viernes. 29.03.2024

La salida liberal de la crisis erosiona también los derechos políticos

nueva tribuna | 28.11.2010Las políticas para salir de la crisis en España y en el conjunto de la Unión Europea se están llevando por delante el estado del bienestar. Para que esto sea así, es un prerrequisito quebrarle el espinazo al sindicalismo, en tanto que principal defensor de los derechos sociales. Esto se halla ampliamente documentado en el caso del Reino de España. Con ser ello preocupante la cuestión no termina ahí.
nueva tribuna | 28.11.2010

Las políticas para salir de la crisis en España y en el conjunto de la Unión Europea se están llevando por delante el estado del bienestar. Para que esto sea así, es un prerrequisito quebrarle el espinazo al sindicalismo, en tanto que principal defensor de los derechos sociales. Esto se halla ampliamente documentado en el caso del Reino de España.

Con ser ello preocupante la cuestión no termina ahí. Como destruir los derecho sociales resulta enormemente impopular se está imponiendo la tarea de desarticular a la sociedad civil, atomizando a la ciudadanía. Dicho de otra manera: se trata de erosionar gravemente los derechos políticos. Esto es lo que hace Aguirre cuando trata de desarticular el sindicalismo madrileño y borra del mapa un amplio conjunto de organismos de participación y control de los ciudadanos sobre las instituciones. Aguirre que dijo no hace tanto tiempo que la corrupción es consustancial a las instituciones públicas; como su conmilitona en la guerra contra los derechos, Alicia Sánchez Camacho, declaró que la política es un mal necesario.

En esas estamos, en tratar de dirimir los asuntos públicos al margen de la ciudadanía, decidiendo desde el poder económico frente al poder político. Con la diferencia en que el primero carece de cualquier control democrático. Porque, ¿qué otra cosa es que un grupo de empresarios, que nunca se han legitimado en las urnas, se dirija al monarca para presentarle un programa general de economía y política, saltándose al poder legislativo y al ejecutivo? ¿Y qué decir sobre que dicten al presidente del gobierno lo que debe hacer, en materia de reformas, como ocurrió el sábado 27 de noviembre? Si Marx dijo que el gobierno no es sino el consejo de administración de la burguesía, ahora parece que su presidente ha pasado a ser el consejero delegado. En la misma línea los de la FEDEA apuntaron que dirimir la reforma de las pensiones en el Paco de Toledo –o sea en el Parlamento- era algo así como una estupidez. Que la política de pensiones tenía que estar en manos de expertos. No de cualquier experto, claro está; sino de ellos. Es lo que pensaba un tal López Rodó, que la macroeconomía era asunto de los tecnócratas. En fin, antes, para hacer este tipo de cosas -es decir, para aplicar políticas económicas en contra de los trabajadores- se daban golpes de estado. Eso fue Chile.

No es una cuestión puramente local, pues en el conjunto de Europa cada vez más eso que ahora llaman la gobernanza, y que no es sino la toma de decisiones políticas de toda la vida, está en manos de entidades ajenas al control de la ciudadanía, como el Banco Central, el FMI o lo que más difusamente se llaman mercados.

En suma, si consideramos el Estado social y democrático de derecho, vemos que los planes de austeridad eliminan lo social, pero el modo en que se deciden y se aplican comienzan a poner en cuestión lo de democrático de derecho.

Marta Rojo | Escritora

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