jueves. 28.03.2024

Los 80 millones: error económico y probable delito

NUEVATRIBUNA.ES - 14.2.2010Desde el punto de vista ético nada más repugnante que la jubilación privada de 80 millones de euros para el Sr. Francisco González, presidente del BBVA. Ya lo fue en su día la del consejero Goirigolzarri, aunque este tenga el mérito de su impronunciable nombre.
NUEVATRIBUNA.ES - 14.2.2010

Desde el punto de vista ético nada más repugnante que la jubilación privada de 80 millones de euros para el Sr. Francisco González, presidente del BBVA. Ya lo fue en su día la del consejero Goirigolzarri, aunque este tenga el mérito de su impronunciable nombre. En efecto, cuando hay viudas cobrando pensiones de menos de 400 euros, cuando el salario mínimo no llega a 700 euros, cuando sobrepasan los 4 millones de parados registrados, esta cantidad es injustificable desde cualquier punto de vista ético, incluso si ese punto de vista es meramente kantiano. Pero es que además es injustificable desde el punto de vista económico, incluso con la economía neoclásica pasada por el tamiz del neoliberalismo ideológico. Lo es por los siguientes motivos: 1) no existe un mercado mínimamente competitivo de “ejecutivos en camino de la jubilación privada”, con su oferta y su demanda que pueda contrastarse su punto de equilibrio y que justifique esos 80 millones. Eso sólo podría ocurrir en un mercado a futuros o de opciones que se negociara en el momento de entrar a trabajar el precio de la jubilación privada (a futuro) o pagado una prima en el momento de elegir esa opción. Nada de eso existe de forma estable, competitivo y transparente.

Por lo tanto, esos 80 millones no tienen justificación ni siquiera para los que creyeran que eso que se llama “el mercado” determinara ese gasto desde el punto de vista de la asignación óptima de los recursos (ni los del banco, ni en términos generales). Existe, sin embargo, el mercado de fondo de pensiones que, con aportaciones mensuales, se obtiene un monto de jubilación o se rescata en otras circunstancias adversas anticipadamente. ¿Acaso tiene este señor aportaciones mensuales suficientes que determinen ese monto de 80 millones a cobrar de una tacada? Seguro que no. Además esas cantidades están limitadas para acogerse a la ley de Fondos de Pensiones. Si esto es así, lo que ha hecho el Sr. González -con el beneplácito del Consejo de Administración- es “una apropiación indebida de recursos del banco”; 2) ahora, cualquier ejecutivo que quiera jubilarse por lo privado va a mirar anhelante este pésimo precedente para estirar y justificar su demanda de “jubilación privada” (el lado de la demanda si existe) por lo alto, aumentando los costes presentes y futuros de las entidades financieras. Es un “efecto-demostración” pésimo e injustificable; 3) tendrá efectos perversos en la asignación de “ejecutivos de las entidades financieras” -y quizá en el conjunto de las grandes empresas-, porque los malos gestores tienen un ejemplo en esta jubilación privada, sobre todo si esos ejecutivos tienen la categoría de presidentes o de consejeros delegados, para forzar la salida de forma privilegiada cuando se tiene el poder suficiente para ello; 4) la dirección de la entidad y el propio Sr. González se ufanan de que no han pedido ayuda ni préstamos al BCE en los momento de crisis y ello le sirve para decir que son “dineros privados del banco”, que es el BBVA. Esto es una burla, porque más parece que esa ayuda no se ha pedido precisamente para tener una justificación de esa jubilación privada de cara a los accionistas, depositantes y empleados. Pero ello ha supuesto unas pérdidas cuantiosas para el banco, mucho mayor que los 80 millones, por la diferencia entre el tipo de interés privilegiado del BCE (el 1% hasta ahora) y los tipos de interés que ha pagado el banco para obtener estos mismos recursos. Y esto es una gestión pésima, a la que hay que añadir con dolo si el motivo era precisamente tener la manos “limpias” para el retiro dorado del Sr. presidente González (Francisco); 5) si no hay una justificación económica, sólo se explica esta magnánima jubilación privada por el poder acumulado por el Sr. González dentro de la entidad. Y esto es una pésima noticia también para los Consejos de Administración y Juntas de Accionistas de grandes empresas, porque demuestra que ambos organismos de decisión y/o gestión son meras comparsas de presidentes y consejeros privilegiados. Al menos eso es lo que trasciende y, en este mundo de la imagen, importa más parecerlo que serlo.

Por todo lo anterior, creo que en este retiro hay indicios delictivos “de apropiación indebida y gestión preconcebida con dolo”. El daño hecho a la entidad BBVA puede ser irreversible. Dirán los gestores que se quedan -y hay que ser tonto para los que se quedan justificar todo esto- que se ha hecho con el dinero ganado por el banco y por el propio Sr. González. Claro, contablemente, puede justificarse en un primer momento como cargo a los recursos humanos del banco, pero tarde o temprano se tendrá que regularizar esa partida y será en ese momento la hora de comprobar contra qué se regulariza, contra qué partida de recursos propios o provisiones o previsiones. El banco no maneja recursos propios nada más que en una cantidad casi insignificante: la parte, no del león sino de la manada, son de los depositantes y cuentacorrentistas, y estos también tienen algo que decir. No digamos los accionistas, que serán los primeros en notarlo tarde o temprano. Habrá que vigilar en el futuro a esta entidad bancaria, porque su gestión futura, su petición de recursos al BCE, sus dividendos, las relaciones laborales dentro de la empresa, están comprometidas e hipotecadas por estos hechos: por los 80 millones de la jubilación privada, por la actuación probablemente dolosa explicada y por la pérdidas de ingresos derivados del no recurso del crédito privilegiado al Banco Central Europeo en comparación con el resto de las entidades. Aquí creo que tienen mucho tajo los sindicatos y el propio Comité de Empresa del BBVA.


Antonio Mora Plaza - Economista.

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