viernes. 29.03.2024

Porqué atracan al Estado

Willie Sutton fue un atracador atípico que, además de vaciar cajas de banco con un punto de elegancia propio del mismismo David Niven, no reparó en relatar sus experiencias en distintos formatos literarios, que se sepa una novela y una biografía novelada. Pero su fama no viene de su inquietud literaria, sino de su reflexión circunspecta a propósito de los actos, en este caso sus actos delictivos, en la vida.

Willie Sutton fue un atracador atípico que, además de vaciar cajas de banco con un punto de elegancia propio del mismismo David Niven, no reparó en relatar sus experiencias en distintos formatos literarios, que se sepa una novela y una biografía novelada.

Pero su fama no viene de su inquietud literaria, sino de su reflexión circunspecta a propósito de los actos, en este caso sus actos delictivos, en la vida.

Atrapado y puesto ante la justicia, fue requerido a responder a la cuestión central de su presencia ante el tribunal: porqué atraca bancos Sr. Sutton, fue inquirido. Porqué es ahí donde esta el dinero, respondió el clarividente expropiador de bancos.

Un tanto irónica la respuesta, pero honesta y veraz. Si quieres dinero, dónde deberías ir a buscarlo: a los bancos. A pedir un crédito. No hombre, no pierdas el tiempo, a vaciarlo por la fuerza de las pistolas o por la fuerza de los estatutos del consejo de administración.

Los bancos son una pieza de caza menor, ha quedado claro que están al alcance de la garra de cualquier advenedizo, con gomina o con zapatillas de ballet. Poca cosa, la “pasta gansa” la gran cacería esta en otra parte. Y en este momento la pieza es el Estado, así es que liguemos los bancos al estado y me cobro dos con el trabajo (fácil) de tumbar a uno.

Un conjunto de predadores reconocible con nombres, apellidos, acrónimos, logo y hasta secretario general o director gerente se encuentra en pleno acto de rendición del Estado de Bienestar, de agotamiento de la existencia del Wellfare State, de lanzarse sobre sus nutritivos despojos 

Podríamos preguntar, como al Sr. Sutton, la razón de su conducta, ¿Porque atracan al Estado? Porque es ahí donde se encuentra la riqueza. Sin duda sería la respuesta si fueran tan honestos como el asaltador de bancos a secas.

¿Seguro, es en el estado de bienestar donde se encuentra la verdadera riqueza? Pues sí y sin lugar a dudas. ¿Qué es la riqueza sino la autonomía que proviene de la confianza en que sea lo que fuere a depararnos el futuro no será la salud y la ignorancia lo que nos impida perseguir nuestro sueño, lo que nos entregue a la voluntad de otros? Porque cuando carecemos de los medios de cuidar nuestro cuerpo y no podemos advertir la mentira y la superstición que atasca nuestro entender, entonces se han acabado las posibilidades de ser rico, de ser autónomo, de ser nosotros Sin salud y saber ya no somos nuestros y de los nuestros, somos de otros, de los que cobran piezas y saborean el bocado de hoy y la ingesta de mañana.

Atracar el Estado es una estrategia de debilitamiento de las piezas que en los últimos cincuenta años, al menos en Occidente, han adquirido fuerza para sobrevivir al acoso de los depredadores. Si no indemnes, la salud, la educación, y también la legislación laboral, el cuadro de leyes y normas regulatorias de las actividades mercantiles, comerciales, de producción y consumo de bienes y de servicios, ha permitido desarrollar una coraza frente al abuso de los más dotados para la dominación.

El Estado institucional no es el fin que persiguen quienes atentan contra su existencia, quienes lo atracan. Son los ciudadanos que lo sustentan, las piezas que por un azar histórico se han hecho fuertes y autónomos, que se resisten a la presión de los poderosos usando el Estado, usando la salud y la educación como escudo protector ante la enfermedad debilitadora y la ignorancia inducida.

Pero si el Estado está vencido, desangrado, ya casi incapaz de ofrecer salud y educación preventiva frente al predador, ¿Porqué continua su acoso, su atraco continuado?

Por una segunda razón que explica, como en el caso del atracador de bancos a la antigua usanza su insistencia en el objeto de la acción delictiva, es ahí donde se encuentra el dinero. La sociedad debilitada ofrece extraordinarias posibilidades alimenticias. Tras el gran cazador que se reserva las mejores partes, ahora llegan los carroñeros que no pudiendo hacerse con el muslo de la cebra, se ceban con los hígados, páncreas y los intestinos, si hace falta también con las heces.

Los ciudadanos que de forma colectiva y bajo el  Estado han paladeado las mieles de la seguridad y la autonomía a través de la salud y de la educación colectiva, ya están inoculados por el virus de la seguridad y pagarán el precio que sea necesario para tratar de mantener este estatus ligado a la autonomía o a algo que se le parezca, que lo recuerde.

Desecho el mecanismo colectivo que garantizaba la verdadera autonomía, el estado de bienestar, una ficción atrapa al cuerpo central social. El horror al vacío se rellena con fuertes dosis de autoengaño y mistificación del lugar que uno ocupa. Ya me lo pagaré si llega el caso dicen los tiernos cervatillos.

Pues bien, el caso ha llegado y la vamos a pagar. Doblemente, vamos pagar por la salud, por la educación y por la ensoñación de que los actores del mercado lo hacen persiguiendo el bien común. Pero ni lo uno, ni lo otro. Obtendremos remedos de salud y de educación que antes de convertirnos en seres y ciudadanos libres y autónomos, nos cargarán con el peso de la dependencia que nos debilita y nos convierte en presas fáciles, reservas cautivas, ganado.

¿Porqué atracan al Estado? Porque es ahí donde esta la seguridad, la responsabilidad compartida, la estrategia de defensa colectiva, en definitiva, la libertad y por tanto la riqueza. 

Porqué atracan al Estado
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