viernes. 29.03.2024

Periodismo, crisis y derechos humanos

NUEVATRIBUNA.ES - 17.3.2009La crisis económica se está cebando en numerosos sectores pero arrastra una incidencia especial en el periodismo, sobre todo en la prensa, a esa entrañable reliquia a la que algunos añaden el redundante epíteto de escrita, como si su propio nombre no dejara claro que sus palabras están impresas.
NUEVATRIBUNA.ES - 17.3.2009

La crisis económica se está cebando en numerosos sectores pero arrastra una incidencia especial en el periodismo, sobre todo en la prensa, a esa entrañable reliquia a la que algunos añaden el redundante epíteto de escrita, como si su propio nombre no dejara claro que sus palabras están impresas.

El crack, el Pear Harbour, el 11-S de la economía que hoy padecemos está afectando extrañamente a la publicidad, como si no fuese necesario invertir más en dicha materia para vender mejor los productos que ya no demandan los temerosos consumidores de nuestros días. Sea como sea, hay menos anuncios y por lo tanto menos ingresos. Así que numerosos editores han decidido recortar plantillas y dejarlas a rape: y quien esté libre de culpa o vaya a estarlo en los próximos meses, que tire la primera piedra.

En Francia, ha hecho falta que el propio Gobierno salga en auxilio de los periódicos. Y en nuestro país, la marea roja de la contabilidad alcanza incluso a las costas de imperios multimedia que parecían sobradamente consolidados. Claro que, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, hay más de un ERE que aprovecha la actual coyuntura como un formidable pretexto para recortar la nómina y que le salga baratita la poda de trienios.

Sobrada razón tienen aquellos que malician que la crisis económica también afectará a la política y que algunas de las actuales democracias dejarán de serlo: ojalá ocurriera al contrario y, al menos, la crisis sirviera para hartar a muchos subditos de países tiranizados, que quisieran echarle un definitivo pulso al poder para convertirse en ciudadanos con derecho a libertades y sufragio universal.

En los medios de comunicación de este lado del mundo, la falta de liquidez puede conllevar también una evidente falta de pluralismo: con un ejército cada vez más numeroso de mano de obra dispuesta a abaratar sus expectativas para dejar de militar en las colas del paro, no corren buenos tiempos para reivindicar la cláusula de conciencia, el secreto profesional o el estatuto del periodista que sigue estudiándose en España pero que, al día de hoy, sigue sin aprobarse.

En este contexto, podría considerarse como una audacia el manifiesto periodismo y derechos humanos impulsado por nuestro único premio Pullitzer, el fotoperiodista andaluz Javier Bauluz y que este fin de semana fue refrendado por la asamblea general de la Federación de Asociaciones de la Prensa de España, reunida en Sevilla.

El texto, que cuenta con el apoyo de una veintena de organizaciones nacionales e internacionales como la Fundación Ecología y Desarrollo, la Federación Colombiana de Periodistas, el Bahrain Center for Human Rights, la Junta Islámica española, la Asociación Pro Derechos de la Infancia, la Asociación Hermanos, Amigos y Compañeros de José Couso o varias facultades de comunicación, es hasta cierto punto simple y dice así: “La Declaración Universal de los Derechos Humanos debe ser el marco ético del periodismo.

El derecho a la información es una condición fundamental para el desarrollo pleno de la democracia, así como para que los ciudadanos puedan opinar y actuar libremente.

Los periodistas y las empresas periodísticas deben contribuir a que se respeten los derechos humanos, y su labor debe poner de manifiesto todas sus violaciones.

Las nuevas tecnologías amplían las posibilidades de acceso a nuevos medios de comunicación: democratizan el derecho a informar y a ser informado, y favorecen el desarrollo del periodismo desde el enfoque de los derechos humanos.

La independencia de los periodistas es vital para la sociedad y el periodismo es un servicio público a los ciudadanos que no puede estar sometido a intereses políticos o económicos particulares.

La defensa de los Derechos Humanos es una de las tareas primordiales del periodismo y los periodistas no podrán ejercer su labor si sus propios derechos humanos son vulnerados”.

Hasta cierto punto simple porque, con independencia de las controversias que todavía existen respecto al concepto de derechos humanos o, en otra medida, el de derechos civiles, no solemos tener claro de qué se trata, pero sabemos perfectamente de qué no se trata.

