sábado. 20.04.2024

Obama-Aguirre

El mundo gira últimamente alrededor de la crisis. La humanidad es dinero, deuda, calificaciones, mercados. Ya no somos amor, poesía, escalofrío enamorado, cuerpos traspasados por cuerpos. Somos lo que no sabemos, lo que no queremos, lo que no podemos. Convertidos en decisiones de otros, nos hemos quedado sin autonomía, sin libertad, sin iniciativa creadora.

El mundo gira últimamente alrededor de la crisis. La humanidad es dinero, deuda, calificaciones, mercados. Ya no somos amor, poesía, escalofrío enamorado, cuerpos traspasados por cuerpos. Somos lo que no sabemos, lo que no queremos, lo que no podemos. Convertidos en decisiones de otros, nos hemos quedado sin autonomía, sin libertad, sin iniciativa creadora. Nos han apartado de nuestro camino siempre recién hecho para colocar entre sus veredas sus bolsas bursátiles, su comercio, su petróleo. Desde sus tronos infames contemplan este hormiguero anónimo, multitudinario, caminantes del agujero al pan sin que encontremos el pan. Hormigas inútiles luchando instintivamente por una miga inexistente.

Pero un día fue el grito. Nos apropiamos las plazas del mundo. Sembramos la voz en las calles. Disconformes, rebelados, indignados. Le hicimos una tienda de campaña a la insumisión. Empujamos los tronos poderosos, los mercados, la especulación. Los pusimos casi monte abajo, precipicio abajo. Y en esa estamos en todas las plazas del mundo. Los hambrientos, los desahuciados, los arruinados, los suplantados. Exigiendo un derecho a la palabra, a la justicia distributiva, al reparto equitativo, en la salud y la enfermedad, en la pobreza y en la riqueza, desposándonos para siempre con el mundo, con el presente, con el futuro filial de la inocencia nacida de una noche de amor.

Nos topamos contra el pecho del poder. Ahí estaba Esperanza Aguirre, llamándonos camorristas, pendencieros, incubadores de un golpe de estado. Nunca supo que lo nuestro era un golpe de alegría, de esperanza, de ilusión repartida como un pan bueno para que todos coman porque este es mi cuerpo repartido entre vosotros. Porque sólo aspiramos a ser una eucaristía de espigas blandas, alimentando el viento, los pájaros, la luna. Pero ella tiene miedo. Cisneros de rimel oscuro, nos mostró sus poderes. Antidisturbios de cascos, pistolas en la cintura, leche podrida entre las manos. Los políticos de hoy, no han de permitir que “la demagogia de resentidos y minorías organizadas cambie fatalmente el rumbo de la historia” Ha asegurado que cuando a la democracia se le añaden adjetivos como “orgánica, popular o directa, en realidad se está hablando de dictaduras” Aguirre –prefiero no llamarla Esperanza- va de la mano de Aznar: “Se trata de grupos marginales”, de “antisistemas” (Habrá algo más digno en este momento que ser antisistema). Aznar es un reducto maloliente del pasado. Se empeña en corromperse a sí mismo. Camina sobre sus propias neuronas destruyéndolas con los tacones. Va por el mundo impartiendo raciones de odio, de despecho, de rencor nunca contenido. Y cuando ya no sabe qué decir –casi siempre- habla del gobierno-ETA mintiendo, despreciando a su país, despeñándolo como si un irak ibérico se tratara.

Los indignados, esos capaces de dar un golpe de estado, los camorristas, los pendencieros, han brotado también en EE.UU. Y Obama, al que Aznar desprecia por su color, ha encajado la realidad, ha comprendido, ha asumido el reto: Los indignados son la voz del pueblo americano frustrado ante tanta miseria. El mundo dinero, deuda, calificaciones, mercado se rebela contra tanta castración. Reclamamos simplemente ser humanos, capaces de amar un vientre, de buscar en el abrazo el futuro de un grito pequeñito inaugurando el mundo con estrellas entre las manos. Estamos dispuestos a ser indignados para que vivan dignamente nuestros hijos.

El amor, escondido, va dejando miguitas de camino para andar el mañana.

Obama-Aguirre
Comentarios