jueves. 18.04.2024

No a los catalanes...que no quieren rumanos

NUEVATRIBUNA.ES - 26.4.2010No hace falta ser doctor para saber que una aspirina no cura un tumor. Tampoco debería ser necesario ser una lumbrera política para asumir que hay conductas tan execrables que no se expían con la presunta ignorancia de ellas. El reparto de folletos por parte del PP catalán contra la presencia de rumanos en su comunidad es un tumor político que no alivia la aspirina del ‘a mi que me registren’ de Génova.
NUEVATRIBUNA.ES - 26.4.2010

No hace falta ser doctor para saber que una aspirina no cura un tumor. Tampoco debería ser necesario ser una lumbrera política para asumir que hay conductas tan execrables que no se expían con la presunta ignorancia de ellas. El reparto de folletos por parte del PP catalán contra la presencia de rumanos en su comunidad es un tumor político que no alivia la aspirina del ‘a mi que me registren’ de Génova. No vale el ‘no sabía’ porque ahora sí saben y no actúan. Esos pasquines no los repartían unos descerebrados cualquiera. Al menos unos cualquiera. Lo de descerebrados se puede ahormar perfectamente. Una de ellas es la candidata del partido de Rajoy a presidir la Generalitat de Catalunya. Y luego era Vidal Cuadras el que era muy de derechas. Menos mal.

La sinceridad viene a ser en ocasiones como los filetes de hígado. Saben mal pero a la larga, ya lo decían las madres, son muy buenos para el crecimiento. Por el mismo razonamiento indigna el ‘no a los rumanos’ pero nos sirve para un clarividente ejercicio de traducción simultánea. Es decir, cuando Ana Mato, en su papel de bombera torera, dice que lo que su partido quiere es regular la entrada de inmigrantes, hay alcaldes de su cuerda, como pasó hace años en un municipio canario, que piden a la Legión para combatir al infiel.

Bien es cierto que esta ausencia de credibilidad sólo guarda parangón con la coherencia con la que se practica dentro del PP. Sólo así se entiende que Cospedal asegure que el derecho a manifestarse pone en peligro la democracia mientras que estas barbaridades, por el contrario, sin duda fortalecen la tolerancia y la convivencia social. Lo que pone en peligro el sistema es azuzar la hoguera de la xenofobia en tiempos de crisis. Salir a la calle alentando a los ciudadanos a cometer alguna fechoría que luego, los mismos que la promueven, son los primeros en lamentar siempre y cuando, eso sí, haya una cámara o un micrófono que expanda su congoja.

La candidata del PP catalán, a estas horas, ya no debería serlo porque, de lo contrario, habrá que pensar, que algo de tiempo tenemos para ello a pesar de la TDT, que Génova dice no ser responsable, pero invita a creer que es cómplice. Se ve que el poderoso influjo de Berlusconi no se reduce a echar basura por los platós de televisión. El inmigrante como codiciada pieza electoral se sitúa así muy por encima de su condición de ciudadano con obligaciones, por supuesto, pero también con derechos. En la conciencia de quien la tenga estará si los votos precisos para subirse a un coche oficial están por encima de la templanza necesaria para convencer al vecino que al lado no tiene un enemigo por el simple hecho de que hable con un acento diferente.

Germán Temprano es escritor y periodista

JAULA DE GRILLOS

No a los catalanes...que no quieren rumanos
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