viernes. 29.03.2024

La hora del té

NUEVATRIBUNA.ES - 14.10.2010PARA FUNDACIÓN SISTEMASi Esperanza Aguirre fuera simplemente una dirigente política frívola, ocurrente, una “metemete” como la ha calificado con agudeza la esposa del presidente de Cantabria, bastaría ponerla ante los focos y los micrófonos para convertirla en una caricatura.
NUEVATRIBUNA.ES - 14.10.2010

PARA FUNDACIÓN SISTEMA

Si Esperanza Aguirre fuera simplemente una dirigente política frívola, ocurrente, una “metemete” como la ha calificado con agudeza la esposa del presidente de Cantabria, bastaría ponerla ante los focos y los micrófonos para convertirla en una caricatura. Pero la señora Aguirre es, además, una referencia para los sectores más radicales del conservadurismo español que admiran sus desplantes verbales, su capacidad para construir y movilizar apoyos mediáticos, y su defensa de los conceptos ultraliberales en materia económica. Esperanza Aguirre es un problema nacional. Lo es también para su propio partido y para su presidente, Mariano Rajoy, aunque quizás convenga empezar a pensar que el “hombre que está de perfil” no deja de mirar complacido que haya personas a su alrededor que le hagan el juego sucio de incorporar los votos ultramontanos a la cesta común del Partido Popular, mientras otros exhiben un discurso moderado.

Al finalizar la Transición, muchos fuimos los que elogiamos que Manuel Fraga hubiera sido capaz de incorporar a la extrema derecha a un partido constitucional. Hoy podemos preguntarnos si la desaparición de unas siglas ha ido aparejada a la conversión de quienes se sentían cómodos tras ellas y ahora las añoran. ¿Cuánto tiempo podrán convivir en el seno de un mismo partido los añorantes del franquismo y los que colaboraron a traer la democracia desde la UCD? La amalgama milagrosa ha sido, hasta ahora, la lucha por el poder y, concretamente, contra el socialismo, descrito como el principio y el fin de todos los males. Ahora, acuciados por unas encuestas que parecen colocar la Moncloa al alcance la mano, cunde la impaciencia y se genera la duda sobre si el carácter de Rajoy no será un obstáculo para consolidar la victoria. Los ojos del sector radical se vuelven hacia Esperanza Aguirre, que los alienta, cada vez con menos disimulos. Su último guiño, tras explicar las supuestas razones para que grupos de exaltados ensuciaran la jornada de la Fiesta Nacional, ha sido reivindicarse como defensora de las ideas del “Tea Party” norteamericano. Dudo mucho de que Esperanza Aguirre, en su análisis, vaya más allá de los titulares:”menos impuestos, menos intervención del gobierno, más nación” Ni siquiera creo que aspire a competir con Sarah Pallin, pero sí parece evidente que ha puesto en marcha una red de televisiones que sueñan con cumplir el mismo papel que la FOX en Estados Unidos. Su modelo político, aventuro, debe ser Michelle Bachmann, una republicana de segunda fila capaz de afirmar, sin rubor, que su país “está bajo un gobierno gánster y que es hora de que estos cerditos se vayan a su casa”.

Esta es la derecha que algunos están alentando en España. Lo ha dicho con gran perspicacia, y yo hago mías sus palabras, el profesor Sánchez de León: “En España no hay que acudir a movimientos extrainstitucionales (como el Tea Party), ya que dentro del PP hay un representante, Esperanza Aguirre, y un enemigo claro, Mariano Rajoy, a quien presentan como un monigote que nada tiene que ver con ellos”.

Ésta es la derecha, sin tapujos, a la que tenemos el compromiso de desenmascarar y vencer en Madrid.

Eduardo Sotillos es periodista y secretario de Comunicación y Estrategia del PSM

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