jueves. 28.03.2024

Las injustas criticas a los sindicatos

La firma del "II Acuerdo para el empleo y la negociación colectiva 2012-2014” entre la patronal y CCOO-UGT ha hecho surgir de nuevo las viejas, pero renovadas, críticas contra el sindicalismo confederal por parte de gente que se supone situada a su izquierda.

La firma del "II Acuerdo para el empleo y la negociación colectiva 2012-2014” entre la patronal y CCOO-UGT ha hecho surgir de nuevo las viejas, pero renovadas, críticas contra el sindicalismo confederal por parte de gente que se supone situada a su izquierda.

Se vuelve a oír hablar de "traición" o "rendición" de los sindicatos, a la vez que vuelven viejas cantinelas como son el desprestigio de los sindicatos, la baja afiliación, el recuerdo al tiempo de la épica sindical, etc. En fin, vuelve la crítica fácil a los sindicatos muchas veces a partir de ejercicios teóricos y otras derivadas de la ignorancia o también la mala fe.

No quiero entrar a explicar las bondades del acuerdo al que nos referimos, creo que el artículo de Joan Coscubiela en Nueva Tribuna "Una primera lectura de los Acuerdos CCOO, UGT y CEOE" es bastante claro al respecto. Prefiero referirme más al marco en el que se da el acuerdo para relacionarlo con las criticas.

En las elecciones sindicales se da una amplia participación de los trabajadores, muy por encima en relación a las elecciones políticas.

Algunas acusaciones hablan, como si fuera cosa hecha, de la continua marcha atrás del sindicalismo confederal en los últimos tiempos. Es una afirmación que los hechos rebaten de forma evidente. La afiliación sindical, al menos en el caso de CCOO, tiene una trayectoria en ascenso, y el sindicalismo de carácter confederal, el de CCOO y UGT, sigue teniendo un amplísimo apoyo electoral en las Elecciones Sindicales, elecciones en las que se da una amplia participación de los trabajadores, muy por encima en relación a las elecciones políticas.

El trabajo sindical no permite abstenerse en situaciones difíciles para dejar tranquila y pura la propia conciencia.

Habría que dejar muy claras las diferencias entre la acción sindical y la acción política. El sindicalismo conlleva la gestión cotidiana del conflicto social, desde los centros de trabajo, en la negociación sectorial, hasta llegar al ámbito confederal. La acción sindical conlleva no quedarse quieto ante situaciones que no gustan, sino enfangarse para conseguir lo mejor posible para los trabajadores que se representa. Es decir el trabajo sindical no permite abstenerse en situaciones difíciles para dejar tranquila y pura la propia conciencia, sino que la pureza de conciencia no cuenta ante la necesidad de defender lo mejor posible, a veces con costes, las condiciones de los trabajadores representados. Y la acción sindical también conlleva, a veces y en momentos difíciles, ceder en determinados aspectos para garantizar objetivos más importantes que también están en juego. Esto es en parte lo que ha pasado en el acuerdo actual, se puede perder en salario, a pesar de evitar la congelación, pero se garantiza que lo más fundamental, y que estaba en peligro, como son los marcos propios de la negociación, o el establecimiento y regulación de formas de flexibilidad interna participada, que eviten despidos, puedan ser elementos dejados a la arbitrariedad empresarial.

El paro, la propia crisis crea miedo entre los trabajadores y los hace menos proclives a la confrontación

La actuación sindical siempre debe tener en cuenta el contexto en que se produce y éste no lo determinan los sindicatos, pero es el que enmarca su actuación. Y está demostrado que los momentos de crisis no son los más positivos para hacer avanzar los intereses de la clase trabajadora. El paro, la propia crisis crea miedo entre los trabajadores y los hace menos proclives a la confrontación. Esto es tan realidad como que es en los momentos de ascenso económicos cuando se consiguen mejorar las condiciones laborales. En este sentido el momento de negociación del actual acuerdo no se puede menospreciar: en el ámbito económico una situación de crisis muy fuerte; y en el ámbito político el inicio de una nueva legislatura con una amplia mayoría de las derechas.

Por otra parte hay que tener en cuenta que, en el momento presente, poner en cuestión el movimiento sindical es uno de los objetivos políticos de la derecha. Ante la falta de alternativa visible por parte de la pseudo-izquierda y de la izquierda políticas, la derecha sabe que tiene que tratar de dejar fuera de juego a la izquierda social organizada, es decir el movimiento sindical confederal. La derecha, lo que no hace alguna gente de izquierdas, recuerda claramente que en tiempos de la mayoría absoluta de José María Aznar, sin que se pudiera vislumbrar una alternativa política, fueron los sindicatos los que primero le hicieron frente con una Huelga General contra el "Decretazo", que obligó al ex-presidente a dar vuelta atrás. El PP no lo ha olvidado y por ello reducir el movimiento sindical es hoy uno de sus grandes objetivos. Y la forma de actuar contra el movimiento sindical no es reduciendo sus recursos, reduciendo subvenciones institucionales o recortando liberados sindical, que también, sino intentando liquidar la base de su legitimidad y de su propia existencia: la negociación colectiva.

