23 de septiembre de 2010, 15:52
NUEVATRIBUNA.ES - 24.12.2009
PARA FUNDACIÓN SISTEMA
El grupo de artistas que se sumó a otros millones de españoles a las protestas por la guerra de Irak ha sufrido durante los últimos años una agresión constante por parte de trinchera más reaccionaria. Han pagado muy caro su gesto y su legítimo derecho a, en un momento dado, respaldar la propuesta electoral que podía ofrecer más garantías para expulsar de la Moncloa al partido que, unánimemente y en soledad, refrendaba en el Parlamento la cerrazón del PP a escuchar el clamoroso rechazo a las mentiras que pretendían justificar la invasión.
En ese colectivo de artistas e intelectuales pueden reconocerse nombres y caras simpatizantes de la izquierda plural, que nunca han ocultado sus simpatías partidarias. Los hay próximos al PSOE y también quienes tienen su corazón y su historia personal en el PCE e Izquierda Unida. Los hay que se reclaman simplemente de progresistas o pacifistas. Superada esa coyuntura excepcional, las aguas vuelven a sus cauces naturales. Pero todos tienen heridas. Los han acusado de formar parte de un “sindicato de intereses”, despreciando así la realidad de un impulso emocional. Han sido tildados de “titiriteros”, en una palmaria demostración ofensiva contra quienes practican esa vieja práctica circense. También peyorativamente los han llamado “cómicos”, ignorando el orgullo que produce esa palabra en las gentes del teatro.
Ahora, con motivo de la huelga de hambre de Aminetu Haidar, quien, al fin, se encuentra en su casa de El Aaiún, gracias a una difícil y prudente acción diplomática a varias bandas, algunos de esos actores han visualizado su protesta por lo que consideraban lentitud en la acción del gobierno. Otra vez, un comprensible impulso emocional al que nadie ha pensado nunca en responder con descalificaciones.
Pero han bastado unas declaraciones de Pilar Bardem, rechazando que se la considerase afiliada al inventado “sindicato de la ceja”, para que la caverna se haya puesto en pide guerra. La conclusión convertida en mensaje es que a Zapatero le ha abandonado el mundo de la cultura. Esta vez sí los “titiriteros” se han convertido en intelectuales. Nada nuevo: ya hemos visto la facilidad con la que quienes fueron en su momento, cuando se identificaban con la izquierda, siervos del totalitarismo marxista-leninista, han alcanzado los beneficios de integrarse-no en un sindicato-sino en un “lobby” muy productivo, a cambio de abjurar de sus creencias y comulgar con el ultraliberalismo. La derecha paga bien y, además, garantiza una cobertura mediática que transforma al “compañero de viaje” en intelectual independiente.
Los lectores de este comentario no necesitan que incluya nombres. Hablamos de ellos con sorpresa y, en ocasiones, con cierto dolor personal. Los conocemos .Distinguimos entre los honestamente desencantados porque la utopía no es posible a corto plazo, y los que solo atienden a su medro personal. Allá su conciencia. Pero que respeten a quienes no pasan al otro lado de la frontera.
PD.- Mantengo mi intención de no dar nombres. Con una excepción: La de un poeta llamado Barcala y su libro, supuestamente dedicado a Miguel Hernández. Se ha presentado en Orihuela, en un salón municipal. Basta pinchar en Google con estos datos… y descubrir a un auténtico intelectual de derechas, babeante.
Eduardo Sotillos es periodista y, actualmente, secretario de Comunicación y Estrategia del PSM.
PARA FUNDACIÓN SISTEMA
El grupo de artistas que se sumó a otros millones de españoles a las protestas por la guerra de Irak ha sufrido durante los últimos años una agresión constante por parte de trinchera más reaccionaria. Han pagado muy caro su gesto y su legítimo derecho a, en un momento dado, respaldar la propuesta electoral que podía ofrecer más garantías para expulsar de la Moncloa al partido que, unánimemente y en soledad, refrendaba en el Parlamento la cerrazón del PP a escuchar el clamoroso rechazo a las mentiras que pretendían justificar la invasión.
En ese colectivo de artistas e intelectuales pueden reconocerse nombres y caras simpatizantes de la izquierda plural, que nunca han ocultado sus simpatías partidarias. Los hay próximos al PSOE y también quienes tienen su corazón y su historia personal en el PCE e Izquierda Unida. Los hay que se reclaman simplemente de progresistas o pacifistas. Superada esa coyuntura excepcional, las aguas vuelven a sus cauces naturales. Pero todos tienen heridas. Los han acusado de formar parte de un “sindicato de intereses”, despreciando así la realidad de un impulso emocional. Han sido tildados de “titiriteros”, en una palmaria demostración ofensiva contra quienes practican esa vieja práctica circense. También peyorativamente los han llamado “cómicos”, ignorando el orgullo que produce esa palabra en las gentes del teatro.
Ahora, con motivo de la huelga de hambre de Aminetu Haidar, quien, al fin, se encuentra en su casa de El Aaiún, gracias a una difícil y prudente acción diplomática a varias bandas, algunos de esos actores han visualizado su protesta por lo que consideraban lentitud en la acción del gobierno. Otra vez, un comprensible impulso emocional al que nadie ha pensado nunca en responder con descalificaciones.
Pero han bastado unas declaraciones de Pilar Bardem, rechazando que se la considerase afiliada al inventado “sindicato de la ceja”, para que la caverna se haya puesto en pide guerra. La conclusión convertida en mensaje es que a Zapatero le ha abandonado el mundo de la cultura. Esta vez sí los “titiriteros” se han convertido en intelectuales. Nada nuevo: ya hemos visto la facilidad con la que quienes fueron en su momento, cuando se identificaban con la izquierda, siervos del totalitarismo marxista-leninista, han alcanzado los beneficios de integrarse-no en un sindicato-sino en un “lobby” muy productivo, a cambio de abjurar de sus creencias y comulgar con el ultraliberalismo. La derecha paga bien y, además, garantiza una cobertura mediática que transforma al “compañero de viaje” en intelectual independiente.
Los lectores de este comentario no necesitan que incluya nombres. Hablamos de ellos con sorpresa y, en ocasiones, con cierto dolor personal. Los conocemos .Distinguimos entre los honestamente desencantados porque la utopía no es posible a corto plazo, y los que solo atienden a su medro personal. Allá su conciencia. Pero que respeten a quienes no pasan al otro lado de la frontera.
PD.- Mantengo mi intención de no dar nombres. Con una excepción: La de un poeta llamado Barcala y su libro, supuestamente dedicado a Miguel Hernández. Se ha presentado en Orihuela, en un salón municipal. Basta pinchar en Google con estos datos… y descubrir a un auténtico intelectual de derechas, babeante.
Eduardo Sotillos es periodista y, actualmente, secretario de Comunicación y Estrategia del PSM.