jueves. 28.03.2024

Libia: ¿Intervenir o esperar?

Cuando al fin la Comunidad Internacional ha decidido intervenir en Libia; Gadafi preparaba su asalto final a la ciudad rebelde de Bengasi, el mismo estableció el paralelismo histórico: “Entrare en Bengasi como Franco entro en Madrid”.

Cuando al fin la Comunidad Internacional ha decidido intervenir en Libia; Gadafi preparaba su asalto final a la ciudad rebelde de Bengasi, el mismo estableció el paralelismo histórico: “Entrare en Bengasi como Franco entro en Madrid”.

Como señalaba espléndidamente Pedro Diez desde las páginas de Nueva Tribuna el 18 de marzo “Quizás cuando usted las lea, todo haya acabado: la rebelión contra el tirano y miles de vidas de valientes e inocentes que se creyeron las invocaciones a la democracia y la libertad de los líderes occidentales. A día de hoy - ¡ojalá me equivoque! - todo parece indicar que un nuevo episodio de la historia de la infamia está a punto de ser perpetrado justo en la orilla de enfrente del paraíso de la libertad”. Muchos compartíamos esa sensación de angustia e indignación ante la pasividad de las potencias occidentales ante lo que estaba sucediendo en Libia y por suerte Pedro se equivoco.

Ahora que la operación militar está en marcha, con las divisiones entre los aliados, con la oposición de Alemania, Turquía, Rusia y Chavez, con las más que justificadas dudas sobre los objetivos finales de Sarkozy, Cameron y Obama, es importante que el final del tirano y su régimen se acelere esa es la forma de terminar lo antes posible con el dolor de los libios. A partir de ahí todas las discusiones se reabrirán.

La derechona y la caverna mediática se ha lanzado cual buitres a la carnaza de la guerra y contra toda la izquierda intentando fútilmente revitalizar el ¡! No a la guerra ¡¡ del 2003 que llevo a las más grandes movilizaciones sociales que a nivel internacional se han dado y contribuyo decisivamente a la caída del trío de las Azores. Para estos personajes todo vale si acaba con ZP y con los de la “ceja”, poco comentarios merecen más allá de contemplar el ridículo de todos los diarios de la derecha compartir titular el domingo 20, intentando hacer pasar al otrora “pacifista” Zapatero por un “converso” a la guerra. Ni siquiera el PP, bastante escaldado de las pretensiones imperiales de Aznar, les ha podido acompañar en el ruido antigubernamental.

Sin embargo si es importante señalar que una parte de la izquierda se lance con  un imposible paralelismo con la guerra de Irak a atacar la intervención aliada. Respeto profundamente todas las dudas que puedan generar las intervenciones armadas, y más aún cuando los intereses que las acunan se han mostrado una y otra vez como poco democráticos,  poco respetuosos con los derechos humanos y perfectamente tolerante con sátrapas de todo jaez. Simplificaciones del tipo “esta guerra es por el petróleo”  “o ninguna democracia se impone con la guerra” o posiciones insólitas como las de Cayo Lara “esta por comprobar que Gadafi haya empleado armas contra la población libia” no rinden ningún fruto ni al apoyo a la revolución árabe, ni a la solidaridad con la misma. No son casuales las grandes dificultades habidas, antes de la intervención, entre los movimientos sociales para apoyar a los libios, frases del tipo de “Gadafi ha sido un antiimperialista” o “hay un Gadafi bueno y un Gadafi malo” han sido dichas y escuchadas cuando se intentaba una movilización unitaria en defensa del pueblo libio. También esas consignas imposibles que sólo sirven para lavar conciencias de pretendida puridad izquierdista como “Contra la intervención imperialista, contra la dictadura de Gadafi”. A lo que habría que contestar con una simple interrogante ¿Cómo?

Ya que Gadafi trajo el paralelismo de Franco, traigamos el paralelismo de la “No intervención”, una de las pocas unanimidades que en el análisis de nuestra guerra civil existen es que el Pacto de No Intervención de Inglaterra, Francia, Estados Unidos y la Unión Soviética, fue muy determinante en la victoria del añorado por Gadafi, Caudillo. A nadie desde la izquierda se le hubiese ocurrido hablar de apoyar la no Intervención sino al contrario se pedía que las potencias occidentales no bloqueasen a la República y apoyasen al gobierno legítimo frente a los golpistas. El que en Libia no existan campos ideológicos tan delimitados o que sepamos poco de los dirigentes de la rebelión no quita para que se haga todo lo posible para frenar los planes de masacre (dichos explícitamente) del tirano.

Son muchos los elementos de dudas o de discusión pero ninguno de los que se han opuesto desde la izquierda son capaces de responder al que había que hacer para parar el genocidio que estaba perpetrando Gadafi, sólo cuestionamientos en pasado o en futuro, o juicios de intenciones: “las potencias occidentales han apoyado todo tipo de tiranos”, “Gadafi fue patrocinado por occidente”, “porque en Libia y no en Bahréin, Yemen o Siria”,  pero nada ni del momento crítico actual, nada sobre el deseo de aplastar la rebelión, aun mas peor que eso,  dejar que el hombre del libro verde acabase con el levantamiento de los libios y luego lamentarse de la inanición. No necesitamos la lista interminable de atrocidades toleradas y cometidas por el sistema capitalista o por los gobiernos occidentales, esas las conocemos. Lo que hace falta es la unidad para defender y profundizar las revoluciones árabes que a todos nos han sorprendido y lo inmediato y perentorio es impedir que Gadafi lleve a cabo sus planes de destrozar el levantamiento popular, y la primera condición es pararlo militarmente y derrotar el régimen y esa es la exigencia que desde la izquierda social y política debemos hacer a nuestro Gobierno y a la Comunidad internacional.

Libia: ¿Intervenir o esperar?
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