. Y no lo digo por la información que el presidente nos ha trasladado verbalmente sobre la mayor estafa de toda la historia de España, pues tras analizar sus palabras quedó más que patente que no era su intención arrojar luz sobre este escandaloso asunto, sino por ese otro lenguaje no de palabras, ese que a más de uno le juega una mala pasada, expresando

La comparecencia de Rajoy el domingo tras el rescate ha resultado de lo más esclarecedora. Y no lo digo por la información que el presidente nos ha trasladado verbalmente sobre la mayor estafa de toda la historia de España, pues tras analizar sus palabras quedó más que patente que no era su intención arrojar luz sobre este escandaloso asunto, sino por ese otro lenguaje no de palabras, ese que a más de uno le juega una mala pasada, expresando más a través del gesto y la actitud de lo que ellos mismos quisieran. Según esto, su intervención marcó un antes y un después en la comunicación del presidente con los ciudadanos. Lástima que este hecho sin precedentes hasta la fecha se produjera en contra de su propia voluntad, surgiendo desde la más ignota e incontrolada inconsciencia del propio Rajoy.

Y es que si lo que el presidente del gobierno vino a decirnos ayer en su comparecencia es que los ciudadanos debíamos entender los 100.000 millones de euros con los que Bruselas va a rescatar nuestro sistema financiero como un triunfo del gobierno, como un éxito de su gestión, ¿por qué esa actitud del presidente? ¿por qué la comparecencia se produjo tras imponerse en las redes sociales el hashtag #RajoyCobarde como tendencia dominante en todo el mundo?

Si realmente -como decían sus palabras- el rescate era “deseado”, “buscado” por el gobierno español...¿de dónde surge esa actitud del presidente entre airada y malhumorada? ¿no debería mostrar complacencia y buen humor?

Algo no cuadra, más bien es posible afirmar que no cuadra nada de nada. No cuadra que el rescate sea “buscado” por el gobierno español. Y no sólo porque esto hasta justo el 20N era utilizado como arma arrojadiza del PP contra el gobierno socialista, manifestando que la mala gestión de la crisis del gobierno de Zapatero “ponía a España al borde del rescate”. Y es que el contraste permanente entre el antes y el después del 20N, hacen al PP acreedor del título del partido político gobernante más incoherente de la historia de nuestra democracia. Olvida Rajoy -y pretende con ello que lo olvidemos todos los ciudadanos- que hace muy pocas semanas estalló el  asunto Bankia, y que Bruselas exigió el plan de recapitalización de la entidad. Olvida que fue Bruselas quien devolvió el plan al gobierno español “por falta de transparencia”, siendo éste el motivo de que a cada nuevo intento del gobierno de cumplir con la transparencia exigida por Bruselas, fueran subiendo las cifras del inmenso agujero de Bankia: de 7.000 a 10.000, 13.000, 19.000 y finalmente 23.500 millones de euros.

Fue esta actitud oscurantista del gobierno la que llevó a Draghi, presidente del BCE, a afirmar “que era mejor declarar todo desde el principio pues luego era mucho peor” y que la gestión del gobierno sobre Bankia “había sido muy mala”. Ha sido esta incompetencia manifiesta del gobierno español la que ha hecho saltar las alarmas en Bruselas, exigiendo transparencia y la cifra definitiva del desfalco más monumental de la historia de España. Por cierto, que en Bruselas a estas horas deben ya tener clara la calaña del gobierno español: después de todas las exigencias aún, y esto es algo sólo made in spain, ¡nadie sabe la cifra exacta del agujero de la banca!.

Transparencia, exigida por Bruselas, por los ciudadanos, por los grupos políticos y ahora por el juzgado número 21 de Madrid, que ha resuelto esta mañana inhibirse de las diligencias contra Bankia a favor de la Audiencia Nacional, atendiendo la petición de la Fiscalía Anticorrupción.

