viernes. 29.03.2024

Noruega reacciona frente al “Huevo de la Serpiente”

Casualmente he coincidido en un viaje a Noruega con los hechos ocasionados por los actos terroristas del 22 de julio. La primera noticia la tuve en las Islas Lofoten, cuando pude ver, que en todas las casas, las banderas nacionales, que normalmente tienen puestas estaban a media asta. La sociedad noruega es muy particular, y podríamos decir que es casi familiar. Es un país muy extenso y con una población reducida.

Casualmente he coincidido en un viaje a Noruega con los hechos ocasionados por los actos terroristas del 22 de julio. La primera noticia la tuve en las Islas Lofoten, cuando pude ver, que en todas las casas, las banderas nacionales, que normalmente tienen puestas estaban a media asta.

La sociedad noruega es muy particular, y podríamos decir que es casi familiar. Es un país muy extenso y con una población reducida. El tema de la seguridad, excepto la viaria, no figuraba hasta el momento en sus prioridades. La prueba está en la falta de medios policiales para llegar a la isla donde se estaba produciendo la matanza de jóvenes. Sólo basta decir que el Palacio Real, después de los atentados, está custodiado únicamente por tres miembros de la Guardia Real, y que sus jardines están permanentemente abiertos a la población.

No hay duda de que la sociedad noruega ha sufrido un fuerte choque. Como todos comentaban, tanto políticos como medios de comunicación, era el hecho más grave de la historia del país después de la 2ª Guerra Mundial.

Durante una semana los medios de comunicación, y en especial las televisiones, han estado dando noticias exclusivamente sobre el tema. Debe decirse que todas ellas dentro de un clima falto de cualquier histeria, con una contención ciudadana ejemplar. Mientras los medios de comunicación extranjeros, como la BBC News, planteaban en un primer momento la posibilidad de un atentado vinculado al terrorismo islamista radical, los medios noruegos y el propio gobierno dejaban el tema en manos de las investigaciones policiales. Así el segundo día ya se destacaba que el responsable era un terrorista cristiano radical, anticomunista, antiislamista y antifeminista. De la supuesta perdida de identidad nacional culpaba especialmente a la izquierda noruega. Por eso su objetivo principal fue el asesinato múltiple de la isla de Utoya, donde las juventudes socialdemócratas vienen realizando, desde hace setenta años, su campamento de verano, donde reune a jóvenes de todo el país.

Ejemplar ha sido la reacción de la sociedad noruega y de sus gobernantes a la cabeza. Una reacción profunda, pero sobria y multitudinaria de una sociedad a la cual le cuesta expresar sus emociones. La concentración de Oslo fue de decenas de millares de persones, en silencio y llevando flores en homenaje a las víctimas.

Ante el terror, más democracia, más libertad y más solidaridad.

Este ha sido el mensaje de los gobernantes y de la sociedad noruega, en lo que es otra lección al mundo. Con contención y sin caer en paranoias ni en restricciones de libertad. Los noruegos plantean una cuestión clara. Ataques de este tipo son difícilmente previsibles, y son ataques contra un sistema político y social que ha primado la libertad, la democracia y la solidaridad. Por tanto, es evidente, que la mejor medida es reforzar aquello que ha sido el objetivo de los ataques, el modelo de democracia existente.

Combatir el peligro del Huevo de la Serpiente de la ultraderecha

La novela negra escandinava destaca especialmente por resaltar el peligro de la existencia de grupos extremistas radicales fascistas en las sociedades nórdicas, minoritarios, pero como se ha podido comprobar ahora, este tipo de novela acierta claramente en los peligros.

Cabe tener en cuenta otros precedentes que han pasado en la vecina Suecia con los atentados a Olof Palme o Ana Lindh. Siempre contra los exponentes más progresistas de la sociedad.

El asesino, Breivik, reune todas las características propias de este tipo de grupos, es anticomunista, misógino y xenófobo. El considera culpable de la “degeneración y decadencia” de su país, a los que para él son los responsables de la existencia de la actual sociedad noruega, una sociedad avanzada socialmente, la más avanzada en la igualdad de sexos, y una sociedad aún abierta. Ante todo responsabiliza a la izquierda, y a falta de comunistas, a los socialdemócratas que son para él como unos comunistas camuflados, que han permitido una perdida de la masculinidad de la sociedad, y su entrega al multiculturalismo de los inmigrantes extranjeros. 

Pero, por el momento, su actuación ha tenido un efecto contrario. La sociedad noruega parece dar un apoyo amplio a la receta de hacer frente a los actos terroristas con MAS DEMOCRACIA, MAS LIBERTAD Y MAS SOLIDARIDAD. Las mismas palabras que están escritas en la estatua de homenaje al movimiento sindical situada ante el edificio, muy cercano al lugar del atentado de Oslo, del sindicato noruego “LO”.

Y de momento también las encuestas dan un fuerte apoyo al gobierno socialdemócrata y un hundimiento de la oposición de derechas. 

Por último sólo comentar unos hechos anecdóticos pero significativos. Primero, en todos los actos oficiales de homenaje el papel principal le ha correspondido al Gobierno, mientras los representantes de la corona ocupaban un papel secundario (muestra del papel relevante de los representantes del pueblo). Segundo, uno de los tres guardias que custodiaban el Palacio Real era de color. Tercero, al día siguiente de desmentirse ninguna implicación islámica, el heredero de la corona, el obispo protestante y representantes del gobierno acudieron a un rezo en la mezquita de Oslo. Y cuarta, yo salí de Noruega desde el aeropuerto de Oslo, a la semana del atentado, el día 30 de julio, sin presentar ninguna identificación, ni pasaporte ni carne de identidad.

Noruega reacciona frente al “Huevo de la Serpiente”
Comentarios