sábado. 20.04.2024

Los errores de Reinhart y Rogoff y su aprovechamiento neoliberal

El caso de los errores –porque son varios- cometidos por dos reputados economistas de Harvard no sería tan grave si no fuera porque todas las hienas neoliberales...

Fruto de un trabajo más amplio, Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff publicaron en la revista American Economic Review un artículo en enero del 2010 donde intentaban demostrar que existía una relación entre el crecimiento (decrecimiento en este caso) y la relación deuda pública/PIB cuando esta última llegaba al 90% para un grupo de países elegidos. Hay que decir de entrada que los dos economistas de Havard no hablan de relación causal, sino de tan solo de asociación (associated) o aceptan la sugerencia del economista Robert Barro de una conexión (the simplest connection between public debt and growth) que aparece en su artículo Growth in a time of debt, que tampoco indica causalidad precisamente. Este artículo ha sido rebatido por tres profesores de la universidad de Massachusetts con un artículo titulado Does High Public Debt Consistently Stifle Economic Growth? A Critique of Reinhart and Rogoff, que ponen en duda que unos niveles altos de deuda pública puedan ahogar o frenar (stifle) el crecimiento económico. Vamos a ver estos errores cometidos por Reinhart y Rogoff a  la luz de los autores del artículo, que son Thomas Herndon,  Michael Ash y Robert Pollin, pero con comentarios propios.

1) En primer lugar y el error más grave que puede cometerse en un estudio econométrico –que este lo es por malo que sea- es omitir que la econometría sólo puede darnos correlaciones entre variables que intentan recoger aspectos significativos de la realidad, pero nunca jamás nos señalará relaciones de causa y efecto. En cualquier manual de esta materia nos prevendrá el autor de este hecho, de esta enorme limitación que tiene esta materia; y de no hacerlo se debería desconfiar del autor por tan grave omisión. Ni siquiera Reinarth y Rogoff utilizan la causalidad como nexo de unión entre altos niveles de deuda y crecimiento, precisamente porque podría ocurrir que la relación causal fuera la contraria: que la manera de alcanzar determinados niveles de crecimiento en determinadas ocasiones es aumentar los niveles relativos de deuda pública. Que los neoliberales –en España los fedea- hayan utilizado el texto de los economistas de Harvard para justificar sus políticas neoliberales o su asesoramiento demuestran su ignorancia, o que nunca llegaron a leer el artículo, o que ni siquiera lo han entendido. En el caso español es claro que el endeudamiento no ha sido causa de la crisis sino, en todo caso, lo contrario. Pensemos que ¡los menores niveles de deuda pública! que se han dado en España en décadas lo fueron a finales del 2007 con 397.000 millones de euros, año justamente que comienza la crisis. Teniendo en cuenta que ha de haber un período de tiempo para que un hecho –una variable en términos matemáticos- incida en otro, es imposible que la relación causal vaya de la deuda a la crisis. Además el déficit español se produce por una caída de los ingresos públicos a partir del 2008 como consecuencia de dos hechos: el bajón de la actividad económica y la caída más que sospechosa de algunos impuestos como el de Sociedades (un 55%). En efecto, entre 2007 y 2008 caen los ingresos fiscales un 28% (56.600 millones de euros), según nos relatan los autores del artículo Otra fiscalidad es posible en el libro colectivo No es economía, es ideología. Lo insólito es que la mentira del P.P. a sus votantes se ha consolidado de tal manera que pocos de estos se dejarían convencer, incluso con datos, que la versión que les ha contado su partido es una mentira, una más de las muchas que les ha contado, cumpliéndose el principio goebbeliano (de Goebbels, ministro de Propagada nazi) de que una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad. Es el gobierno de Rajoy el que ha batido el record de incremento de la deuda pública en un año con 148.000 millones. Los autores de la crítica a Reinhart y Rogoff no enfatizan la crítica sobre la causalidad porque dan por hecho que los lectores a los que van destinados el artículo lo saben.

2) El segundo error resulta insólito porque, suponemos que de forma accidental, Reinhart y Rogoff excluyen del panel de datos de los países con relaciones entre deuda y PIB de más del 90% a Australia, Canadá, Nueva Zelanda, Bélgica y Dinamarca. Tal es el error –especialmente la omisión de Nueva Zelanda- que su justa inclusión en la columna de la hoja de cálculo correspondiente a esta relación deuda/PIB hace que, en lugar de una relación negativa del estimador entre crecimiento y deuda/PIB del -0,1, pase a ser una relación ¡positiva! del 2,2. El fiasco es total.

3) Los períodos de tiempo según países con los que trabajan los autores del artículo son diferentes. Se da el caso de que para el Japón utilizan el período que va de 1999 al 2009, para Italia el período de 1993 a 2009 y para el Reino Unido el período 1946-1964. Esta es la razón de que no calculen algún estadístico que indique la bondad de ajuste global, cosa que podría hacerse con períodos homogéneos. De hacerlo de forma corregida como lo hacen los tres críticos de Massachusetts les daría un estimador no significativo del ajuste, lo cual les obligaría a los de Harvard a tirar el estudio a la papelera.

4) Fruto de lo anterior o de forma deliberada, señalan los de Massachusetts que las ponderaciones que utilizan los de Harvard para llegar a la correlación del -0,1 no están justificadas ni por las diferentes ponderaciones (weighting) según el tamaño de los países, ni por los diferentes períodos de tiempo (omission of available data). La crítica mínima es que los de Havard no hacen explícitos los criterios de ponderación.

Los de Massachusetts agradecen a los de Havard por permitirles utilizar su hoja de cálculo, lo cual hace comprensible que su crítica no sea más radical aunque fuera merecida. Se entiende también ahora la sugerencia de Robert Barro. Este economista es un destacado neoliberal que no querría entrar en tema tan delicado y sugirió a estos dos -hasta ahora reputados historiadores, pero no econometristas- que acometieran un trabajo para el que no están preparados.

Los errores de Reinhart y Rogoff y su aprovechamiento neoliberal