Y no se trata, sin ir más lejos, de que, a escala internacional, los periodistas sigan muriendo a manojitos �59 en 2008--, sin que se persiga judicialmente a sus asesinos, como bien demuestran los casos de Juantxo Rodríguez en Panamá, de José Couso en Irak o de Ricardo Ortega en Haití, por citar tan sólo tres ejemplos españoles.

Como tampoco se trata de que los mismos medios que airean las vulneraciones de los derechos humanos que puedan existir en Cuba, en China, en Venezuela o en Bolivia, presten sordina a los desvaríos de Augusto Pinochet y a esos mismos excesos en Colombia, el México, en Estados Unidos, en Israel o en la Rusia de Putin. Claro que a veces, sólo a veces, también ocurre al contrario.

Como tampoco se trata de que los periódicos y las emisoras que proclaman sus convicciones en esta materia acosen a sus profesionales por intentar ejercer la independencia de puertas para adentro.

Parodiando al bueno de Thomas Jefferson, que dicho aquello de Churchill que creo que dijo aquello de que prefiere un país con periódicos y sin gobierno que un país con gobierno pero sin periódicos, prefiero medios sin publicidad pero que respeten las reglas de oro de nuestra democracia que medios cargados de anuncios pero que se pasen por el forro tales principios. En cualquier caso, sería bueno una convivencia sostenible de ambos conceptos.

Así lo creen, por ejemplo, algunos de los firmantes del manifiesto, como Eduardo Márquez, Presidente de la Federación Colombiana de Periodistas FIP; como los corresponsales españoles Enrique Meneses o Ramón Lobo, como Walter Astrada, Premio World Press Photo 2007; como Karen Maron, Premio Club de Prensa Madrid 2006 o Mikel Deewever-Plana, Premio Periodismo y Derechos Humanos 2008; como los fotoperiodistas Jesús Abad, Enrique Fidalgo, Sergi Reboredo, Juan Carril, José Cendón o Juan Medina, y Ali Hussain Khudhair, periodista para ABC News en Irak. También han respaldado el documento Constanza Vieira, Premio “Richard de Zoysa” de Periodismo Independiente en 2005, así como reporteros de la talla de Georgina Cisquella, Guadalupe Yamin, Fernando Labrador, Javier Casal, Olga Rodríguez, o ciberperiodistas como Sarah Romero, Mansur Escudero �director de webislam-- o Rafael A. Hernández, director de Pressnet y Premio NetMedia European Online Journalism 2002. Pero también figuran en el mismo los nombres de activistas como Walter Cainí, representante de Uruguay en la Comisión Investigadora de Atentados a Periodistas o Vanusia Gon�alves da Silva, del Centro de Defesa da Vida e dos Direitos Humanos de A�ail�nia (Brasil), o la periodista Mónica Bernabé, presidenta de la Asociación por los Derechos Humanos en Afganistán (ASDHA). Tampoco extraña que, por ahora, hayan firmado dicho escrito el comunicador Manu Sánchez, el cantautor Paco Ibáñez, el politólogo Sami Nair o Federico Mayor Zaragoza, presidencia de la Fundación Cultura de Paz.

A juicio de Javier Bauluz �un tipo que cuando le comunicaron el premio Pullitzer por su trabajo en la región africana de los Grandes Lagos estaba ayudando a Reporteros Sin Fronteras en Chiapas--, el manifiesto “surge de la preocupación conjunta de los profesionales del periodismo y la sociedad civil ante la negligencia profesional y empresarial de la mayoría de los medios de comunicación en el cumplimiento de su deber social”. Ahora, más de 14.000 profesionales de la información representados en la Federación de Asociaciones de Periodistas de España han hecho suya esa hoja de ruta. Esperemos que sirva para algo y que no se convierta en papel mojado: como con frecuencia ocurre con la Declaración Universal de los Derechos Humanos, propiamente dicha.

Juan José Téllez es escritor y periodista, colaborador en distintos medios de comunicación (prensa, radio y televisión). Fundador de varias revistas y colectivos contraculturales, ha recibido distintos premios periodísticos y literarios. Fue director del diario Europa Sur y en la actualidad ejerce como periodista independiente para varios medios. En paralelo, prosigue su carrera literaria como poeta, narrador y ensayista, al tiempo que ha firmado los libretos de varios espectáculos musicales relacionados en mayor o menor medida con el flamenco y la música étnica. También ha firmado guiones para numerosos documentales.

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