sábado. 20.04.2024

Mens sana in corpore sano

NUEVATRIBUNA.ES - 25.7.2010Ha quedado grabada en mi memoria aquella bella fotografía, que retrataba, en parada a caballo con porte de estilosa amazona, a nuestra Ministra Elena Salgado, en un ecológico paisaje de Rascafría, destilando, toda ella y su entorno, ese frescor sano de los limones del Caribe. El medio era EPS, dominical de distribución masiva y soporte biográfico de personajes de actualidad del régimen.
NUEVATRIBUNA.ES - 25.7.2010

Ha quedado grabada en mi memoria aquella bella fotografía, que retrataba, en parada a caballo con porte de estilosa amazona, a nuestra Ministra Elena Salgado, en un ecológico paisaje de Rascafría, destilando, toda ella y su entorno, ese frescor sano de los limones del Caribe. El medio era EPS, dominical de distribución masiva y soporte biográfico de personajes de actualidad del régimen.

Promovía, entonces, nuestra Ministra, entonces de Sanidad y Consumo, una insistente y tenaz campaña para que los españoles nos incorporásemos a un estilo de vida saludable, que Elena Salgado se notaba que llevaba practicando desde su más tierna infancia. Menuda, vivaracha, naturalmente tostada, de peinado juvenil, me recuerda a aquella Teresa de las últimas tardes de Marsé.

Lo tenía fácil para simbolizar un estilo de vida saludable. Lo había tenido siempre fácil.

Mientras tanto, yo, a las 6 horas 30 minutos de la mañana y a las 20 horas 30 minutos de la tarde-noche, según fuera verano o invierno, observaba obligatoriamente las caras de mis compañeras del Cercanías. ¡Qué diferencia! Caras ajadas, somnolientas de la fatiga acumulada, del día de trabajo, de la corta noche, de la semana, del mes, del año, del siglo, acumulado en sus madres y traspasado genéticamente, generación tras generación. ¡Qué guapos son los ricos y, especialmente, las ricas! Hay, sin lugar a dudas, una selección malthusiana y una eutanasia lenta y positiva para la humanidad.

La piel, esa frontera tan extensa, tan permeable, tan sensible, que nos envuelve y nos comunica a la vez con los otros. Sus higienes, sus olores, sus colores, sus desgastes, sus cicatrices, sus suavidades y asperezas, sus colgaduras y tersores, sus eczemas y acnés, sus psicosomaticidades, nos diferencian y nos delatan. Las alegrías y dolores, los sufrimientos, fatigas, cansancios, las tristezas, las tranquilidades, serenidades. La piel sufre o se beneficia del estado de nuestro entorno y de nuestro interno. Todo ello, sin tactos ni contactos. ¡Dónde va a parar la diferencia entre un tueste cotidiano, sosegado, en el solarium privado, a uno vuelta y vuelta, acelerado, con la playa llena de gente y controlando que no se te ahoguen los niños y que no te quiten la bolsa con el monedero y los bocatas!

Elena me trasmitía a través de su hermosa estampa la serenidad y seguridad del equilibrio, físico y psíquico, las virtudes teologales y las cardinales. ¡Qué razón tiene! Hay que moderar el tráfico, hay que sosegar la vida. Tanto correr para llegar al trabajo, que perjudica seriamente la salud. Tanto penar para vivir la vida.

Hoy, Vicepresidenta de economía, Elena ha seguido mostrando ese estilo elegante, fruto natural del equilibrio conseguido de un estilo de vida saludable, equilibrado. Sólo ello le permite hacer frente, desde un puesto de tan alta responsabilidad, con serenidad, a una crisis tan grave como la que atravesamos, con millones de trabajadores en el paro que insisten en beber alcohol, fumar tabaco y desesperarse, para disparar nuestras estadísticas de morbimortalidad, por cirrosis, cáncer y suicidios.

Gregorio Benito Batres - analista de salud laboral

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