jueves. 25.04.2024

Que cada palo aguante su vela

NUEVATRIBUNA.ES - 14.3.2010En economía, en concreto en el análisis económico, pocos principios, pocas creencias resisten el análisis de los datos. Lo hemos visto con los del neoliberalismo del sólo mercado y de que el Estado es el problema. Hasta los que sostenían estos principios desde el desconocimiento analítico (Díaz Ferrán, E.
NUEVATRIBUNA.ES - 14.3.2010

En economía, en concreto en el análisis económico, pocos principios, pocas creencias resisten el análisis de los datos. Lo hemos visto con los del neoliberalismo del sólo mercado y de que el Estado es el problema. Hasta los que sostenían estos principios desde el desconocimiento analítico (Díaz Ferrán, E. Aguirre), han tenido que recular, reclamar con insistencia la teta del Estado, aunque sea como un paréntesis. Otra cosa es la política económica, porque ahí se cruzan los principios descargados desde la ideología con el rigor del análisis, y ambos, principios políticos y rigor, han de ser respetados. Esto viene a cuento porque es en estas situaciones donde, al menos desde la izquierda, es importante mantener valores que se incorporen a la política económica (o economía política). En estos momentos, donde los Estados se están convirtiendo en gigantescas compañías de seguros donde los asegurados (empresas) se benefician de ese seguro implícito sin haber pagado ninguna prima, creo que el principio de que cada palo aguante su vela debería combatir la irrupción de pragmatismo de derechas que nos invade a modo de sarpullido. Que cada palo aguante su vela: lo público, público, y lo privado, privado. De lo contrario la dirección es siempre la misma: de lo público (nuestros impuestos) a lo privado, en todas sus formas.

Desgraciadamente esto no se está cumpliendo y las ayudas de los bancos centrales y de los gobiernos a través de fondos a las entidades de crédito y otras (cías. de seguros) están provocando gran parte de los déficits que luego esas mismas compañías, a través de sus presidentes y representantes, reclaman combatir. Es una impudicia, pero por eso los Francisco González y cía. (80 mills. de euros de pensión privada) cobran esas cuantiosas cantidades: para que su conciencia soporte su impudicia. La caída del crédito a las familias de las entidades de crédito ha pasado de 874.405 mills. de euros de saldo vivo a finales del 2007 a 910.537 mills. (2008) y a 903.083 mills. (2009). De enero del 2008 a enero del 2009 ha caído de 907.815 a 901.730 mills. Es una notable desaceleración, que si lo deflactamos con el IPC aún sería más notable. La tendencia es similar si consideramos sólo los créditos a la vivienda (677.907 mills. saldo en diciembre del 2009), con la particularidad de que estos representan el 75% del total (1).

Prima facie, parecería que los datos no indican una gran restricción del crédito, pero si lo comparamos con la alegría de su concesión desde la época de Aznar y su ley del suelo sí supone una fuerte caída en un país como el nuestro, donde el circulante de las empresas y familias dependen en gran medida del crédito. En todo caso, la evolución del crédito de las entidades es procíclico y procrisis, lo cual es nefasto en la coyuntura actual. De ahí la necesidad de una banca pública que actúe en sentido contrario, banca que se puede crear -y en parte se está haciendo, pero insuficientemente y con vergüenza- a partir del ICO (2). Ahora los bancos y, especialmente las que se decían hasta hace poco tiempo solventes Cajas de Ahorro, están teniendo dificultades por los incrementos de morosidad e insolvencia de sus créditos derivados principalmente de sus créditos al sector inmobiliario; créditos concedidos tanto a las familias que compran el piso como a las inmobiliarias, constructoras, promotoras, etc., de la vivienda. Un sistema de mercado tiene muchos defectos que no es el caso entrar, pero si alguna regla ha de cumplir es la de que la mala gestión y -con más razón- la gestión fraudulenta ha de castigarse económicamente (además de penalmente en su caso). Si ahora recolectamos toda la morosidad y lo incobrable en un banco público -es decir, con dinero del Estado- rompemos el único principio -junto con el de la competencia- que vende bien que mal la ideología del sólo mercado. Además, con ello volvemos a lo mismo: en los períodos de vacas flacas son de nuevo nuestros impuestos los paganos de los que administran el dinero ajeno (bancas, cajas, etc.) y que lo hacen a su criterio porque son entidades privadas. No es esta una solución de izquierdas, ni justa, ni conveniente. Al menos es mi opinión. Es precisamente en estas situaciones donde hay que observar el principio que encabeza este artículo. Hay otras soluciones.

El Estado, sea a través del Banco de España con la anuencia del BCE, sea a través de un fondo (FROP), puede prestar dinero, pero no dar dinero; El Estado, a través del BOE, puede y debe obligar a las Cajas que tienen problemas a su fusión, porque éllas -al igual que lo bancos- manejan dinero ajeno, dinero de los clientes. Y si el BOE no es suficiente, está el Parlamento de la Nación para saltar por encima de Cajas y Comunidades Autónomas aviesas y oportunistas. Ya es suficiente ayuda el acceso a créditos privilegiados del B. de E. y del BCE. El dinero público es sagrado y debe dedicarse a lo público (Sanidad, Educación, Pensiones, Dependencia, Infraestructuras, Defensa, Exterior, etc.). Banca pública, Gasto público compensatorio -tal como se está haciendo- y tipos de interés bajos (del BCE) son los 3 instrumentos básicos para combatir la crisis a corto plazo. A medio plazo hay que hacer otras cosas.

Antonio Mora Plaza - Economista.

(1) Ver Banco de España.

(2) Ver mi artículo (con perdón).


Que cada palo aguante su vela
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