lunes. 07.10.2024

La pinza extremeña

Ya se ha convertido en un aforismo decir que la historia se repite, como la visita del cartero, dos veces: una vez como tragedia y otra como comedia. En 1996 ganaba por un puñado de votos de diferencia el P.P. (9.716.006) frente al PSOE (9.425.678). Por su parte I.U. obtenía 2.639.774 votos.

Ya se ha convertido en un aforismo decir que la historia se repite, como la visita del cartero, dos veces: una vez como tragedia y otra como comedia. En 1996 ganaba por un puñado de votos de diferencia el P.P. (9.716.006) frente al PSOE (9.425.678). Por su parte I.U. obtenía 2.639.774 votos. Ello se traducía merced a la ley D´Hondt, el número mínimo de escaños por provincia (2) y el bajo número de diputados en el Congreso, en 156 diputados para el partido de la derecha, 141 para el socialista y 21 para la coalición de izquierdas. Se puede observar que entre estos dos últimos partidos (los de la izquierda sociológica) suman más votos que la derecha (2.349.446 a favor de la izquierda); también –y esto es lo decisivo en la aritmética parlamentaria– en número de escaños (6 a favor de la izquierda mencionada). Es decir, podía haberse intentado la investidura para el partido socialista. Pero ni el PSOE hizo el ademán y menos aún la I.U. de Julio Anguita. Fue un error extraordinario porque supuso que el tardo-franquismo del falangista tardío que es Aznar llegaba al poder tras la muerte de Franco en 1975. Fueron dos legislaturas –especialmente la segunda, la que comenzaba en el 2000– nefasta para este país: se produjo la contrarrevolución fiscal, la privatización de las pocas pero importantes grandes empresas merced, sobre todo, con la pérdida de la “acción de oro” del Gobierno, el parón de las pensiones, del salario mínimo, de las becas para los pobres, ningún avance en derechos civiles, redistribución negativa de la renta y de la riqueza, la pérdida de relaciones con Europa, Latinoamérica y el Magreb, el abrazo lacayuno de Aznar con el Bush de las mentiras de las armas de destrucción masiva, el golpe de estado a la ONU con la guerra de Irak por parte de estos dos pájaros y Blair, y el ridículo espanto de la “guerra de Perejil”, donde logramos rendir a dos guardias marroquíes y a un pastor con todo su rebaño. La faena de aliño la remataba Aznar intentando engañar a sus posibles votantes con la falsa autoría (ETA) del atentado de Atocha. La economía creció y se creó empleo porque la crisis ya había tocado fondo en 1993, y en 1996 ya estábamos subiendo por la cresta de la ola. Rato no tuvo nada que ver en ello a pesar de que fuera ministro de Economía. Bueno, tuvo el mérito de no estropear lo que había iniciado Solbes en la última parte de la última legislatura de Felipe González. Aznar, el muy cretino, se creyó –y aún se lo cree– que fue mérito suyo.

Volviendo a I.U., en la legislatura del 2000 el partido perdió 1.376.731 votos (obtuvo 1.263.043). En la siguiente, en la del 2004 creció algo en votos absolutos (1.284.081), aunque descendió en términos relativos (del 5,45% en el 2000 al 4,96%). En el 2008 se consumó la debacle: 963.040 votos. La semilla de la pinza estaba sembrada y en las elecciones de este año ha ganado 220.000 votos, pero justo cuando el PSOE ha perdido millón y medio. No ha habido trasvase. Una victoria pírrica que, además, ha supuesto la pérdida de la emblemática alcaldía de Córdoba. Ahora en Extremadura se repite la historia, pero a escala reducida. En las elecciones autonómicas el P.P. ha obtenido 32 escaños, el PSOE, 30 e I.U., 3. El resultado: que va a gobernar el señor Monago, del P.P., a pesar de que la izquierda sociológica ha obtenido un escaño más. Decía este falangista de izquierdas –quiero pensar que este es de izquierdas al menos– que es Julio Anguita que el PSOE tenía mucho que callar en Extremadura. Puede ser cierto, pero el que lo decía tenía aún más que callar porque –en mi opinión– es el responsable del desastre de I.U. El virus de “la pinza” ha venido horadando la salud de la representación de la izquierda sociológica de ámbito nacional de este país (PSOE e I.U.). La coalición de izquierdas podía haber castigado al PSOE sin necesidad de permitir la investidura a la Presidencia de la Junta extremeña, votando la investidura de Fernández Vara (PSOE) y pasando a la oposición en el Parlamento extremeño. Es decir, lo mismo que está haciendo con el tal Monago del P.P. ¿Cómo se sentirán los votantes extremeños de I.U. sabiendo que su voto ha permitido llegar al poder al P.P., es decir, a los herederos, a los ancestros biológicos y/o ideológicos de los que asesinaron y torearon a socialistas y republicanos en la plaza de toros de Badajoz en 1936? Sé que este argumento lo empleó Cayo Lara, el secretario general de I.U., pero es contundente y certero, sin que sirva de precedente. La idea de obligar al señor Monago (P.P.) a hacer una política de izquierdas merced a la espada de Damocles del voto parlamentario de I. U. vale lo mismo que si fuera empleado con el señor Vara (PSOE). I.U. parece empeñada en el suicidio político y no hay manera de convencerla de lo contrario, de que aún merece la pena vivir, de que es necesario un partido a la izquierda del PSOE en el mundo de la tiranía de los mercados y de los mercaderes. La manera de hacer política que consiste en castigar a los que más lo necesitan castigando al PSOE por no ser de izquierdas de acuerdo con los criterios de I.U. es tan infantil que resulta sobrecogedor que pueda emplearse por personas que tienen al menos estudios primarios. Es tan ridículo que no hace falta haber leído al Lenin del “Qué hacer” o al de “La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo”. Un partido político siempre debe anteponer la estrategia a la táctica, los intereses generales a los particulares, el medio y largo plazo a las ventajas ratoneras del corto. Más vale el poder que el gobierno. A distinguir ambos ya nos enseñó Maquiavelo en El Príncipe. En fin, al menos esta vez el daño directo está localizado (Extremadura), pero su metástasis la conoceremos en las elecciones general del 2012. Habrá que esperar.

La pinza extremeña
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