3 de octubre de 2010, 14:17
NUEVATRIBUNA.ES - 14.2.2010
Los que ahora quieren defenestrarlo anteriormente le habían elevado a la categoría de héroe nacional por su actuación en el caso GAL.
Es una figura controvertida que no despierta indiferencia, un juez cuya carrera profesional se nutre de casos polémicos, GAL, narcotráfico, terrorismo, Pinochet, corrupción; casos con los que alcanzó popularidad y status de estrella mediática pero también con los que jalonó su camino de poderosos enemigos que ahora le acusan de prevaricación.
Garzón es el único juez que “se atrevió a lo que nadie se había atrevido, a investigar las desapariciones forzadas, cien mil desapariciones” (Carlos Jiménez Villarejo, primer fiscal Anticorrupción, actualmente retirado). Su “atrevimiento” puede costarle muy caro porque en fechas próximas la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo va a fijar día y hora para su presencia en el banquillo como imputado por haberse “excedido” en sus competencias en la investigación de los crímenes de la Guerra Civil y del franquismo.
El mismo día en que Conde Pumpido declaró que la Fiscalía no es partidaria de la suspensión de Garzón como magistrado, la defensa del juez presentó un recurso de apelación contra el auto del Magistrado Varela por “insostenible en su valoración de los hechos, infundado en la aplicación del Derecho material y sinceramente incomprensible en la aplicación del Derecho procesal". La defensa de Garzón hace especial hincapié en la intención de descalificación de la labor del magistrado con la que hay un claro desacuerdo que califican de “insuficiente” para acusar al juez de prevaricador.
En esta historia junto al juez Garzón comparten protagonismo las indefensas víctimas del franquismo y los herederos del mismo, los denunciantes.
Sobre la situación actual de las víctimas es clarificadora la opinión de Francisco Etxebarría, médico forense de la Universidad del País Vasco, quien en el diario Público asegura que "Es la historia al revés. Sus padres y abuelos republicanos fueron condenados por rebelión cuando habían sido leales al Gobierno. Y ahora, el juez que por fin les atendió es juzgado por la admisión de una denuncia de Falange Española de las JONS".
En cuanto a los denunciantes…
Estos últimos días asistimos a un nuevo episodio de la impunidad con la que actúan los que hacen apología del fascismo, los que intentan enmascarar como ceremonias de carácter “espiritual” actos que no son otra cosa que ejercicios públicos de exaltación del genocidio y la dictadura.
El homenaje a los que “murieron por Hitler” que protagonizó un grupo compuesto por falangistas, familiares de falangistas y jóvenes con simbología neonazi en el Cementerio de la Almudena y en la Iglesia de los Jerónimos fue una reunión de camisas azules, insignias de la División Azul (soldados enviados por Franco para apoyar a Hitler y el nazismo durante la Segunda Guerra Mundial) y hebillas con el yugo y las flechas, en definitiva el kit imprescindible para entonar Cara al Sol y Yo tenía un camarada con el brazo en alto. Esta parafernalia fascista, previa publicación de una esquela en ABC sufragada por la Fundación Hermandad División Azul, se produjo en un escenario temporal coincidente con el “acoso y derribo” al que está siendo sometido Garzón.
Si el artículo 15 La Ley de Memoria Histórica establece que “las administraciones públicas tomarán las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la dictadura” no se entiende por qué no se tomaron las medidas adecuadas para impedir, tal y como establece la ley, esta delictiva exaltación.
Si este homenaje se hubiese celebrado en Alemania los que realizaron el saludo fascista habrían acabado en la cárcel porque, tal y como nos recuerda Juan Gallo (Comisario para la Memoria Histórica de la Junta de Andalucía) “en Alemania al que levanta el brazo se le encierra”.
Sin embargo en el acto de la Almudena la actividad policial se redujo a la presencia de varios furgones blindados frente a la entrada del cementerio. Los antidisturbios tenían como única misión evitar el enfrentamiento entre los asistentes al acto y los okupas de una casa cercana que habían expresado su disconformidad con una pancarta en la que podía leerse "No más homenajes a asesinos fascistas en este cementerio".
Para Jiménez Villarejo la situación actual de Garzón es debida a actitudes "de recelo, de envidia, de venganza" porque "Es el juez que más se ha enfrentado a ETA y a su entorno, el que más eficazmente ha combatido el narcotráfico y la delincuencia financiera. Desarticuló las cuentas secretas del BBVA en Jersey o el caso Pretoria, que alcanza a Prenafeta y Alavedra. Combatió la guerra sucia contra el terrorismo del GAL, el caso Gürtel de corrupción en el seno del PP, las dictaduras latinoamericanas...”
Si nos atenemos a las declaraciones que hizo a la SER Carlos Jiménez Villarejo mantener la confianza en las instituciones judiciales es una tarea harto difícil: "La extrema derecha española ha conseguido poner a su servicio a una parte de la magistratura. Es así. Seis magistrados del Tribunal Supremo y cinco vocales del Consejo General del Poder Judicial, lo cual ya es gravísimo en sí mismo".
