Los partidos políticos con representación parlamentaria en Aragón ya han avanzado aspectos importantes de sus programas. Estamos metidos en campaña y se ven con nitidez las diferencias ideológicas, las diferentes estrategias para salir de la crisis (lo cual está muy bien, ya vale de propuestas genéricas que pretenden contentar a todo el mundo), los distintos modelos de sociedad que se defienden.
En la derecha tenemos, como aspirante a la presidencia de la DGA, a la candidata popular, Luisa Fernanda Rudi, que se presenta como parte del sector más conservador del PP y defiende sin complejos, como su colega madrileña, bajada de impuestos, recorte de la Administración (cuanto menos gobierno mejor, más posibilidades de negocio), austeridad y, como corolario, el debilitamiento de los servicios públicos y los sistemas de protección social, del Estado del Bienestar.
No están solos los populares en la defensa de esta política, el PAR (que ha gobernado con el PSOE durante 12 años) impulsado por su presidente, José Ángel Biel, y a pesar de las tensiones internas, ha dado un giro a la derecha y puesto rumbo de confluencia con el PP con un programa económico muy similar. Todo apunta a que el viraje de los aragonesistas tiene contenido estratégico, que la estrategia de Biel a medio plazo y si los resultados electorales lo permiten, contempla la fusión de su partido con el PP en una especie de reedición de UPN.
La derecha aragonesa se reagrupa y apuesta fuerte presentando su perfil más nítido, más conservador. Esto al menos tiene una ventaja, los aragoneses sabemos lo que nos espera si consiguen llegar a gobernar: someterse a los intereses del capital, incrementar las desigualdades, debilitar lo público… Las mismas recetas que han llevado a la crisis. Espero que sepamos reaccionar y que no nos pase como a los portugueses, que han descubierto el verdadero rostro de la derecha demasiado tarde.