viernes. 19.04.2024

Mujeres que mueren

Son datos que sirven de muy poco. Cuenta Isabel en estas páginas que llevan seis años en Córdoba denunciando el maltrato y la muerte de mujeres cuyo único delito es entender que tienen derecho a su libertad. Seis años que, en teoría, nada han aportado a rebajar la terrible estadística de las mujeres asesinadas por sus parejas.
Son datos que sirven de muy poco. Cuenta Isabel en estas páginas que llevan seis años en Córdoba denunciando el maltrato y la muerte de mujeres cuyo único delito es entender que tienen derecho a su libertad. Seis años que, en teoría, nada han aportado a rebajar la terrible estadística de las mujeres asesinadas por sus parejas.

¿Qué se puede hacer? Es la pregunta del millón , porque parece que la ley de género ha contribuido muy poco en eliminar una de las lacras más duras de nuestra realidad social. Mueren mujeres. Y otras sufren , cada día, el dolor de sentirse seres marginales. Seres inferiores, sujetas a la violencia.

Me cuentan que a los juzgados acuden mujeres a denunciar maltrato y que, al día siguiente, vuelven, acompañadas de sus maltratadotes, para retirar la denuncia. Son hombres que las aman por encima de todo. Que las aman como propiedad privada. Hombres que las aman hasta el extremo de considerar que son suyas.

En Córdoba llevan seis años luchando contra el viento. No sale en los periódicos, salvo en los de la ciudad. Y, posiblemente, haya que reconocer que los partidos del Ayuntamiento, están dando, cada mes, un ejemplo de solidaridad y de lucha. Y los medios de comunicación cordobeses no se cansan: el Córdoba, el Día, el ABC, la SER, la COPE, Onda Cero� los medios locales, menos conocidos, informan cada mes de algo inédito en España. Pero, fuera de allí, en pocos sitios.

Y, a pesar de todo, esas mujeres de la plataforma, las que, mes a mes, acuden al pleno, se manifiestan en la calle, siguen denunciando su dolor y su frustración. Los plenos son un ejemplo de cómo pueden distintas ideologías unirse contra la injusticia, contra la violencia. Es, seguramente, el único pleno que no tiene respuesta ni demagogia. IU, PP, PSOE suscriben cada mes, en un acto de ejemplo democrático, el manifiesto contra la violencia. Es el pleno más libre y limpio de España.

¿Por qué no sale, entonces en otros medios nacionales? No es noticia. La falta de confrontación no es noticia. El acuerdo no lo es. Y PP, IU, PSOE hacen cada mes un ejercicio de libertad, de generosidad, de denuncia que nada importa en un país que está sumido en la discrepancia política, en la duda del liderazgo. ¡Cómo si eso fuera lo importante!

Pero no es verdad. Lo importante está en esos plenos silenciados de Córdoba. En la voz de esas mujeres que necesitan hacerse oír. La verdad está en las páginas de los periódicos de Córdoba, en los medios de Córdoba que, incansables, informan y dicen y hablan de la protesta de mujeres que no son noticias en los grandes medios.

Córdoba tiene toda la razón. Llevan seis años. Y están dispuestos a resistir. Hasta que nos demos cuenta que la información esta hecha de cosas aparentemente pequeñas. Que la verdadera información esta hecha de la verdad, de lo que preocupa al hombre y la mujer de la calle. Del dolor de la calle. Ellos sí creen que el dolor no se puede ocultar en la estadística.

A mí, qué quieren que les diga, me da una envidia tremenda la mirada de los medios de comunicación de Córdoba. Ellos sí saben de la realidad. De lo que hay que informar. Ellos saben lo que es el periodismo comprometido. Aunque nadie les secunde.


Gioconda Belli, poeta que estuvo en Córdoba, que dejó sus versos en institutos y bares, escribió:
Dime que no me conformarás nunca,
ni me darás la felicidad de la resignación,

sino la felicidad que duele de los elegidos,
los que pueden abarcar el mar y el cielo con sus ojos
y llevar el Universo dentro de sus cuerpos.


Córdoba lleva el Universo en su cuerpo de ciudad bendita.

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