jueves. 28.03.2024

La evasión de capitales en Africa

Importantes cantidades de divisas huyen anualmente del continente africano hacia el primer mundo o a paraísos fiscales. Gran parte de este dinero es fruto del robo y la corrupción. En África, las riquezas naturales y minerales, no se convierten en fuentes de desarrollo y bienestar social para la inmensa mayoría de sus ciudadanos.

Importantes cantidades de divisas huyen anualmente del continente africano hacia el primer mundo o a paraísos fiscales. Gran parte de este dinero es fruto del robo y la corrupción.

En África, las riquezas naturales y minerales, no se convierten en fuentes de desarrollo y bienestar social para la inmensa mayoría de sus ciudadanos. Sus tierras, sus minas y pozos de petróleo son explotados por multinacionales que sacan ágilmente sus beneficios del continente, casi siempre con el respaldo de políticos locales corruptos.

Se calcula que éstos capitales equivalen al 39 % del Producto Interior Bruto. En estos momentos se pierde una media de 18.400 millones de dólares anuales, según informa el “Africa Economic Outlook 2012”, lo que significa que con ese flujo se podría financiar el desarrollo del continente. Y añade: “si el capital hubiera sido reinvertido en África con el mismo nivel de productividad que el de las inversiones actuales, los niveles de pobreza habrían sido recortados entre un 4 y un 6 % cada año, entre 2000 y 2008”.

Obviamente, Africa no logrará llegar a los Objetivos del Milenio que propuso Naciones Unidas pero estarían al borde de alcanzar alguno de ellos si no se hubiesen sacado de los diferentes países dinero a borbotones.

Esta salida de capitales ilícitos fuera de África está amparada por los mismos paraísos fiscales a donde va a parar el dinero europeo. Como consecuencia, baja la recaudación de impuestos y se cancelan inversiones.

Gran parte de éste dinero es fruto del robo y la corrupción de conocidos dictadores que amparan a las a grandes multinacionales instaladas en el Continente las cuales no declaran sus beneficios y los sacan del país clandestinamente. Esta alianza es devastadora.

Sin lugar a dudas hay una estrecha relación entre democracia y crecimiento. Allí donde hay libertades, se roba menos, hay más y mejores mecanismos de control, libertad de expresión y una justicia que funciona más o menos bien. Mientras que en los países que están gobernados por dictadores, éstos no responden ante nadie, no se les puede denunciar y la opacidad es absoluta. Paralelamente, la comunidad internacional prefiere mirar hacia otro lado. Son muchos los intereses que hay en juego: materias primas o petróleo.

A pesar del crecimiento económico que disfrutan algunas poblaciones africanas, un 30% sigue sufriendo severas hambrunas. Así lo recoge el informe sobre desarrollo humano en África de 2012, titulado Towards a Food Secure Future, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que fue presentado el pasado mayo.

Es una triste paradoja que se dé inseguridad alimentaria en un continente que tiene enormes extensiones de tierras fértiles, grandes cantidades de agua y un clima ideal para muchos cultivos.

«Cada año, la fuga de capitales provoca cerca de 75.000 muertes infantiles en la región. Principalmente en la República Democrática del Congo, Nigeria y Angola», según el profesor de Economía en la Universidad de Massachusetts Léonce Ndikumana y ex director de investigación del Banco Africano de Desarrollo.

Dicho profesor ha llegado a afirmar que existe relación entre los préstamos extranjeros y la fuga de capitales. Y habla concretamente del régimen de Mobutu en Zaire (actualmente Congo) afirmando que desde 1982 se sabía que las cuentas personales del dictador y la Banca Central del país “funcionaban como vasos comunicantes”. Según Transparencia Internacional, Mobutu Sese Seko, presidente entre 1965 y 1997, habría robado 5.000 millones de dólares. Esta misma agencia internacional denunciaba que el actual país líder en fuga de capitales era Nigeria, seguida por Congo y Guinea.

El instituto estadounidense Global Financial Integrity denuncia que “las salidas ilegales de capitales habrían supuesto 1,8 billones de dólares durante los últimos 40 años. Esta evasión se habría efectuado hacia las instituciones financieras de los países ricos. Esta cifra excluye la fuga de capitales asociada al contrabando, el tráfico humano, la violación de derechos de propiedad intelectual y otras actividades ilegales imposibles de cuantificar de forma mínimamente fiable.

Y en lugar de combatirla nos encontramos con noticias que nos dicen que el gobierno de Sudán del Sur promete amnistía a los funcionarios que hayan robado, si devuelven el dinero. El presidente de dicho país,, Salva Kiir Mayardit ha emitido un comunicado pidiendo a los funcionarios que devuelvan el dinero público robado y depositado en cuentas secretas de Kenia, ya que a cambio les ofrece una amnistía.

Como dice Howard G. Buffeet del Instituto Oakland:” África tiene necesidad de inversores en la agricultura e industria, pero no, de políticos que permitan a los inversores cultivar y llevarse todos los productos y beneficios a sus propios pueblos y bolsillos, en detrimento de las poblaciones locales.”

La diferencia con Europa es que la fuga de capitales en el viejo continente hace que los países sean más pobres mientras que en África mata a la población.

La evasión de capitales en Africa
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