Ha sido puro espectáculo. Allá Camps en al atril, con esa media sonrisa de quien sabe que diga lo que diga será jaleado, diciendo que Zapatero se va porque perdió las elecciones en la Comunidad Valenciana. Así, con un par.
Me he preguntado viendo las imágenes si los que aplaudían eran extras contratados, y muy bien pagados o eran miembros sectarios de quienes piensan que la corrupción es buena y que la ley del embudo es la más científica de cuantas se hayan plasmado a lo largo y ancho de la historia.
Esas muecas de hienas reidoras y gaviotas carroñeras, ¿o era al revés?, se contagian y dotan al individuo infectado de una capacidad inagotable de falacia y demagogia que no tiene categoría de curable. Y aunque tuviera cura, la cosa estaría complicada, porque Camps promete hospitales e inaugura maquetas. Y yo no lo veo. Sí, ya lo sé, soy caprichosa, pero no lo veo.
Es evidente que a las hienas, el anuncio de Zapatero de no presentarse a la reelección, les ha servido para ver cómo se les escapaba lo que ellas suponían un suculento manjar. Y es que una vez que las expectativas se vienen abajo, las necesidades del hambre y la gazuza de poder hacen graznar a las gaviotas ansiosas que de los fondos de los lodazales salga bicho viviente que sacie su hambre.
Y mientras tanto, graznan y graznan. Es sabido que se alimentan de cualquier cosa y no son nada escrupulosas. Como los dirigentes del PP. No importa qué y cómo digan las cosas si consideran que les acerca a la Moncloa. No importa creer más a una banda de terroristas que al Gobierno teniendo, incluso, la osadía de poner el sello de ETA en la cara de Rubalcaba en un programa de la televisión pública de Madrid, todo vale. Para ellos es la guerra y nada les impedirá poner los palos, troncos e incluso postes en las ruedas para que el carro de paz tropiece. Va en ello el interés económico de unos cuantos y el discurso de la mayoría. Y el negocio es el negocio.
Campeones de la falacia saben criticar medidas que proporcionan derechos fundamentales, como lo es la Igualdad, pero ocultan en comentarios inocentes cargados del más mortal de los venenos, los copagos en sanidad y educación. A los Presidentes autonómicos de las regiones gobernadas por el PP, la pelota de los favores a los amigos se les ha hecho tan grande que se ha convertido en alud, de los que ruedan desbocados ladera abajo pasando por encima de quienes no tienen la jeta de titanio y un historial de crecederas semejante a los que provocaron semejante desastre.
Pagar por la educación y la sanidad es pagar dos veces, pero como ellos son así, con la vergüenza por estrenar y la demagogia casi agotada, propondrán un 3 por 2 para que parezca una oferta del Eroski en yogures a punto de caducar.
Algo parecido pasará con la energía nuclear. Las centrales no sólo estarán próximas, se apelotonarán y pobres de nosotros como haya una fuga radioactiva, que la historia es tozuda y en la mente de cada ciudadana y ciudadano seguro que reaparece el Prestige con su chapapote por todo el país, anegándolo todo en alquitrán y torpeza.
Lo público se estudiará en los libros de Historia Contemporánea, ya que los adalides de la avaricia y la corrupción, conseguirán hacer buena a la trama Gürtel y recordaremos como una mera anécdota lo que sucedía en aquellos momentos.
Y el que se crea que en su casa está a salvo de miradas indiscretas, que mire alrededor, que el sistema de espías funciona veinticuatro horas y nadie se libra.
Y el que no se confiese, comulgue, rece, pague donativos, se flagele, admita la pederastia de los curas por gracia divina, aborte y se líe con su jefe, no sólo arderá en el infierno (que visto lo visto podría ser la tabla de salvación) es que no podrá ser considerado ciudadano de bien y caerá en las calderas de Mayor Oreja y Alcaraz.
Y mucho me temo que todo ello, en las vascongadas, irá junto a la obligación de ser un pecador euskaldún, vascoparlante o por lo menos que practique inquinas en las cocinas de Sabin Etxea, cuna del nacionalismo que se precie. Porque, no nos engañemos, las derechas siempre acogieron en su seno a quienes ávidos de poder, prescindieron de los escrúpulos y éticas lastradoras.
Y Rosa Díez como buena croupier en una partida de mafiosos, mirando a uno y otro para saber quién es el que gana la partida para adherirse a él como pulga a perro sarnoso. Porque lo de querer ser de izquierdas siendo de derechas es como pretender que el Papa instaure la Igualdad en el Vaticano. Pura utopía.
Y en esas estamos. Sacando a jirones las máscaras que ocultaban a las hienas y sacando los tapones que impedían oír los graznidos de las gaviotas encargadas de matar negros en un videojuego. Eso sí, podrán aterrizar en el Aeropuerto de Castellón, que como aviones no tiene…
Y, desgraciadamente, no será lo último que veamos. ¿Seremos capaces los ciudadanos de acabar de desenmascarar a aquellos que nos toman por idiotas y que se creen que todo el monte es orégano?