jueves. 25.04.2024

Lecturas de un lunes por la mañana

Ya se sabe, los lunes en los meses como este julio extraño, climatológicamente hablando, dan para leer cosas importantes.

Ya se sabe, los lunes en los meses como este julio extraño, climatológicamente hablando, dan para leer cosas importantes. Pocas alegrías tenemos últimamente, entre el bono alemán, las primas de riesgo (que no son las primas que uno tiene y espera cuando se está en edad de merecer) y las bolsas sube-baja, que luego pueden condimentarse con cinco millones de parados y paradas (que es lo que en realidad me quita el sueño), con los convenios por firmar, con los recortes en ristre y omnibuses circulando (aunque lleven pegatina CAT), es decir, un paisaje de película de miedo.

Pues nada, iba yo en el AVE de las 7:30, de Barcelona a Madrid, despliego mi diario y leo un artículo del amigo Gaspar Llamazares titulado “Frente a la Izquierda”. Y al acabar exclamo en voz alta: “quina cosa més assenyada!” (que cosa más …juiciosa -?-). Destaco dos citas:

“Ahora es el momento del diálogo y del esfuerzo compartido. Sería un error forzar las puestas de largo de las candidaturas sin antes comprometer el consenso común…”

“En las próximas elecciones no se trata de saber quien es la mejor y la mayor izquierda. Se trata de ofrecer, de construir una alternativa a la derecha más dura del PP y a los discursos de arrepentimiento del PSOE que acaba sometiéndose a los dictados del marcado en cuanto llega al poder.”

No sólo necesitamos diálogo, necesitamos frutos de este diálogo. No necesitamos los frutos del pasado que no volverá, los del presente. Necesitamos aquello que nos devuelva la confianza, la seguridad y la fraternidad para compartir. Necesitamos los acuerdos plurales, sobre la base del respeto…y de la generosidad, que en política poquísima gente ha practicado en este pasado. Mucha amargura sin frutos dulces ha sufrido mucha gente preocupada por la política. Las entronizaciones prematuras, los candidatos “fuera de discusión” son el primer pretexto a utilizar para quienes no quieren acuerdos. Y esa debería ser la norma en la izquierda, sobre todo para aquella que transforma, o al menos lo intenta sin perecer en el empeño. Primero hay que ponerse de acuerdo en qué hacer, después en el cómo y finalmente en quienes…Y necesitamos frutos rojos, verdes, violetas y blancos.

Yo pienso que la mayor y mejor izquierda es aquella que sirve a los intereses de la gente, aquella que se guía por la filosofía de la praxis, que hace lo que dice y dice lo que quiere. Aquella izquierda que no es posibilista pero que utiliza el pragmatismo, aquella que no se rinde pero que no te conduce a la derrota, aquella que entiende de principios pero que renuncia a todo excepto a la victoria, aquella que, como el presidente mártir de Catalunya Lluis Companys decía que volveremos a luchar, volveremos a sufrir y volveremos a vencer.

No es un lunes cualquiera, es lunes 18 de Julio de 2011, y no quisiera ver cómo la coalición vencedora en la Guerra de España, la que mandó al exilio, a la muerte o a la miseria a nuestros padres y abuelos, vence en las urnas y se entroniza en España para quedarse cuarenta años más.

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