martes. 23.04.2024

Nosotros cambiamos el mundo… mientras la derecha lo gobierna

Es un lugar común decir que en Francia cada vez que se produce una movilización progresista importante,  a continuación se garantiza un largo periodo de gobiernos de la derecha. Así ocurrió en Mayo del 68, al que siguieron unas elecciones con mayoría absoluta de la derecha.

Es un lugar común decir que en Francia cada vez que se produce una movilización progresista importante,  a continuación se garantiza un largo periodo de gobiernos de la derecha. Así ocurrió en Mayo del 68, al que siguieron unas elecciones con mayoría absoluta de la derecha. El mismo proceso se dio tras las movilizaciones después de la presidencia de Mitterrand, e incluso la propia Revolución desembocó en Termidor y Napoleón, cuyos proyectos, si bien para muchos países de Europa, y no digamos para España, contribuyeron a una modernización, en Francia no dejó de ser un proceso de derechización respecto a las propuestas de la Revolución.

Pero no sólo sucedió en Francia, aunque esta siempre se ponga como ejemplo, también en EE.UU. tras el mismo fenómeno de los años 60 llega Nixon y con él, Chile y todo lo demás. En Reino Unido, después de las grandes movilizaciones y la brillantez de su vanguardia cultural, Thatcher; en Alemania las movilizaciones antinucleares y otras, Khol;  y en España habrá que reflexionar sobre el periodo previo a la llegada de Aznar a La Moncloa y el probable regreso del PP al gobierno del Estado, después del avance obtenido en las municipales y autonómicas. En fin, como muy bien se pregunta Iñaqui Gabilondo ¿será que la derecha es lista y la izquierda tonta?

La política, tal como la conocemos hoy, es una conquista de las clases oprimidas. Las clases dominantes a lo largo de la historia, Aristocracia, Iglesia y Dinero, no sólo no quieren la política, sino que reniegan de ella, mucho más de la democrática por supuesto, y siempre han establecido un orden natural de las cosas, sea éste el feudalismo, la religión o el “siempre habrá ricos y pobres” sin posibilidad de modificación. ¿Acaso no estamos asistiendo al mismo intento hoy, cuando lo que se quiere implantar apelando a los mercados, a la Unión Europea u a otros fetiches, es que todo es inamovible?

Históricamente son la burguesía, primero y el proletariado, después, los que se movilizan con el objetivo de conseguir su participación en la vida política, avanzando en la democratización de ésta y en la mejor defensa de sus intereses como clases sociales, en la medida que incrementan su capacidad de presencia en las instituciones y, en no pocos casos, en el ejercicio del poder.

Hoy día, cuando estamos asistiendo a como determinadas opciones políticas, así como los mercados y otros propietarios del dinero, intentan forzar de nuevo la exclusión de los ciudadanos pertenecientes a las clases no dominantes y acabar con su capacidad de organización, y por tanto de decidir sobre sus propios destinos, son necesarias, más bien imprescindibles, todas las movilizaciones que cuestionen este estado de cosas.

El movimiento sindical europeo ha convocado movilizaciones en Bruselas y en todos los países europeos, que no son las primeras ni serán las últimas. Movimientos como el llamado 15M, vienen haciéndolo en los últimos tiempos y continuarán en el futuro inmediato; numerosos foros de intelectuales, “economistas aterrados”, y otros, denuncian sistemáticamente el terror de los mercados y la desvirtuación de la democracia representativa y los intentos de acallar los sectores de la sociedad organizada, sindicatos, organizaciones ciudadanas, vecinales y culturales.

Sin embargo, en medio de esta agitación se celebran elecciones y se elige mayoritariamente la opción política que mejor representa lo que se está denunciando, que no oculta su intención de llevar a un grado más elevado los recortes de derechos a las clases desfavorecidas, la disminución del estado del bienestar y la defensa de los intereses de los poderosos, como siempre ha venido haciendo, y lo mismo se perfila para unas próximas elecciones generales, ¿será verdad que la derecha es lista y la izquierda tonta?.

En cualquier momento, también en éste, la democracia real conlleva la participación de  los diferentes sectores sociales organizados en la defensa de sus intereses, de los cuales los sindicatos siempre serán los más importantes para los trabajadores. El trabajo debe conllevar salario justo, salud laboral, derechos sociales, cotizaciones y jubilación, y hasta ahora nada ha superado a la organización en sindicatos de clase y la negociación colectiva, como las mejores fórmulas para alcanzarlo. Ya vemos lo que ocurre cuando uno de los vectores de este binomio, o los dos, se debilitan ó desaparecen. También vemos como a estos dos elementos se les ataca todos los días por parte de los amigos de los mercados, lo que es coherente con la defensa de sus intereses, opuestos a la mayoría de la población.

La participación política es, sin embargo, imprescindible como se ha demostrado a lo largo de la historia y es fundamental participar votando en las elecciones. Por muy imperfecta que sea una democracia, lo que tú no gobiernas, siempre lo gobiernan otros.

Elegir un gobierno no significa renunciar a la organización y la movilización para protestar y exigir, más bien lo contrario, y en último término alcanzar la negociación de aquellos intereses que estamos reivindicando, no participar es dar la razón a los que dicen que con votar cada equis años es suficiente.

Es posible que en España estemos a punto de repetir lo que tantas veces ya ha ocurrido, que mientras cambiamos el mundo, la derecha lo siga gobernando, por nuestra propia miopía e inmadurez. Cuando existía la mili había un dicho que describe muy bien este fenómeno: “para que se joda el capitán, hago la guardia sin manta”. Pues eso.

Nosotros cambiamos el mundo… mientras la derecha lo gobierna
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