viernes. 29.03.2024

No hay socialdemocracia en el PSOE

Y finalmente se impuso Rubalcaba, la experiencia frente a un ambivalente rejuvenecimiento más que regeneración. La alternativa de los antiguos felipistas social-liberales frente al continuismo de un zapaterismo con más continente que contenido. El Congreso del PSOE ha sido sin duda un paso en la nada.

Y finalmente se impuso Rubalcaba, la experiencia frente a un ambivalente rejuvenecimiento más que regeneración. La alternativa de los antiguos felipistas social-liberales frente al continuismo de un zapaterismo con más continente que contenido.

El Congreso del PSOE ha sido sin duda un paso en la nada. Nada de autocritica, nada de renovación de ideas, nada que pueda dar la más mínima idea de cambio de concepción en un partido anquilosado y ligado al burocratismo. Más que discutir como preparar una alternativa ideológica a la derecha dominante, se ha tratado de repartirse y pelear por espacios de poder interno en un momento de retroceso representativo. Tenía razón Ramón Vargas-Machuca en su articulo “El drama del PSOE” al reclamar la necesidad de un proceso constituyente del partido en lugar de un apaño entre jerarcas.

Hace ya mucho tiempo que en los Congresos del PSOE no se discuten ni se plantean alternativas al modelo de partido social-liberal que lanzó ya González en su momento. El espejismo de Zapatero fue eso, un espejismo basado en un discurso radical en las formas y que se ha demostrado hueco en los hechos, desde una perspectiva socialdemócrata. La última ocasión en que se planteó una renovación ideológica del PSOE fue cuando Josep Borrell disputó y ganó las primarias a Joaquín Almunia, allí si que había una confrontación de ideas.

Habría bastado que en su Congreso el PSOE hubiera hecho suyo el análisis del propio Borell "Crisis económica y derrota socialista en España" para creer que era posible vislumbrar un cambio en su política, pero parece que eso es ya imposible. Una vía socialdemócrata como reivindica Jordi Sevilla, basada en una política fiscal progresiva y un reparto en el gasto social, hace tiempo que no se practica. El PSOE se consolida pues como un partido social-liberal de centro-izquierda. Favorable a una mayor liberalidad y defensa de los derechos civiles pero alejado de las transformaciones reformistas en materia económico-social.

El PSOE estará al albur de hacer políticas más menos progresistas si en su posible alternativa de gobierno precisa de la colaboración de fuerzas más a su izquierda o más a su derecha en el espectro político. Si no se le fuerza y presiona continuará con su política económica liberal de la que no reniega ni tan sólo hace autocrítica.

En fin, de este Congreso el PSOE sale sin propuestas nuevas y sin capacidad de aumentar su credibilidad liquidada por sus años de gobierno. ¿Es creíble que sea una alternativa a las políticas de Merkozy quien ha sido su primer alumno? ¿Es creíble una propuesta de reforma fiscal progresiva de quien ha hecho contrarreformas? ¿Es creíble un cambio de política económica y laboral al servicio de los trabajadores y la mayoría de los ciudadanos de quien no la ha practicado? La única credibilidad es la de avanzar en política de derechos alternativa a la derecha y aún con limitaciones como en avanzar en la laicidad del estado, cosa que el PSOE no ha hecho en sus años de gobierno.

Y mientras ¿que hay de lo mío? pide la gente de izquierda

La perspectiva de un planteamiento político de izquierdas, a nivel del estado, es hoy patética. Con el PSOE instalado en su centro izquierda, en su social-liberalismo, con una larga perspectiva de travesía del desierto, se plantea la falta de una fuerza clara de izquierda que les presionara desde ese flanco para lograr forzarlo a construir una alternativa a la derecha. Pero el panorama no es alentador. Haría falta avanzar en una propuesta, como la que planteó en su momento Gaspar Llamazares, de un Frente Amplio, que abarcara desde socialdemócratas hasta ecologistas y reuniera a toda la gente con un pensamiento de cambio progresista, propuesta que hoy por hoy clama en el desierto. Hoy por hoy, y visto lo visto, todo está “ad calendas graecas”. Sólo el embrión que significa Iniciativa en Catalunya nos puede dar una idea de lo que sería deseable para todo el conjunto del estado, una fuerza política renovada, radical y ecosocialista, abierta a la alianza con otras fuerzas progresistas, de izquierdas y ecologistas de los diversos ámbitos del estado. Pero es evidente que lo necesario no es fácil, de momento. IU continúa enroscada en si misma sin darse cuenta que ya no es propuesta de futuro y que debería abrirse realmente y participar, más que evitar, en que se materialice una alternativa de futuro, aunque no la controle. Basta ver, en ese sentido, el tratamiento que le han dado internamente, en el propio grupo parlamentario, al propio Llamazares. Igualmente Equo persiste en su equivocación de creerse una fuerza nueva, sin pasar por una maduración basada en la practica política, y sin tener en cuenta la realidad social y la demanda de los ciudadanos progresistas desencantados, que piden una oferta clara pero basada en la unidad, que dé la esperanza de creer en una posibilidad de alternativa real.

Y lo que es más grave no se vinculan a la realidad incluso a veces la combaten sin profundizar en argumentos. Así la izquierda social realmente existente y organizada, es decir el movimiento sindical, se encuentra a los pies de los caballos de la derecha política absoluta y omnipresente y tendrá que dar una batalla, prácticamente sin aliados, por la propia existencia relevante y para continuar defendiendo desde la realidad los derechos de la clase trabajadora.

Como cantaban los Beatles, dan ganas de gritar: “Help”

No hay socialdemocracia en el PSOE
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