jueves. 28.03.2024

No es la edad, es la falta de equidad

NUEVATRIBUNA.ES - 25.2.2010La demografía acude en auxilio de los podadores de los derechos sociales, o mejor dicho, los podadores acuden a los datos demográficos para justificarlos.En el caso de la propuesta de atrasar dos años la edad de jubilarse, algunos de sus defensores aducen como un argumento incuestionable el hecho de que, en España, la esperanza de vida se ha alargado.
NUEVATRIBUNA.ES - 25.2.2010

La demografía acude en auxilio de los podadores de los derechos sociales, o mejor dicho, los podadores acuden a los datos demográficos para justificarlos.

En el caso de la propuesta de atrasar dos años la edad de jubilarse, algunos de sus defensores aducen como un argumento incuestionable el hecho de que, en España, la esperanza de vida se ha alargado.

Según estudios demográficos de toda solvencia, vivimos más; es cierto, pero tales estudios no prescriben que debamos trabajar más años. Vivir más tiempo parece una razón de peso, pero la demografía no indica cómo tenemos que vivir ni cuánto tenemos que trabajar. No es la naturaleza (la biología) la que dicta las normas laborales, sino las decisiones políticas, aunque se ocultan, en general, detrás de medidas económicas presuntamente racionales, reforzadas, en este caso, por datos demográficos presuntamente irrefutables.

La OCDE, el FMI, ese ente llamado El Mercado (financiero, of course), ese otro ente llamado UE, o “Bruselas”, el Banco Central Europeo, el inevitable MAFO (el de Cibeles), la otra banca, que tampoco es manca, Quintás, el de las Cajas, y tantos otros partidarios del globo sonda lanzado por Zapatero, que se jubilarán cuando quieran y con el riñón cubierto, expresan, por un lado, la aviesa y conocida intención de que las peores consecuencias de la crisis caigan sobre quienes no la han provocado y, por otro, la vieja apetencia de la patronal de obligar a trabajar lo más posible.

No indican los estudios de población que las mujeres deban percibir, de promedio, un salario inferior en un 25% al que perciben los hombres por realizar el mismo trabajo. Y aún menos, que debamos colocarnos a la cabeza de Europa en el número de contratos temporales y entre los primeros puestos en accidentes laborales. Lo que sí señala la demografía es el bajo crecimiento vegetativo de la población. La tasa de fertilidad es de las más bajas del mundo (España ocupa el lugar 203, en una lista de 220 países). En 1980, esta tasa era de 2,2 hijos por mujer, hoy es de 1,3 hijos por mujer, y en los últimos cinco años ha aumentado en un 30% el número de mujeres que tienen el primer hijo después de los 35 años. Pero estas cifras no indican misterios de la naturaleza, sino la persistencia de un modelo económico que dificulta la natalidad y la formación de nuevas familias. España es de los países de la UE donde los jóvenes abandonan más tarde el domicilio paterno, pero este fenómeno no tiene causas biológicas (una maduración sexual más tardía) ni afectivas (la persistencia de formas infantiles de apego), sino políticas. La falta de pisos baratos, por ausencia de oferta de vivienda pública, la precariedad laboral y los bajos salarios han generado desde hace décadas, con gobiernos del PSOE y del PP, una situación disuasoria para quienes pretenden emanciparse y formar una familia.

Por ahí es por donde los llamados expertos -expertos ¿en qué?- deberían empezar para tratar de salir de la crisis, por eso y por un reparto más equitativo de la riqueza nacional, pero han optado por la receta de siempre: que quienes tienen empleo, trabajen más, y por mantener una gran bolsa de trabajadores parados para que tiren hacia abajo de los salarios -siempre habrá quien pueda trabajar más barato- y de las condiciones laborales. El objetivo es obtener una población asalariada amedrentada y sometida y un ejército industrial de reserva que acepte como un premio lo que los empresarios quieran ofrecer.

Como vivimos más, y el trabajo es un bien preciado en un país con más de 4 millones de parados, ahora nos quieren vender la dicha de morir trabajando. Como Errol Flynn; con las botas puestas. Y por ahí no hay que pasar.

Francisco Javier Vivas - Escritor.

No es la edad, es la falta de equidad
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