jueves. 25.04.2024

Pide la palabra uno de la “lista negra de los 16”

Vivir en una sociedad mediática no exime �sino al contrario- a quienes tienen la oportunidad de expresar sus puntos de vista en periódicos, radios y televisiones e influir así en la “opinión” orteguiana, de evitar generalizaciones que tienden a confundir la definición creada con el contenido supuestamente definido.
Vivir en una sociedad mediática no exime �sino al contrario- a quienes tienen la oportunidad de expresar sus puntos de vista en periódicos, radios y televisiones e influir así en la “opinión” orteguiana, de evitar generalizaciones que tienden a confundir la definición creada con el contenido supuestamente definido. De no hacerlo, pueden terminar estableciendo mitologías que, con el paso de los días, terminan convirtiéndose en axiomas que coartan cualquier debate para dar paso a la descalificación gruesa del que no comparte su parecer.

Uno de los temas que están siendo sujeto de lo dicho es la denominada Directiva de Retorno, que el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero ha votado favorablemente en el Consejo �junto con todos los gobiernos socialistas-, lo mismo después que los eurodiputados del PSOE �con otros veinte compañeros de diversas nacionalidades-, que han recibido por ello tal catarata de insultos y calificativos malsonantes que durante unos días han tenido la sensación de que el cielo se venía abajo sobre sus cabezas. Precisamente por ello es por lo que se hace más necesaria que nunca la explicación razonada, basada en argumentos, para no caer en la situación de algunos interlocutores con responsabilidades públicas que, al llamarnos airados para manifestar su indignación, han bajado la voz al contestar a una simple pregunta: -“¿la has leído?”, -“pues no”, algo quizás no achacable a ellos, sino a que, a pesar de ser cortísima, ningún medio de comunicación en papel o digital la ha facilitado literalmente (en mi blog sí se encuentra de forma gratuita: http://ccarnero.blogspot.com/ ).

Lo acaba de hacer el Presidente Zapatero en el Congreso de los Diputados, cuyas explicaciones en defensa de la Directiva me gustaría seguir aquí. Primero, la Directiva tiene como objetivo poner las cosas difíciles a las mafias de la inmigración ilegal, evitando al tiempo que gobiernos como el de Silvio Berlusconi terminen declarando delincuente al inmigrante que llega sin ningún tipo de permiso a la UE. Segundo, la Directiva mejora sustancialmente la situación actual, en la que cada país comunitario hace lo que quiere: por ejemplo, en 9 de ellos �algunos tan admirados como Suecia o Dinamarca- no hay límite para la retención del inmigrante ilegal y en muchos estados no se contempla la intervención judicial en el proceso. Tercero, es falso que la retención de un inmigrante ilegal quede fijada en 18 meses �mucho menos de lo que se proponía en el proyecto inicial, por cierto-, sino en 6, con una posible ampliación de 12 en determinadas circunstancias y siempre con intervención judicial. Cuarto, la seguridad jurídica que se garantiza al inmigrante ilegal en todo momento �que inmediatamente después de ser retenido se dirige al juez en las mismas condiciones que cualquier nacional- no existe hoy de forma armonizada en la UE y no tiene parangón en ninguna otra democracia �la comparación con los Estados Unidos es estruendosa-. Quinto, la Directiva no prevé la deportación (la palabra se ha utilizado con evidente malicia) de los menores, sino una atención que blinda su protección en tanto que tales en todo momento. Sexta, la Directiva no ordena a ningún estado a debilitar su actual legislación en términos de derechos, sino que obliga a todos a reforzarla.

Por lo tanto, la cuestión a responder es esta: ¿preferimos quedarnos como estamos, con las mafias de la inmigración ilegal actuando a sus anchas ante la ausencia de armonización legislativa en la UE, u optamos por que tal armonización exista en beneficio de la seguridad jurídica del inmigrante ilegal y de sus condiciones de vida? De la que se deriva otra: ¿no es correcto luchar desde la democracia y los derechos contra la inmigración ilegal para favorecer la legal, como se hace desde esta Directiva y se promoverá las siguientes en este terreno?

¿O es que alguien piensa de verdad que Zapatero se ha vuelto un fascista xenófobo, como se nos ha llamado a los eurodiputados que hemos apoyado esta Directiva?

Me da la impresión de que en este país de extremos �vuelvo a constatarlo con pesadumbre- conviene promover un auténtico debate político en el que el insulto no sustituya a la reflexión, de la que pueden salir tanto el acuerdo como la discrepancia, pero no la falsedad y la exageración �por ejemplo, la que liga esta Directiva con la de Tiempo de Trabajo, que algunos llaman (yo no) de las 65 horas- que termina achacando a la UE intrínsecas maldades, fomentando tendencias que en este país no habían existido jamás.

Una cosa más: las listas negras �como esa que algunos exaltados han confeccionado con los 16 nombres de los eurodiputados del PSOE que han votado SÍ a la directiva- sobran en democracia.

Pide la palabra uno de la “lista negra de los 16”
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