jueves. 28.03.2024

Por la calle de en medio

NUEVATRIBUNA.ES - 28.5.2010Es cierto que hay una tendencia entre los españoles (no se si fuera ocurrirá lo mismo) para ser fuertes y poco flexibles con los débiles, y excesivamente serviciales con los fuertes.Este uso, bastante generalizado por desgracia, recorre las distintas ramas de nuestra sociedad. Pero hoy, me interesa centrarme en la parte que afecta a la política.
NUEVATRIBUNA.ES - 28.5.2010

Es cierto que hay una tendencia entre los españoles (no se si fuera ocurrirá lo mismo) para ser fuertes y poco flexibles con los débiles, y excesivamente serviciales con los fuertes.

Este uso, bastante generalizado por desgracia, recorre las distintas ramas de nuestra sociedad. Pero hoy, me interesa centrarme en la parte que afecta a la política. Quizás porque uno empieza a estar muy harto de tanto charlatán de feria con pretensiones.

Miren, los recortes sociales son malos para el común de los ciudadanos los haga quien los haga y los vista como los vista. Que el Gobierno de España se fiara de los análisis del Fondo Monetario Internacional y del Banco Central Europeo, que no han dado ni una, es su responsabilidad. Que se creyeron “los planes” de que el G-8 o el G-20 le iban a poner “los cascabeles al gato del mercado” y se iba a controlar por parte de los estados la situación de desmán especulativo también debería ser su responsabilidad. Porque lo que hemos sufrido y seguimos padeciendo son los efectos de la pura y dura especulación contra los estados que han mostrado mayor debilidad e incertidumbre.

Es por esto que me resulta más incomprensible la fe de nuestro presidente, que en su discurso en el Congreso de los Diputados para presentar los recortes sociales, en la tercera página de su alocución, seguía confiando con una candidez admirable en que el G-20 completará su tarea en la reunión del próximo mes en Toronto…

Me entristece ver que nadie (al menos entre los partidos que ejercen el poder en España y en el mundo), se atreva a plantear ahora una salida diferente de la crisis desde la izquierda. Una salida basada en un proyecto socialdemócrata, con economía y recorte de tantos gastos superfluos e inútiles, de las dádivas a los eurodiputados para que organicen “turismo político” desde los distintos países, y con un claro proyecto de consolidación europea.

O eliminando los miles de coches oficiales innecesarios de todo tipo de administraciones y entes oficiales, confederaciones hidrológicas… etc., etc.

O reestructurando la Defensa con un Sistema Europeo que permitiría reducir cargos y presupuestos a la mitad.

O mancomunando cientos de pequeños ayuntamientos con el correspondiente recorte de gastos y optimización de recursos humanos y de todo tipo…

O acometiendo la reducción estricta de la triple administración que tenemos en España a las competencias reales de una administración federalizada. Y, miren, ya de paso se podrían plantear la reforma del Senado para que sea una auténtica Cámara de representación territorial o suprimirlo sin que se resienta lo más mínimo la democracia de este país.

Por el lado de los ingresos, -porque la salida alternativa tiene que basarse también en los ingresos- se debería recuperar de entrada el impuesto sobre el Patrimonio, que no debió haber sido suprimido, y que representaba 1200 millones que hoy se antojan muy importantes.

Y ya de cara al nuevo Proyecto de Presupuestos Generales, debería plantearse una reforma del IRPF que no se quede en establecer un impuesto a las grandes fortunas, sino que ponga bases sólidas para un futuro de suficiencia financiera en un estado social avanzado.

Me produjo tristeza escuchar al portavoz socialista en el Congreso, cuando intentaba conseguir el voto del PP para las medidas de recorte planteadas por el gobierno, la argumentación de que se estaba pidiendo lo mismo que otros gobiernos europeos están solicitando a sus parlamentos. Claro, pero es que Francia, Italia, Inglaterra o Alemania son gobiernos sustentados por la derecha europea. Quizás sin darse cuenta, el portavoz del Grupo Socialista estaba poniendo el dedo en la llaga de la izquierda: ¿Cuáles son las diferencias? ¿Acaso da lo mismo que gobierne la derecha o que lo haga la izquierda para afrontar la crisis? Sería una penosa y errónea conclusión. Yo desde luego no la comparto. Aunque mucho me temo, por lo que observo, que la crisis pasará sin que veamos un debate y unas propuestas serias desde la izquierda como alternativa a lo que está siendo la salida de la crisis impuesta por la derecha europea.

Martín Landa - Sindicalista

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