viernes. 29.03.2024

La hora de la araña

NUEVATRIBUNA.ES - 25.9.2009El PP ha respondido al informe policial que acredita la financiación ilegal de su rama valenciana a través de las empresas de la trama Gürtel con el consabido "y tu más".
NUEVATRIBUNA.ES - 25.9.2009

El PP ha respondido al informe policial que acredita la financiación ilegal de su rama valenciana a través de las empresas de la trama Gürtel con el consabido "y tu más". El documento es un bofetón en la cara de los dirigentes valencianos pero también en la estoica jeta de Mariano Rajoy quien, por decisión propia y haciendo oídos sordos a las voces que le recomendaban lo contrario, ha ligado su futuro político al de Francisco Camps y sus secuaces. Y a un bofetón se responde, según el manual 'pepero' de usos y costumbres, con un puñetazo.

Y un puñetazo es lo que han pretendido darle a Alfredo Pérez Rubalcaba los Costa, Rambla, Trillo...todos los que han culpado en público al ministro de Interior de urdir una conspiración contra ellos, un montaje responsable del alumbramiento del "capcioso, ridículo y falso" informe.

Palabras gruesas que, hoy por hoy, siguen sonando a huecas porque no hay ni una sola prueba que las sustente.

Sin embargo, el informe elaborado por la Brigada de Blanqueo de Capitales, adscrita a la Unidad Central de Delincuencia Económica y Fiscal, sobre el trasiego de pagos entre Orange Market y el PP valenciano supone un salto cualitativo en la investigación del presunto caso de corrupción.

En primer lugar, porque la autoría corresponde a un cuerpo policial con un elevado índice de éxitos en su labor y cuya dependencia orgánica del ministerio del Interior no presupone necesariamente que haya actuado como instrumento de la vendetta del titular del departamento. La Policía, como cualquier otro cuerpo de la administración, no está libre de toda sospecha, pero llevamos demasiado tiempo escuchando acusaciones contra ella sin que se aporte algo que las corrobore.

En segundo lugar, por el propio contenido del informe, que detalla minuciosamente la forma en la que el dinero cambiaba de manos y cómo se maquillaba la contabilidad para tapar las ilegalidad de desviarlo a las arcas de un partido y que reproduce conversaciones grabadas con autorización judicial que implican directamente a los principales responsables del partido en Valencia.

En tercer lugar, porque no estamos ya ante la filtración a un solo medio de comunicación, lo que hasta ahora servía de coartada al PP para diseminar sospechas sobre el acoso interesado de un medio afín a su principal contrincante político.

Este viernes, dos periódicos con una línea editorial aparentemente tan distinta como El País y El Mundo llevaban a sus portadas, a cuatro columnas, la financiación irregular del PP valenciano. El Mundo aprovechaba para rescatar del baúl de los recuerdos el caso Filesa que acabó con Felipe González y hundió electoralmente al PSOE. Se trata de un paralelismo arriesgado precisamente porque aquél caso de financiación ilegal arrastró consigo a la cúpula socialista de la época. Que tome nota Rajoy, aunque no parece que el líder del PP esté dispuesto a aprender de la historia.

Ni siquiera su conocida afición a que Pedrojota le escriba los guiones le ha hecho reaccionar ante el informe. El Mundo ya apuntaba en su editorial de este 25 de septiembre a un desvío de responsabilidades hacia Rubalcaba al sostener que solamente hay dos posibilidades: o lo que dice el informe es falso y ha sido un montaje urdido por mandos policiales o lo que dice el informe es sustancialmente verdadero. Lo primero implica la dimisión de Rubalcalba y lo segundo, la de Camps. Pero también decía que el asunto es tan grave que requiere hoy mismo una explicación pública tanto en Madrid del máximo responsable del PP, Mariano Rajoy, como en Valencia del presidente de la Generalitat y líder del partido, Francisco Camps. Y si Rajoy no puede acreditar que se trata de una completa falsedad, lo que debe hacer sin dilación es crear una comisión interna de investigación, como hizo Aznar en el caso Naseiro. Y ni una cosa ni la otra. Sólo ha habido una reacción: el ataque a Rubalcaba.

De Alfredo Pérez Rubalcaba se han dicho muchas cosas a lo largo de sus treinta y tantos años de carrera política. Sobrevivir a la prejubilación de una generación de socialistas y hacerlo con la cabeza alta, ocupando cargos importantes y manteniendo intacta su imagen de hábil y solvente, ha despertado no pocos recelos y lo que para unos es inteligencia para otros se transforma en maquiavélica capacidad para maniobrar y tejer redes que salvaguarden su poder.

Pero si nos atenemos a lo que sabemos meses después de que estallara el caso Gürtel, lo único cierto es que los informes y las grabaciones que incriminan a miembros del PP siguen acumulándose en los juzgados, mientras que no hay un solo papel, ni una sola cinta, que arroje una sombra de sospecha creíble sobre Interior.

No hay nada que demuestre que la araña es Rubalcaba. Sí hay mucho que induce a pensar que la araña que ha tejido pacientemente la tela de Gürtel tiene su escondrijo en otros despachos. Los que ostentan el símbolo de una gaviota.





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