A estas alturas ya todos sabemos que el dinero que pone Bruselas procederá de un fondo público, al que todos -incluidos los ciudadanos españoles- contribuimos vía impuestos. Que al contrario de lo que dice el gobierno, este dinero no se presta “sólo a la banca”, sino que es el estado español quien lo recibe a través del FROB, lo que convierte al gobierno (y a todos nosotros) en avalistas y responsables de la devolución de esa cantidad. Imaginen por un momento que la banca no paga...¿quién dice que a partir de ahora van a hacer “las cosas bien”?, amén de los entre 3.000 y 4.000 millones de euros anuales de intereses que pagaremos todos al incorporarse esta cantidad a la deuda (déficit público) del estado.

Rajoy sin sonrojo dijo que este “préstamo” no generaría más recortes pues “el gobierno ya ha presentado sus presupuestos de este año”. Miente, pues precisamente esos presupuestos, aunque recién presentados, ya están casi vencidos y es precisamente ahora el momento de elaborar los nuevos. Será en esos nuevos presupuestos donde veamos traducidas las condiciones de este rescate en nuevos recortes y ahí seguro que las AAPP y nuestros servicios públicos vuelven a estar en juego. Por si nos quedaba duda, de inmediato Bruselas se ha apresurado a ratificar que Rajoy miente: vigilarán muy de cerca el cumplimiento de los objetivos de déficit y las condiciones impuestas (subida del IVA, subida de la edad de jubilación y endurecimiento de las condiciones para las prestaciones por desempleo). Y avisan: en caso de incumplimiento se cerrará el grifo para la banca.

El portavoz de Asuntos Económicos de la CE, Amadeu Altafaj, ha advertido que “cada euro que se destina a una deuda que crece es un euro que no se puede destinar a gasto productivo”, algo parecido a lo que decía hace unos días Obama dirigiéndose a España y al hecho de que se siga recortando mientras crece el desempleo. Podría darse la paradoja muy probable de que las condiciones de este rescate imposibilitaran el cumplimiento de los objetivos de déficit, con lo cual un rescate “parcial” originaría el rescate “total” de España.

En lo único que no miente el presidente es en decir que “gracias a lo que el gobierno ha hecho en estos cinco meses nos conceden esta ayuda financiera”. Cierto, pues si nos fijamos, los brutales recortes impuestos por el ejecutivo vía PGE y posteriormente en educación y sanidad, nos han autoimpuesto condiciones similares a las que Bruselas impuso en su día a Portugal, Grecia o Irlanda en sus respectivos rescates. La diferencia es que aquí el gusto por recortar no venía de fuera sino del propio gobierno, lo que no evitará que desde fuera se nos impongan las medidas restantes que completarán, junto con los 100.000 millones de euros, lo que es un rescate en toda regla. El orden de los factores no altera el producto, es decir, distinta secuencia pero mismo resultado en la práctica.

Y tampoco miente Rajoy en mostrarse ante la ciudadanía como un presidente atolondrado, sin un plan, acorralado en una palabra. Esa ha de ser su percepción -aunque el resto no hubiéramos reparado en ello- y nadie mejor que él para saber cómo se siente (aunque la prensa extranjera ya lo adjetiva sobradamente en esta línea).

A los ciudadanos sólo nos queda comprobar si en los nuevos presupuestos no se incluyen condicionantes (recortes) originados por el rescate, tal y como afirma el presidente. En caso contrario, podremos darle la razón a Rajoy y entender que tenía motivos para mostrarse como un presidente acorralado y ser éste el motivo por el que traicionó de forma flagrante e ignominiosa a los ciudadanos españoles. Entonces podremos corroborar que Rajoy se encuentra en el comienzo de su final. Bueno, por eso y porque es posible que para entonces el fiscal anticorrupción haya sacado a la luz lo que desde el gobierno se intenta tapar a toda costa: que el desfalco de Bankia se debe a la dirección política del PP en la entidad bancaria. De momento, el FROB ya ha emprendido acciones penales contra los exresponsables del Banco de Valencia, los José Luis Olivas y compañía. Nos queda pues ejercer la vigilancia de este desacreditado gobierno para exigir en la práctica ese final político.

Rajoy en el inicio del fin
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