miércoles. 24.04.2024

La primera piedra del nuevo patrón de crecimiento español

NUEVATRIBUNA.ES - 21.5.2009Cuando alguien toma la arriesgada decisión de comprar un coche de, pongamos por caso, 26.000 euros, está directa e indirectamente ayudando a muchos ciudadanos que han encontrado ocupación remunerada en la fabricación de dicho automóvil.
NUEVATRIBUNA.ES - 21.5.2009

Cuando alguien toma la arriesgada decisión de comprar un coche de, pongamos por caso, 26.000 euros, está directa e indirectamente ayudando a muchos ciudadanos que han encontrado ocupación remunerada en la fabricación de dicho automóvil. La intensidad “tractora”, esto es, de arrastre, que un acto tan simple como la compra de un coche provoca sobre la actividad industrial y de servicios es creciente con el precio del coche que se subvenciona. Ni punto de comparación el agradecimiento social debido a aquél que decide comprar un coche de 24.000 euros, frente a uno de 8.000 euros. Donde va a parar, el número de horas de trabajo que provoca el comprador de coches de lujo. Y no deberíamos despreciar que el comprador podría alternativamente -la legislación se lo permite- destinar la cantidad empleada en la compra del coche, a comprar títulos financieros opacos (esto es, anónimos) de deuda pública, o materias primas para especular, o contratos “a futuro” sobre materias primas; y hacerlo todo ello desde Gibraltar, o las Islas Man, o Caimán.

En resumen, hay que aplaudir, y apoyar con subvenciones, pero discriminando positivamente las compras de automóviles caros, por ejemplo de más de 20.000 euros, y al tiempo entregarle al comprador subvencionado un tarjetón, cuyo diseño podría ser encargado a algún diseñador de pasarela, que ensalzase el acto de ese comprador modelo, por el uso solidario que hace de sus abundantes recursos. Por eso, no estoy nada de acuerdo con la opinión del economista‐jefe de la OCDE, Klaus Schmidt‐Hebbel, que declará :”ineficaces e injustas” las ayudas publicas a la compra de automóviles” (Europa Press.19.5.09).

La idea de subvencionar la compra de coches, no se si han caído en ello, es muy moderna, y al tiempo, muy antigua. De hecho es el resultado de aplicar el ungüento mágico de la “innovación”, a prácticas ancestrales. No hay más que pensar en las bacanales romanas, o las fiestas de los señoríos feudales, cuyas “élites” se esforzaban en un desgaste continuo de despilfarro, jugándose su salud, en continuas fiestas, celebraciones, bodas, y otros festejos, sólo para facilitar ocupación, y oportunidades de ganarse la vida a sus súbditos. Todas ellas, claro está, contaban con las “bulas y subvenciones fiscales” del momento. La compra subvencionada de automóviles de “buena práctica”, y bebiendo en sus orígenes históricos ‐ahora que la crisis también alcanza esta profundidad‐ consideren su extensión y réplica a otras actividades humanas, que también “arrastren” la actividad del pueblo.

Puestos a analizar el empleo generado por cada euro de subvención en la compra de un coche, en relación con la que se generaría por cada euro de subvención de un evento festivo …, salen ganando los bautizos, y pierde el automóvil. A fin de cuentas, más de ¾ partes de los motores de los automóviles que se construyen en España se importan de fuera; mientras, las viandas, y otros consumos asociados a los bautizos, y eventos festivos,
proceden de la economía local, provincial, o como mucho estatal. Total un euro de subvención a bautizos tiene más arrastres sobre la actividad económica interna, en forma de empleo y consumo, que un euro de subvención a la compra de coches.

Sra. Salgado, ponga en estudio las múltiples variaciones que caben a la perspicaz, innovadora y generosa medida que ha sido subvencionar la compra de coches. No dude en considerar su aplicación a otras actividades necesarias para la subsistencia de los trabajadores, y extiéndala a las celebraciones de cumpleaños, bautizos, bodas, civiles o no, de heterosexuales o no, laicos o anticlericales (estos últimos, le darán un barniz liberal ilustrado),….pero, salvaguarde el interés social, y la hacienda pública, considerando de forma prudente la extensión de estas subvenciones. La mejor forma de conseguirlo probablemente será limitando la subvención para todas aquellas efemérides que tengan un contrastado arrastre directo o indirecto sobre la actividad económica. Sólo se deberían apoyar con recursos públicos aquellos fastos que gasten más de 20.000 euros en cada celebración. Así, Sra.Salgado, su gestión cuanto menos será calificada de respetuosa y eficiente con la hacienda publica, porque por cada euro público que emplee, se generarán más empleos, y gasto en la demanda interna.

No se pueden dilapidar los recursos públicos apoyando fiestas de poca monta, o botellones proletarios. Qué motivo de celebración pueden tener los parias del mundo, que no han sabido aprovechar la montaña de oportunidades que la sociedad de la especulación y el despiporre ha ofrecido en las últimas décadas. Las celebraciones de los mileuristas, y desempleados, no dan para subvención alguna. Además, así se pone la primera piedra del nuevo patrón de desarrollo económico de la sociedad española.

Eduardo Gutiérrez Benito es Economista.

La primera piedra del nuevo patrón de crecimiento español
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