martes. 23.04.2024

Mercados financieros europeos: ¿Al servicio de la gente común?

Aunque aún son imprescindibles los testimonios que ponen de manifiesto la continuada depredación que las grandes entidades bancarias y financieras europeas, están provocando en la economía, y política de la UE, en este artículo se pretende mostrar una posible dimensión, de otras muchas imprescindibles, y aún no abordadas, en la que debería reorientarse la regulación de los sistemas financieros en Europa.

Aunque aún son imprescindibles los testimonios que ponen de manifiesto la continuada depredación que las grandes entidades bancarias y financieras europeas, están provocando en la economía, y política de la UE, en este artículo se pretende mostrar una posible dimensión, de otras muchas imprescindibles, y aún no abordadas, en la que debería reorientarse la regulación de los sistemas financieros en Europa.

Se trata de llenar de contenidos sociales concretos, y sentidos por la gente común, nuestras habituales reclamaciones de “mas UE social”, y en este caso, en materia de mercados minoristas y de protección de los usuarios de los productos financieros. Para ello, propongo que se proceda a realizar propuestas que impulsen, sensibilicen a la población en general, a la clase empresarial, y a los grupos parlamentarios europeos, para empujar propuestas concretas de regulación de los mercados financieros europeos en su escala minorista. ¿Qué quiere decir esto, de regular los mercados financieros en escala minorista?.

Se trata de regular algunos productos minoristas básicos (crédito hipotecario, seguro de vida, depósitos comunes,….) con un diseño sencillo y poco costoso en términos de comisiones, así como un régimen de protección común, que pudiera comercializarse sin trabas en todos los Estados miembros.

La UE no ha sido capaz de encontrar todavía un modelo que permita conciliar un elevado nivel de protección a los clientes minoristas con la integración efectiva de de mercados tan importantes como el de crédito hipotecario o el de productos de ahorro a largo plazo.

La disparidad de esquemas de protección de depositantes en la UE es notable, y la necesidad de forzar la convergencia en materia de FGD (fondos de garantía de depósitos) es fundamental si se desea asegurar no sólo a las empresas, sino también a los ciudadanos en un entorno de intensa integración financiera. El Pacto del Euro, no es sino una exigencia de los bancos alemanes y franceses en relación con la deuda privada y pública española, portuguesa, griega. Pero para cuando quedan las acciones políticas de la UE, orientadas a defender a los ciudadanos de la Unión Europea, para que sean tratados igual, en caso dificultades de una entidad bancaria. Un “mercado común financiero” que permite diferencias abismales entre las garantías extras en los embargos hipotecarios en España, y en otros países. Un sistema injusto que ha merecido, por analistas norteamericanos, la calificación de esclavitud financiera de los ciudadanos hipotecados.

La resistencia de muchos Estados miembros, y de las oligarquías que los abducen en estos momentos, han impedido avances para poner en común las normas de protección a los consumidores, Pero eso no debe ser óbice, para los que alivian su conciencia, apelando a que nuestros problemas sólo tienen solución en una dimensión europea, sino un acicate para proponer iniciativas para conseguir corregir este estado de las cosas. Es imprescindible empujar y poner encima propuestas inmediatas de regulación de un producto hipotecario estándar en toda la UE, y poner en marcha instituciones tales como la Agencia Específica de protección al consumidor de Servicios Financieros, como ocurre en el imperio americano: “Consumer Financial Protection Agency”.

Estas propuestas seran inaceptables para los que tienen abducido al PSOE, y su Gobierno. No toca, dirán aliviados, cerrando filas en la defensa del Pacto del Euro. Están atacados de una amnesia histórica e ideológica, que les lleva a olvidar no sólo su fe socialdemócrata, sino incluso un siglo de historia económica. De la gran depresión de los 30 del siglo pasado, nos sacaron moderadas, y bienpensantes generaciones de economistas, nada radicales, que empujaron las políticas keynesianas, que entendieron de la necesidad de sostener la demanda efectiva, con el gasto publico, y su famoso multiplicador de la inversión, para salir en apoyo de una masiva situación de paro. Un olvido imperdonable, que en un retorno a las políticas económicas pre-keynesianas, del XIX, acumula defensores en el socialismo español. Una amnesia ideológica, y doctrinal, que nos tiene aterrorizados a muchos analistas económicos que entendemos que la economía es una disciplinan histórica y social.

En este contexto de desmemoria económica, las moderadas propuestas aquí expuestas, para la regulación comunitaria de productos financieros masivamente utilizados por los ciudadanos europeos, e instituciones de vigilancia, y tutela de los consumidores de servicios financieros, es seguro que serán consideradas ocurrencias que han de haber salido de alguna mente ilusa, utópica, de algún reconocido radical; que, por esta vez, no es el autor de este breve articulo.

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Para mas detalles ver: Vegara,David, “La reforma de la arquitectura financiera internacional”.

Mercados financieros europeos: ¿Al servicio de la gente común?
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