viernes. 29.03.2024

La educación es fundamental para salir de la crisis actual

NUEVATRIBUNA.ES - 5.5.2009La educación es clave para incrementar las capacidades personales, garantizar mayor igualdad de oportunidades y facilitar la participación cívica. En términos económicos se habla de ‘capital humano’ en la medida que capacita mejor a las personas para desarrollar sus trayectorias laborales y profesionales.
NUEVATRIBUNA.ES - 5.5.2009

La educación es clave para incrementar las capacidades personales, garantizar mayor igualdad de oportunidades y facilitar la participación cívica. En términos económicos se habla de ‘capital humano’ en la medida que capacita mejor a las personas para desarrollar sus trayectorias laborales y profesionales. Junto con otras inversiones �como la sanidad- suponen una mejora de la fuerza de trabajo, un aumento de su productividad. La enseñanza es fundamental para avanzar en los dos procesos: económico-laboral y cívico.

En relación con la educación y su vinculación con el mercado de trabajo hay varios problemas. Uno, en España es muy escaso el empleo cualificado �apenas supera el 20%-. Predomina el empleo semi-cualificado y poco cualificado (70%) -el 10% restante es empleo sin cualificación-. Estos datos son de los peores de la Unión Europea. Respecto del volumen del empleo cualificado se dice que hay un ‘exceso’ de personas cualificadas �el 26% de personas entre 24 y 35 años tienen una cualificación de nivel superior-. Pero el auténtico problema es que la oferta de empleo cualificado es escasa. Y, por tanto, la competencia para conseguirlo es grande, por lo que los sectores con más disponibilidad económica pretenden hacer prevalecer sus privilegios poniendo más barreras de acceso de tipo económico, particularmente a los estudios de posgrado. La cuestión no es reducir las posibilidades de cualificación académica, y hacerla más selectiva para una minoría y de peor calidad para la mayoría. La expansión universitaria se ha producido más por el acceso de la población femenina de clase media que por la incorporación de jóvenes de las clases populares -algo que también se ha conseguido, si bien de forma selectiva y con mayores esfuerzos-. Por tanto, persiste el problema de la desigualdad en la culminación de estudios superiores y el riesgo de que el empleo cualificado se restringa, sobre todo, para miembros de las clases medias y altas, despreciando las potencialidades y méritos de los jóvenes con menos recursos económicos. Estas barreras más selectivas constituyen uno de los temores de fondo derivados de la actual reforma universitaria. Por tanto, aparte de otros objetivos, como la homologación europea de los estudios, el tema central es combinar la excelencia y la igualdad en los estudios superiores y el acceso al empleo cualificado.

Otro problema es el relativo a los niveles de estudios básicos, y afecta más a las clases desfavorecidas. Tenemos un 30% de fracaso escolar, uno de los mayores de la OCDE. Es un grave problema para la inserción laboral de esos jóvenes, como mínimo a ese amplio campo de empleo semi-cualificado. También es una situación que dificulta la integración social �una parte significativa es de origen inmigrante-, bloquea las trayectorias laborales ascendentes y consolida bloqueos persistentes en sucesivas generaciones. Todo ello lleva al enquistamiento de las brechas sociales y anula las expectativas de lograr una vida digna de casi un tercio de jóvenes con dinámicas más subordinadas, reproducidas en su vida adulta y con un futuro más incierto.

El incremento de la cualificación general es beneficioso para la ciudadanía y también es una necesidad económica, porque es imprescindible para aumentar la productividad de todos los empleos, no sólo los cualificados. Por otro lado, la productividad depende también de otros factores �tecnológicos, organización del trabajo...- y no conviene sobrevalorar la influencia de la educación. Para salir de la crisis y cambiar el modelo productivo son necesarias profundas transformaciones y no todo lo puede resolver el sistema educativo. Son claves una mayor justicia distributiva e igualdad en las posiciones de poder, y la no discriminación y la valoración del mérito y la capacidad personal frente a los privilegios socioeconómicos.

Por tanto, por un lado, frente a las tendencias jerarquizadoras de los sectores con mayores recursos económicos, el sistema educativo debe dar más posibilidades de promoción cultural y ascenso social a las clases trabajadoras y, al mismo tiempo, la tarea socioeconómica es ampliar el empleo cualificado. Por otro lado, la competencia del propio sistema educativo es más específica: mejorar la formación profesional y la acción positiva y compensatoria para hacer frente a las desigualdades derivadas del origen social y el estatus socioeconómico. Para ello se necesita un cambio de las políticas educativas y mayores recursos. En su conjunto supone un compromiso social por mejorar la calidad y la igualdad de la enseñanza y las condiciones del profesorado.

Por último, hay que aludir a que la exigencia de un empleo de calidad es al margen de que éste sea cualificado. Es decir, los empleos poco cualificados también deben ser seguros y con condiciones laborales y salariales justas.

Antonio Antón es profesor del Departamento de Sociología de la UAM y experto en temas laborales y sociales

La educación es fundamental para salir de la crisis actual
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