La alternativa al acuerdo tal vez sería más épica, pero quizás sería suicida, como plantear en el momento actual una confrontación directa con un Gobierno de mayoría absoluta en el inicio de su mandato

Creo realmente que los sindicatos han actuado con habilidad logrando estos acuerdos que cuestiona, en los temas pactados, que el Gobierno del Estado pueda legislar en contra de lo que el pacto establece. La alternativa al acuerdo tal vez sería más épica, pero quizás sería suicida, como plantear en el momento actual una confrontación directa con un Gobierno de mayoría absoluta en el inicio de su mandato, y que podría comportar una derrota de difícil recuperación. Recordemos la memorable huelga de los mineros británicos contra la Tatcher, y que después de una muy dura confrontación terminó con la derrota del movimiento sindical. Derrota de la que hasta ahora no se ha recuperado el movimiento sindical y que supuso después una retrógrada cascada de legislación antilaboral y antisocial en el Reino Unido.

Pero la virtud del éxito de la acción sindical es saber escoger el momento de cada cosa.

Como se ha dicho antes, la base de la función del movimiento sindical confederal es la gestión del conflicto social. Y esta gestión se hace tanto en la mesa de negociación como en la confrontación y la movilización, ambas partes indisociables de la práctica del movimiento sindical. Pero la virtud del éxito de la acción sindical es saber escoger el momento de cada cosa. Y creo que intentar avanzar lo posible mediante la negociación, en el momento actual, ha sido acertado. Especialmente si sabemos la soledad en cuanto a aliados, que son pocos, en la que se encuentran los sindicatos.

El movimiento sindical confederal, al menos en el caso de CCOO no está derrotado, ni burocratizado, ni retrocediendo en los últimos años, como algunos, de forma un poco atrevida, dicen. Ha sido gracias al movimiento sindical, en especial a CCOO, que este país goza hoy de un sistema de pensiones público, solidario y de reparto, solvente. Hay que tener en cuenta que se ha conseguido a pesar de que, de forma reiterada, especialmente a finales de los 90, se han padecido reiteradas ofensivas de poderosos sectores económicos-financieros y políticos para liquidarlo.

El movimiento sindical está tan vivo que hace pocos años, en su último Congreso, CCOO cambió su secretario general precisamente ante la deriva de querer controlar la organización entre pocos. De aquel congreso salió una nueva dirección que aglutina las diversas sensibilidades existentes, lo que ha permitido que un tan acuerdo difícil como este último sea aprobado con el voto favorable de un 92% de los miembros de su Consejo Confederal.

El sindicalismo confederal ha negociado todo lo que ha sido posible para mantener condiciones básicas para el mantenimiento de la negociación colectiva. Otra opción como plantearse renunciar a negociar y dejar que sea el gobierno el que legisle por decreto, no es aceptable por parte de quien pretende ser un instrumento útil para los trabajadores. Una actuación así sólo se puede plantear desde un sindicalismo testimonial y no representativo que puede aspirar a satisfacer su pureza pero que renuncia a ser un interlocutor válido para los intereses reales de los trabajadores.

La ciudadanía no puede votar de forma muy mayoritaria a fuerzas de la derecha y al día siguiente pedir que los sindicatos eviten que se apliquen las políticas de derechas.

Otra critica fácil y creo que injusta que se hace al movimiento sindical es cargarle responsabilidades que no son suyas. La ciudadanía no puede votar de forma muy mayoritaria a fuerzas de la derecha y al día siguiente pedir que los sindicatos eviten que se apliquen las políticas de derechas. Mas pese a todo son los sindicatos los que organizan la resistencia, dentro de sus posibilidades, a la aplicación de estas políticas de derechas

El movimiento sindical no es el encargado ni el responsable del cambio político. Ya hace mucho tiempo lo dijo el propio Lenin, el cambio político se debe hacer e impulsar desde la política, el papel del movimiento sindical es defender lo mejor posible, en cada contexto concreto, las condiciones de los trabajadores, por lo que él catalogaba el sindicalismo de reformista. Objetivamente la historia del movimiento sindical en nuestro país no se merece que se le suspenda. Y aún más, como dijo en su día Marcelino Camacho, cuando ha sido el pariente pobre de nuestro sistema democrático.

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