jueves. 18.04.2024

Las paradojas del dietario del Moha

Mi amigo el pintor Joaquín Martínez me contó que eligió vivir en Córdoba, no por su legado andalusí, ni por su judería, ni tampoco por su gastronomía. La eligió por cuatro razones: una, su cementerio que se llama el cementerio de la Salud. Dos, por la asociación de alcohólicos anónimos que está ubicada en el barrio de los Olivos Borrachos.

Mi amigo el pintor Joaquín Martínez me contó que eligió vivir en Córdoba, no por su legado andalusí, ni por su judería, ni tampoco por su gastronomía. La eligió por cuatro razones: una, su cementerio que se llama el cementerio de la Salud. Dos, por la asociación de alcohólicos anónimos que está ubicada en el barrio de los Olivos Borrachos. Tres, por el parque de los bomberos que está situado en el polígono de la Quemada. Y cuatro, por las oficinas de la ONCE que están en el barrio de Vista Alegre. Entiendo que este cúmulo de circunstancias pueda constituir una fuente de inspiración para él, pero no concibo porqué eligió a Córdoba para vivir.

Hay otra razón que temo que sea una fuente de inquietud y desasosiego más que de otra cosa. Los dos máximos responsables de las instituciones más importantes de Europa, uno, el presidente de origen belga de la Unión Europea; y dos, el presidente de origen portugués de la Comisión Europea. El primero procede de un país que lleva más de un año sin gobierno, y quiere gobernar a toda la Unión. El otro procede de un país intervenido, y entre los dos tienen en sus manos los destinos de 27 países. Y luego nos extrañamos de los palos de ciego que están dando por ahí. Ya lo he dicho más de una vez: no se puede dar lo que no se tiene.

El pasado 29 de octubre mi amigo Juan Moreno presentó el libro “Comisiones Obreras en la Dictadura”. Ahí estuvieron todos los que quisieron y/o pudieron, pero faltaron algunos que debieron estar, por el libro, por Comisiones Obreras y por el momento que se vive ahora en este país. A mi personalmente me faltaron algunos amigos que no pudieron estar porque ya no están con nosotros, pero por su trayectoria, dedicación y sobre todo por el afán de quedar siempre en el segundo plano y de pasar desapercibidos, son motivos más que suficientes para recordarlos en las Comisiones Obreras como a los que más, particularmente en ocasiones como esta. Me quedo con dos compañeros, y los cito en representación de tantas y de tantos otros y que están en ese anonimato, que era donde mejor se sentían. Me refiero a Manolo Morales y a Ignacio Moyano. Tuve la suerte de disfrutar a su lado de su saber y experiencia; de conocer los valores que hicieron de las Comisiones Obreras una organización de referencia. Lo digo porque antes llegar a España desde mi país, en Marruecos ya se consideraba a CCOO un símbolo de lucha contra la dictadura, por la justicia y por la libertad. Una vez instalado aquí pude comprobar, a través de estos compañeros y compañeras y de otros tantos, el significado de todo esto. Por ello espero que esta antorcha siga encendida en estos tiempos de penumbra.

La presentación del libro coincidió con dos momentos singulares: la crisis económica y de valores que vive el llamado mundo de las democracias avanzadas; y la situación de agitación y revuelta que conoce el mundo árabe, particularmente el Norte de África. En ambos casos el libro es de suma actualidad y vigencia. Ahora que las economías occidentales viven una crisis sin precedentes, recurrir a libros como este es una terapia que nos puede enseñar el camino a seguir para salir del atolladero. De ahí su vigencia.

Para el mundo árabe donde la mayoría de los sindicatos están dubitativos entre si se alían con los trabajadores y los movimientos de cambio, o continúan siendo cómplices de sátrapas y dictadores, les vendría de maravilla leer este libro para recuperar el rumbo en algunos casos, u obviarlo definitivamente en otros.

Por razones estrictamente personales acabo con lo siguiente: la semana pasada se publicaron unas estadísticas que revelaban que este año el saldo migratorio en España va a ser negativo, y que en diez años perderá más de un millón de habitantes. Al leer la información me vinieron a la mente de manera brusca un tal Anglada, el alcalde de Girona, la máxima responsable del PP en Cataluña, y el insípido Duran I Lleida. Me gustaría saber qué es lo que piensan ante esta información. Pienso que no hay más elección que una de estas dos opciones: o que los españoles se pongan a fornicar como locos, o que dejen paso a los inmigrantes!

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