Pilar Rego - Educadora Social.
Los que ahora quieren defenestrarlo anteriormente le habían elevado a la categoría de héroe nacional por su actuación en el caso GAL.
Es una figura controvertida que no despierta indiferencia, un juez cuya carrera profesional se nutre de casos polémicos, GAL, narcotráfico, terrorismo, Pinochet, corrupción; casos con los que alcanzó popularidad y status de estrella mediática pero también con los que jalonó su camino de poderosos enemigos que ahora le acusan de prevaricación.
Garzón es el único juez que “se atrevió a lo que nadie se había atrevido, a investigar las desapariciones forzadas, cien mil desapariciones” (Carlos Jiménez Villarejo, primer fiscal Anticorrupción, actualmente retirado). Su “atrevimiento” puede costarle muy caro porque en fechas próximas la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo va a fijar día y hora para su presencia en el banquillo como imputado por haberse “excedido” en sus competencias en la investigación de los crímenes de la Guerra Civil y del franquismo.
El mismo día en que Conde Pumpido declaró que la Fiscalía no es partidaria de la suspensión de Garzón como magistrado, la defensa del juez presentó un recurso de apelación contra el auto del Magistrado Varela por “insostenible en su valoración de los hechos, infundado en la aplicación del Derecho material y sinceramente incomprensible en la aplicación del Derecho procesal". La defensa de Garzón hace especial hincapié en la intención de descalificación de la labor del magistrado con la que hay un claro desacuerdo que califican de “insuficiente” para acusar al juez de prevaricador.
En esta historia junto al juez Garzón comparten protagonismo las indefensas víctimas del franquismo y los herederos del mismo, los denunciantes.
Sobre la situación actual de las víctimas es clarificadora la opinión de Francisco Etxebarría, médico forense de la Universidad del País Vasco, quien en el diario Público asegura que "Es la historia al revés. Sus padres y abuelos republicanos fueron condenados por rebelión cuando habían sido leales al Gobierno. Y ahora, el juez que por fin les atendió es juzgado por la admisión de una denuncia de Falange Española de las JONS".
En cuanto a los denunciantes…
Estos últimos días asistimos a un nuevo episodio de la impunidad con la que actúan los que hacen apología del fascismo, los que intentan enmascarar como ceremonias de carácter “espiritual” actos que no son otra cosa que ejercicios públicos de exaltación del genocidio y la dictadura.
El homenaje a los que “murieron por Hitler” que protagonizó un grupo compuesto por falangistas, familiares de falangistas y jóvenes con simbología neonazi en el Cementerio de la Almudena y en la Iglesia de los Jerónimos fue una reunión de camisas azules, insignias de la División Azul (soldados enviados por Franco para apoyar a Hitler y el nazismo durante la Segunda Guerra Mundial) y hebillas con el yugo y las flechas, en definitiva el kit imprescindible para entonar Cara al Sol y Yo tenía un camarada con el brazo en alto. Esta parafernalia fascista, previa publicación de una esquela en ABC sufragada por la Fundación Hermandad División Azul, se produjo en un escenario temporal coincidente con el “acoso y derribo” al que está siendo sometido Garzón.
Si el artículo 15 La Ley de Memoria Histórica establece que “las administraciones públicas tomarán las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la dictadura” no se entiende por qué no se tomaron las medidas adecuadas para impedir, tal y como establece la ley, esta delictiva exaltación.
Si este homenaje se hubiese celebrado en Alemania los que realizaron el saludo fascista habrían acabado en la cárcel porque, tal y como nos recuerda Juan Gallo (Comisario para la Memoria Histórica de la Junta de Andalucía) “en Alemania al que levanta el brazo se le encierra”.
Sin embargo en el acto de la Almudena la actividad policial se redujo a la presencia de varios furgones blindados frente a la entrada del cementerio. Los antidisturbios tenían como única misión evitar el enfrentamiento entre los asistentes al acto y los okupas de una casa cercana que habían expresado su disconformidad con una pancarta en la que podía leerse "No más homenajes a asesinos fascistas en este cementerio".
Para Jiménez Villarejo la situación actual de Garzón es debida a actitudes "de recelo, de envidia, de venganza" porque "Es el juez que más se ha enfrentado a ETA y a su entorno, el que más eficazmente ha combatido el narcotráfico y la delincuencia financiera. Desarticuló las cuentas secretas del BBVA en Jersey o el caso Pretoria, que alcanza a Prenafeta y Alavedra. Combatió la guerra sucia contra el terrorismo del GAL, el caso Gürtel de corrupción en el seno del PP, las dictaduras latinoamericanas...”
Si nos atenemos a las declaraciones que hizo a la SER Carlos Jiménez Villarejo mantener la confianza en las instituciones judiciales es una tarea harto difícil: "La extrema derecha española ha conseguido poner a su servicio a una parte de la magistratura. Es así. Seis magistrados del Tribunal Supremo y cinco vocales del Consejo General del Poder Judicial, lo cual ya es gravísimo en sí mismo".
Pilar Rego - Educadora Social.