viernes. 29.03.2024

Las raíces de la violencia en el trabajo (1)

NUEVATRIBUNA.ES - 7.6.2010...En todos los casos y en compensación por la retribución de distinto tipo recibida por el explotado, el explotador se reserva y ejerce la propiedad sobre los resultados. Pero, y esto es lo importante para lo que vamos a analizar a continuación, no sólo sobre los resultados sino sobre la forma de realizarlo, el cuándo, el dónde, el para qué, el para quién y un largo etcétera.
NUEVATRIBUNA.ES - 7.6.2010

...En todos los casos y en compensación por la retribución de distinto tipo recibida por el explotado, el explotador se reserva y ejerce la propiedad sobre los resultados. Pero, y esto es lo importante para lo que vamos a analizar a continuación, no sólo sobre los resultados sino sobre la forma de realizarlo, el cuándo, el dónde, el para qué, el para quién y un largo etcétera. Por ejemplo en dicha relación el explotado no tiene derecho a opinión, y menos a decisión, sobre si fabrica armas de destrucción contra otros, edición de folletos racistas o bajo las órdenes de un jefe psicópata. El derecho a la objeción no existe en el trabajo.

La aparición en primer lugar de la legislación laboral y, posteriormente, del Derecho del Trabajo en el último siglo ha permitido mejorar las condiciones de explotación pero ha mantenido intactos derechos del explotador que vulneran derechos del ciudadano construidos por la burguesía y para la burguesía en la Revolución Francesa.

Se han ido extendiendo durante el último siglo mejoras que afectan esencialmente a los aspectos materiales en la vida de los trabajadores en algunos países europeos y la coacción por el hambre y la violencia física se ha ido sustituyendo por la coacción social y psicológica.

El valor ético del trabajo se ha aplicado a los trabajadores no a los rentistas. Las leyes de vagos no se aplicaban a los que no trabajaban y vivían de la explotación de los demás. Porque la explotación se ha considerado una actividad valorada socialmente y también psicológicamente para el propio individuo.

Por tanto, la debilitación psicológica, moral y social del explotado viene de antiguo, aunque hasta ahora no ha empezado a ocupar un papel prevalente en las relaciones de explotación. La “construcción del obrero soñado” por parte del empresario.

Nos encontramos no sólo ante una asimetría material en las relaciónes de explotación que supone un aprovechamiento económico sino también un aprovechamiento de elementos íntimos del ser humano. Afectan a su personalidad y a sus relaciones con los demás y de los demás con ella. A su conformación como persona.

Así, las relaciones de subordinación en el trabajo, no sólo respecto al empresario sino respecto a la cadena de sus representantes, se han terminado considerando por la justicia como un agravante en temas de acoso sexual, que ha adquirido precisamente su mayor relevancia en las relaciones de explotación, ya que se llevan a cabo aprovechándose de una estructura de poder legitimado y respaldado por el Estado.

Es el objeto del trabajo, la explotación, y la cultura interesada contruida alrededor del mismo por el explotador, el causante de los efectos físicos, psicológicos y sociales. Ello se completa con la construcción reiterativa y premeditada de una cultura de culpabilización de la victima, con lo que se cierra ética y estéticamente el paradigma. Nada puede ser más perfecto y tranquilizador para “los demás” que la culpa la tenga el muerto o el propio enfermo.

La coacción, como instrumento imprescindible del explotador, necesita una “presencia” permanente que se explicita de diversas formas, dependientes de las características de la sociedad en la que opera, del tipo de trabajo, de las circuntancias de los mercados, de la empresa, de las “habilidades” del empresario y del grado de organización y conciencia de los trabajadores.

En nuestras sociedades desarrolladas la violencia física en el trabajo ha sido sustituída por formas más civilizadas de coacción pero no por ello menos agresivas y graves.

La presión, desde sus formas más suaves hasta las más brutales de violencia física o psicológica, conforma imprescindiblemente la única forma de llevar a cabo la explotación del hombre por el hombre. Porque la explotación es esencialmente violencia.

Gregorio Benito Batres - Analista de Salud Laboral

Publicado por la Fundación Sindical de Estudios.

(1) Etimología de la palabra trabajo:

Si el trabajo constituye para usted una tortura, sepa que se trata de un concepto tan antiguo como el origen de la palabra, que no proviene del latín labor, que nos dio labor, laborable y laboratorio, sino de tripalium, que era el nombre de un temible instrumento de tortura.

Tripalium (tres palos) es un vocablo del bajo latín del siglo vi de nuestra era, época en la cual los reos eran atados al tripalium, una especie de cepo formado por tres maderos cruzados donde quedaban inmovilizados mientras se les azotaba. De tripalium derivó inicialmente tripaliare (torturar) y posteriormente trebajo (esfuerzo, sufrimiento, sacrificio).

Trebajo evolucionó posteriormente hacia trabajo, vinculándose poco a poco con la idea de ‘labor’. Lo mismo ocurrió en francés, lengua en la cual tripalium derivó en travail (trabajo), vocablo al cual los ingleses dieron la forma travel y un nuevo significado, asociándola inicialmente a la idea de ‘viaje cansador’ y, más tarde, simplemente viaje.

http://www.elcastellano.org/palabra.php?q=trabajo







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