jueves. 28.03.2024

Panorama deprimente

El panorama de nuestra actividad productiva como país es de infarto. Por un lado el comportamiento de las empresas, ya que entre 2005 y 2013...

El panorama de nuestra actividad productiva como país es de infarto. Por un lado el comportamiento de las empresas, ya que entre 2005 y 2013 han desaparecido más de 275.000. Solamente en el año que está finalizando, 2013,  se han dado de baja 180 empresas cada día. Nada menos que el 96% de nuestras empresas tienen menos de 10 empleados, calificables, por tanto, como microempresas. Más del 50% de las empresas corresponden a autónomos que tienen de uno a tres asalariados contratados. Dicho de otra forma, de los 3.000.000 de empresas que tenemos, solamente 101 se pueden calificar de grandes, o sea, un 0.003%. Menos, es nada. Solo hay unas 4500 empresas con más de 250 trabajadores. Mas de 6000 patronales articulan la representación a diversos niveles.  

Los sectores de actividad a los que están adscritas estas empresas son: 55% a servicios, todavía un 13.5% a la construcción y solo un 6.6% al sector industrial. El resto se reparte entre la agricultura y otras actividades. Decrépita distribución y endeble estructura productiva, máxime si tenemos en cuenta que de las grandes empresas, la mayoría  responden a capital foráneo. 2/3 de las empresas están en pérdidas, actualmente y 1/3 en números negros.

En estas empresas se contrata, menos de lo deseable, a trabajadores en una distribución enloquecida de contratos de baja cualificación o tendentes a ella. Un 1.2% son contratos de formación, solo un 7.5% son indefinidos y, nada menos que un 91.3% de contratos temporales. De acuerdo con esta “brillante” panoplia de contrataciones, la actividad productiva de este país es “dinámica y cambiante hasta límites insospechados”, temporera, nada estable. Eso es lo que pudiera reflejar el que 9 de cada 10 contratados lo es en precario. No solo eso, sino que 4 de cada 10 lo son a tiempo parcial. En el mes de Octubre el 90% de los contratos que se suscribieron en el sector servicios fueron temporales. Nunca se trata de personal cualificado. La “formación no es necesaria”, porque el contrato no lo puede contemplar. Si tenemos en cuenta que el sector servicios es el que genera el 75% de los nuevos contratos, el perfil de lo que está ocurriendo en España en la contratación es deprimente.

La contratación temporal retrasa la emancipación, la maternidad y el proyecto de vida. La eventualidad no contribuye al equilibrio personal, más bien al contrario, supone un elemento de desequilibrio de primera magnitud. Este tipo de contratación no fomenta el desarrollo, ni permite una proyección futura, ya que el contrato pone fecha de caducidad como ocurre ahora de forma generalizada. La edad media de las personas contratadas en contratos temporales ha sido de 36 años. En teoría un contratado a esa edad debería haber formado una familia y no puede ni siquiera pensar en  ello, dada la precariedad en la que se desenvuelve. Los contratos temporales, en buena lógica,  debieran ser para los que el trabajo lo es así, que su naturaleza es así. Si no es así,  debería pasar a indefinido, al serlo su carácter. No puede darse prioridad a intereses económicos empresariales, sobre los propios e intransferibles de las personas. Es una lucha desigual en la que derechos personales se enfrentan a intereses económicos, de competitividad que menoscaban aspectos fundamentales de las personas. ¿por qué se le otorga mayor valor y prioridad a un devengo económico a favor del capital, frente a aspectos vitales de una persona, el trabajador? Solamente un país inerme, insensible y ciego, puede preferir atender a aspectos materiales, antes que a los de un proyecto vital de sus miembros.

La crisis está resultando tremenda. Hoy hay unos 50.000 comercios minoristas menos que al principio de la crisis. Pero no es eso solo, por cuanto arrastran a personas multiplicando un efecto pernicioso, cual es la de romper trayectorias vitales. Es normal que la actividad productiva albergue a 1/3 de parados de larga duración. Es una cifra estadística general. Solo que, ahora en España esta cifra alcanza el 50% en nuestro país. Es decir, se trata de que la mitad de las vidas profesionales truncadas, no volverán a restablecerse nunca. Ya solamente encararán el final, desde la posición marginal en las que se han visto centrifugados.

En época democrática, nuestro país ha asistido a 35 reformas laborales. Pese a que se suele poner de ejemplo el pacto de la moderación salarial acordado entre sindicatos y empresarios, ninguna de las reformas ha contribuido a estabilizar las vidas personales. Ni siquiera ha mejorado la competencia de las empresas. Hoy solamente se atiende a una deidad llamada competitividad. Eso, en otras palabras es la baratura. La solidaridad con la que compite, está quedando atrás. Y lo tiene difícil. No corren tiempos para las mejoras. El PP no hace nada por mejorar la situación. Muy al contrario, sus sucesivas decisiones siempre son concurrentes. Nada de lo necesario mejora. El futuro es incierto, porque el presente es tenebroso. El mañana no puede ser mejor que el hoy, porque ningún indicio de mejora se cierne en el horizonte. Si cambio de opinión, esté atento al postre.

Panorama deprimente