viernes. 26.04.2024

Partidos y divididos

La situación que viven tanto el PP como IU, siendo tan diferentes, tienen, sin embargo, algo en común: el choque de dos conceptos de entender su acción política y la derrota electoral.
La situación que viven tanto el PP como IU, siendo tan diferentes, tienen, sin embargo, algo en común: el choque de dos conceptos de entender su acción política y la derrota electoral. El PP, tal vez poco acostumbrado a los debates internos, ha explotado conmovido por movimientos hasta ahora desconocidos pero que ha sacado a la luz que una organización creada con distintas opciones políticas, muy distintas incluso en sus objetivos, necesita al final una catarsis que clarifique las cosas.

No conviene olvidar que en el PP se unieron residuos del franquismo, ultra conservadores, liberales, centristas y otras opciones que, aún con un sentido democrático y abierto, no podían compartir los postulados del PSOE. Posiblemente lo que se esté debatiendo ahora sea consecuencia de años de un larvado enfrentamiento de diferentes formas de ver el futuro de España.

El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón exigía ayer la vuelta al centrismo, por más que ese centrismo nunca haya estado tan explícitamente como él quisiera en el partido Popular. Basta oír y leer lo que medios afines a determinados sectores populares opinan sobre una posible renovación del PP.

No creo que sea malo el debate de ideas. Y en eso �y al margen de otras consideraciones- no le falta razón a Esperanza Aguirre cuando lo pedía. Que el principal partido de la oposición busque la claridad de criterios y la política que realmente quiere poner en práctica, no sólo no es malo, sino necesario. No da la sensación, sin embargo, que el PP vaya a salir fortalecido en sus unidad. Es una brecha que, día a día, se ha ido agrandando y que será difícil cerrar.

Izquierda Unida tiene parecidos problemas. También en esta organización se está debatiendo un modelo de acción política y también en IU confluyen distintos conceptos y objetivos. También IU fue producto de la unión de diversas organizaciones a las que, en muchos casos, sólo unió una idea general de presentar una alternativa a las dos únicas opciones mayoritarias existentes: PP y PSOE.

Es evidente la necesidad de una fuerza como IU, contrapeso necesario a una izquierda que, como el partido Socialista, se va dejando en el camino del Gobierno jirones de su ideología. El cruce de manifiestos entre las distintas familias que componen IU no es más que la demostración de unas diferencias difíciles de salvar.

Y, al margen de otras cuestiones, nadie puede negar la generosidad con que el PCE abordó la creación de Izquierda Unida, tanto económica como organizativamente. La misma generosidad, en este caso ideológica, que unos y otros deben mostrar en estos momentos, porque el esfuerzo de aunar criterios, cuando, además, hay un componente personal entre algunos de sus dirigentes, no parece fácil. Mientras tanto, parece que lo más sensato sea respetar el debate y mirar y conocer más una sociedad y un país que necesita otras opciones al PP y al PSOE. Posiblemente sean los militantes de base los grandes agraviados de unas tensiones que ni comprenden ni desean.

Habrá que esperar que se imponga en ambos casos la razón. Y que PP e IU busquen no lo que interesa a sus líderes, sino lo que interesa a los ciudadanos que, por cierto, pueden terminar hartos de la lucha fratricida. León Felipe escribió hace años:

“Aquí estoy...

En este mundo todavía... Viejo y cansado... Esperando
a que me llamen...

Muchas veces he querido escaparme por la puerta maldita
y condenada
y siempre un ángel invisible me ha tocado en el hombro
y me ha dicho severo:
No, no es la hora todavía... hay que esperar...”

Que llegue, en fin, esa hora.

Partidos y divididos
Comentarios